Cuando la informática cura
La tecnología empieza a liberar de burocracia el lento aparato de la sanidad
Cuando en 2005 los gallegos pusieron fin a 16 años de fraguismo, el país más envejecido de Europa vivía exasperado por las colas en la sanidad pública, sólo un médico del Sergas practicaba abortos, las urgencias se saturaban cada invierno con el azote de la gripe y los médicos de cabecera perdían un 40% de su jornada en papeleos. Desde entonces se ha descubierto que hay facultativos en todos los hospitales públicos dispuestos a interrumpir embarazos y se ha iniciado una tímida reducción de la burocracia que ahoga a los doctores, gracias a la tardía llegada de la informática. Pero las quejas por las listas de espera persisten y los colapsos en urgencias siguen siendo un clásico invernal.
El servicio de salud es en Galicia un gigante con 33.000 empleados y 26 millones de consultas que se mueve con lentitud y torpeza. Los responsables de la política sanitaria del bipartito esgrimen que los cambios introducidos en el sistema "privatizador" que levantó el PP son "estructurales" y que los ciudadanos tardarán un tiempo en percibirlos. Para defender su gestión, la conselleira de Sanidade, la socialista María José Rubio, recurre a lo que pudo haber sido: "Si el PP hubiera seguido gobernando, los 400 millones de deuda que nosotros hemos saneado se habrían duplicado y tendríamos el modelo madrileño de sanidad: un sistema privatizador, descapitalizado y con profesionales en precario".
Para espabilar al mastodonte del Sergas, el equipo de Rubio se propuso conseguir que los enfermos entren en él por la puerta del ambulatorio y abandonen el tradicional atajo de las urgencias. Sanidade pactó con sindicatos y asociaciones profesionales una reforma de la atención primaria que multiplica las atribuciones de los médicos de cabecera para que los pacientes no sean derivados a un especialista a la primera de cambio.
Pero las mejoras acordadas no culminarán hasta 2011. Ahora los médicos de cabecera ya pueden pedir pruebas como ecografías y TAC y a finales de año dejarán de cubrir recetas de papel. Este último cambio les evitará a los enfermos crónicos el continuo peregrinaje a los ambulatorios, ya que su farmacéutico será el que se comunique con el doctor a través del ordenador para controlarle la medicación.
Manuel Martín, presidente de la Asociación Galega para a Defensa da Sanidade Pública, aplaude que el bipartito destine a la sanidad un 34% más de fondos que la Xunta del PP y que este incremento se haya empleado en contratar más personal y dotar de mejores infraestructuras a hospitales y ambulatorios. Lo que disgusta a Martín es que Sanidade haya dejado entreabierta la puerta a la privatización de servicios y destaca, por ejemplo, la contratación de una empresa para gestionar las citas por teléfono.
Las sacudidas para espabilar al gigante Sergas han sido, para los sindicatos, demasiado "tibias". Según María Xosé Abuín, el departamento de Rubio "no se atrevió a hacer algunas de las cosas que prometió", como poner a funcionar las consultas y quirófanos de los hospitales por las tardes. "Hubo avance pero poco", señala, "se hicieron cosas importantes pero bajo presión sindical".
Las propuestas de los partidos
- PP. Garantizar por ley una espera máxima de 45 días para consultas y pruebas diagnósticas y de 60 para operaciones. Unidades especiales para atender a las mujeres.
- PSdeG. Reducir a 30 y 50 días respectivamente la espera para consulta y operaciones. Acceso sin demora a tratamientos de fertilidad. Programa de atención a las demencias.
- BNG. Pacto para consensuar el sistema de información de listas de espera. Potenciación de los puntos de atención continua. Mayor control de los conciertos con centros privados.
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