Irisarri inaugura la mitad de la plaza de España tras ocho años de obras
La oposición en Ferrol lo acusa de "secuestrar informes" para adjudicar un 'spa'
Corporación tras corporación, a la plaza de España la persigue una polémica sin fin. El alcalde de Ferrol, Vicente Irisarri, inauguró ayer la superficie de la plaza después de ocho años de obras y controversias que se convirtieron en su particular "pesadilla".
Lo hizo acompañado por centenares de vecinos, pero con el plante de toda la oposición, que cuatro horas antes acusó al regidor de "mentir y secuestrar informes desfavorables" para adjudicar irregularmente un spa en el subsuelo. Fue una inauguración sólo a medias. A la plaza, cuajada de cemento y todavía incompleta, le quedan flecos pendientes.
El más complejo está bajo la superficie, donde se construyeron dos plantas diseñadas para albergar un centro deportivo con spa cuya obra y explotación Irisarri aspiraba a adjudicar el jueves a la unión de empresas Supera 2016-Construcciones San José. La oposición tumbó el proyecto y acusó al regidor socialista de llevar a pleno una propuesta que era "una flagrante ilegalidad", y argumenta que las tarifas que propone la empresa para cobrar a los usuarios están por encima de lo que permite la ordenanza municipal.
La conflictiva urbanización ha consumido más de 17 millones de euros
Le ha costado el gobierno a dos alcaldes y una denuncia a Juncal
La reapertura de la superficie, "el primer capítulo de la plaza", como lo resumió el alcalde, quedó empañada por las durísimas acusaciones vertidas por los cuatro grupos de la oposición (PP, IU, BNG e Independientes por Ferrol) que airearon "las prácticas antidemocráticas" del regidor. En menos de siete días, Irisarri, que gobierna en minoría con nueve ediles en una corporación de 25, llevó dos veces a pleno la propuesta para adjudicar el spa. Concurrían dos empresas: Supera 2016-San José e Ingesport, que quedó excluída por incumplir el pliego de condiciones.
En el primer pleno, la oposición requirió dos infomes más antes de votar y la propuesta se retiró. El debate se retomó el pasado jueves. El alcalde argumentó que sólo disponía de un informe del interventor y la oposición lo acusó de ocultar un segundo informe desfavorable. PP, IF e IU (ex socia de Irisarri) sumaron 13 votos para rechazar la propuesta con la abstención del BNG.
Ayer, la oposición en bloque comparecía para mostrar el segundo documento, un informe jurídico fechado el mismo día del pleno que concluye que si bien las tarifas "no se ajustan" a la ordenanza fiscal, la "tramitación del expediente cumple con el procedimiento legal". Irisarri negó tajantemente las acusaciones de la oposición. "El alcalde no se guarda nada", manifestó. Defiende la transparencia de un proceso "impecable" para rentabilizar los sótanos de la plaza de España frente a las "difamaciones e injurias" de una oposición empeñada en "destruir" al gobierno local.
A gritos, agradeció a vecinos y comerciantes su "paciencia" por ocho largos años de obras en una ceremonia modesta y con la música de la banda de fondo. Los casi 20.000 metros cuadrados de superficie de la plaza son ahora una planicie de adoquines salpicada de limoneros y bancos, con parque infantil y una pasarela de madera.
En el medio, dos pequeños edificios para una futura cafetería aún sin adjudicar y restos de las vallas metálicas y contenedores de obra. Faltan por urbanizar 978 metros cuadrados de plaza, que será el tejado del futuro gimnasio municipal, cuya adjudicación ha quedado aplazada.
La reforma de este espacio, puerta de entrada a la ciudad, se inició en julio de 2002 con la retirada de la estatua ecuestre de Franco, que hacía las funciones de rotonda. La obra, que se planteó para soterrar el tráfico y peatonalizar la plaza, fue derivando en un caótico desastre urbanístico con el que tuvieron que lidiar tres corporaciones de distinto signo político: BNG, PP y PSdeG. Cada gobierno presentó su propia propuesta, culpó al anterior de las deficiencias y deshizo parte de lo que ya había sido ejecutado.
En 2003 el PP modificó el proyecto ideado por el BNG sobre el papel y acabó por construir junto al aparcamiento subterráneo un túnel muy estrecho que no permite el giro en todas las direcciones. Para financiar una obra que se alargaba más de lo deseado, PP e IF adjudicaron a Abeconsa la construcción de un edificio de 21 metros con fines privados que la Xunta del bipartito paralizó en 2007. Bajo rasante, quedaron los cimientos del inmueble y dos plantas de 4.500 metros cuadrados para albergar un spa y un centro deportivo.
El PSOE de Irisarri "heredó" la obra tras las últimas municipales y pidió ayuda a la Xunta para indemnizar con ocho millones de euros a la constructora por parar la intervención. Presionado por las críticas, el equipo de Irisarri encargó un nuevo diseño para la superficie, que adjudicó a Cosma por 1,3 millones, y retiró todo el mobiliario de color óxido que espantaba a los vecinos. En total, la vorágine de la plaza ha consumido más de 17 millones de euros en ocho años de trabajos intermitentes y decenas de horas de debate plenario. Le ha costado el gobierno a dos alcaldes y una denuncia por presunto delito urbanístico al popular Juan Juncal y su corporación que fue archivada por el Supremo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.