Feijóo nombra a los 'superdelegados' y relanza el área metropolitana de Vigo
El presidente desaira a Baltar y designa en Ourense a su rival Rogelio Martínez
Medio centenar de altos cargos suprimidos por decreto para ahorrar cuatro millones de euros ya este año, que serán 15 al final de la legislatura. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, avanzó ayer un nuevo paso en el régimen de "adelgazamiento" que ha impuesto a la Administración. Se caen 49 de los 54 delegados provinciales del bipartito, con sus respectivos chóferes y coches oficiales. Su trabajo lo asumen en el nuevo Gobierno cinco superdelegados, uatro en las provincias y uno para la comarca de Vigo, que agrupará a la mayor ciudad de Galicia junto a los 13 municipios integrados en el proyecto de área metropolitana que diseñó hace ahora cuatro años el Gobierno de Fraga y que Feijóo se propone relanzar.
La Xunta no puede competir con otras comunidades al fichar altos cargos
Todos los mandos intermedios de Cultura siguen todavía vacantes
Al frente de la oficina de la Xunta en Vigo, el presidente sitúa a Lucía Molares, concejal en la actualidad y persona de confianza de Corina Porro. La edil abandona el consistorio para representar al Gobierno gallego en su ciudad y también en Nigrán, Gondomar, Baiona, Fornelos de Montes, Pazós de Borbén, Mos, O Porriño, Redondela, Salceda de Caselas, Soutomaior, Salvaterra de Miño, Cangas y Moaña. El propio presidente avanzó que la estructura administrativa es el primer paso para la constitución del área metropolitana de Vigo según el esquema que siempre defendió el PP, que entierra, a su vez, el modelo del bipartito, proclive a integrar en la misma estructura también a los municipios del entorno de Pontevedra. La representación en el resto de la provincia recae sobre el alcalde de Cambados, José Manuel Cores Tourís.
El superdelegado de Ourense es otra apuesta personal de Feijóo, que se ha decantado por el alcalde de Arnoia, Rogelio Martínez. El presidente gallego vuelve así a hacer oídos sordos a las exigencias del barón ourensano, José Luis Baltar, quien había postulado para el puesto al parlamentario autonómico, Rosendo Luis Fernández. Horas después de que Feijóo agradeciese a los suyos, otra vez más, la independencia con la que lleva a cabo sus nombramientos - "el PP es una cosa y el Gobierno, otra"-, el propio Baltar admitió que Martínez no era "el primero en su lista, aunque tampoco el último".
Hace sólo unas semanas, el regidor de Arnoia, vicepresidente en la Diputación de Ourense, se atrevió a reclamar públicamente el relevo del sempiterno Baltar. Ahora se prepara para dirigir una especie de contrapoder en la provincia, el que le otorga la representación del Gobierno gallego ante los municipios y los ciudadanos, un papel que el presidente provincial siempre se había arrogado para sí.
La delegación territorial de la Xunta en A Coruña, que cuenta con una unidad adscrita en Ferrol, la encabeza Diego Calvo, diputado en el Parlamento y mano derecha del presidente provincial del PP, Carlos Negreira. La diputada Raquel Arias, ex alcaldesa de Sober, será, en contra de la opinión del presidente provincial del partido, Xosé Manuel Barreiro, la superdelegada en Lugo.
Con el nombramiento de los cinco superdelegados, Feijóo cierra la primera línea de un Ejecutivo a su medida. Más problemas está encontrando Feijóo para completar los puestos intermedios. Ayer designó a otra media docena de directores generales que no llegan ni mucho menos a completar el organigrama de la Xunta. El propio presidente admitió que el 15% de los altos cargos siguen en el aire, después de que algunas personas rechazasen su ofrecimiento "por razones económicas o de incompatibilidades". Feijóo lamentó las "diferencias salariales" que pagan a sus altos funcionarios otras comunidades autónomas con las que la Xunta no puede competir.
No es el único inconveniente que alegan algunos de los elegidos para puestos intermedios en la nueva Xunta. La Consellería de Cultura, que preside , Roberto Varela, no ha hecho ni un sólo nombramiento desde hace 20 días. Las posiciones que el Partido Popular mantuvo en campaña sobre el gallego han disuadido a algunos profesionales independientes que han rechazado ofertas de la nueva Xunta. Las direcciones generales y la secretaría general siguen vacantes, incluida la de Turismo que deberá preparar en sólo unos meses la programación del Xacobeo. La diputada Carmen Pardo, sustituta de Luis Carrera, como cabeza de cartel en la provincia de Ourense, sigue dando largas al partido. Otra patata caliente, la Secretaría Xeral de Normalización Lingüística, integrada ahora en la Consellería de Educación, también espera inquilino.
Como la secretaría general de Comunicación, responsable de las relaciones con los medios. El casting continuo de Feijóo busca además un director general para CRVTV, un cargo que el presidente de la Xunta, pretende pactar al menos con el PSdeG, para que lo designe el Parlamento.
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