Cheques de conocimiento
Miles de personas intercambian ocupaciones y servicios a través de los 'bancos de tiempo'
Si el tiempo es oro, ya es posible conseguirlo sin intereses. Miles de asociados a los bancos de tiempo ganan ocio, servicios y conocimientos gracias a una experiencia surgida en Canadá en los años 90 que se coló en Europa por la puerta de Italia. Ahora llega a Galicia, a través de una ley que permitirá a los ayuntamientos ejercer de distribuidores del tiempo libre de los ciudadanos que deseen acceder a una innovadora fórmula de intercambio.
Una inmigrante que da clases de cocina marroquí a cambio de lecciones de español, alumnos de informática que pagan a su profesor llevándole a sus hijos al colegio, una catalana que pasea a un disminuido físico a cambio de clases de corte y confección de una tercera persona... No hace falta que el intercambio sea directo: los usuarios de los bancos de tiempo se inscriben y prestan sus servicios, que pueden ser correspondidos por otros asociados. "Se trata de que distintos grupos de personas intercambien su tiempo para prestar servicios de lo más diverso", explica María Debén Alfonso, delegada de la Consellería de Traballo en A Coruña y coordinadora de la primera jornada de bancos de tiempo, que ayer reunió en Santiago a algunos de los principales especialistas del mundo en la materia.
La Ley del Trabajo en Igualdad promoverá en Galicia el trueque de servicios
Josefina Altés es una de las personas que mejor conoce estos centros de intercambio, implantados en Barcelona a través de la organización que preside, la Asociación Solidaridad y Familia, que coordina bancos de tiempo en seis ayuntamientos españoles. "Los asociados ponen a disposición del grupo listas de tareas que pueden ofrecer y unas horas determinadas de tiempo; a cambio, reciben la dedicación del mismo número de horas en otros servicios que necesitan del resto del colectivo", explica.
El acceso masivo de las mujeres al mercado laboral está íntimamente ligado a este tipo de intercambio. "De repente, las mujeres tenían que trabajar fuera de casa y continuar con labores domésticas. Se produjo un choque importante, porque se comenzaron a comprobar las dificultades que entrañaba conciliar la vida familiar y laboral", precisa María Debén Alfonso. "Hoy ya no es una cuestión sólo de mujeres. La inmigración ha supuesto otro gran empujón para este tipo de intercambios, y ahora Internet y los jóvenes también están apurando todas las posibilidades que abre una experiencia de este tipo", añade Josefina Altés, que también participa en la jornada inaugurada ayer por el conselleiro de Traballo, Ricardo Varela.
En Galicia, los bancos de tiempo recibirán cobertura legal. En las próximas semanas, el Parlamento gallego comenzará la tramitación de la Ley del Trabajo en Igualdad de las Mujeres, por la que Traballo financiará la puesta en marcha de este tipo de iniciativas en los ayuntamientos. La ley, aprobada en octubre por el Consello de la Xunta, pretende equilibrar los usos del tiempo libre de que disponen los hombres y las mujeres, poniendo en valor un bien tan escaso como es el tiempo, "especialmente el de las mujeres, por lo general infravalorado", según la consellería.
Serán los ayuntamientos los encargados de gestionar las bases de datos de los interesados en acceder a los bancos de tiempo, incompatibles por definición con retribuciones económicas En sus archivos quedarán registradas la disponibilidad horaria y las actividades de interés de la oferta. Los servicios municipales se encargarán de poner en contacto la oferta con la demanda. La consellería correrá con los gastos y contratará a desempleados para que los gestionen.
Los ayuntamientos de A Coruña, Lugo y Ourense serán los primeros en poner en marcha el sistema, de forma experimental mientras la ley entra en vigor. El italiano Alessio Forgelli, de la Diputación Provincial de Turín, garantiza los resultados: "Sólo en nuestra demarcación andamos ya por los 1.000 socios, y seguimos creciendo". Como en el caso de la Asociación Solidaridad y Familia, las mujeres son el núcleo duro del banco italiano, pero eso está cambiando. También en Portugal, adonde llegó la idea vía Barcelona.
"Vimos la experiencia de la asociación que dirige Josefina Altés y la importamos. Ahora llegamos a 1.800 asociados y estamos probando incluso con bancos de tiempo para escolares", relata Manuela Afonso, de la Asociación O Graal. A la experiencia de todos ellos acudieron ayer representantes de ayuntamientos e instituciones de toda Galicia, interesados en extender los primeros cheques de conocimientos.
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