Rita Barberá acentúa su apuesta por la Valencia de los grandes eventos
Carmen Alborch ofrece una oposición socialista crítica y con structiva a la mayoría del PP
El gobierno de Rita Barberá caminará por la senda marcada en el último mandato. La alcaldesa de Valencia, tras jurar ayer el cargo en la sesión de constitución de la nueva Corporación de Valencia, apostó por grandes eventos y proyectos que conviertan a la ciudad en una de las "más importantes del mundo" y 120 "nuevos equipamientos de calidad". El pleno municipal, por primera vez sin representación de Esquerra Unida, quedó conformado por los 21 concejales del PP y los 12 del PSPV-PSOE, cuya portavoz, Carmen Alborch, ofreció diálogo y crítica constructiva contra la desigualdad en la Valencia "dual".
La alcaldesa pedirá que se declare L'Albufera patrimonio de la humanidad
Tras la tradicional foto con la vara de mando, Barberá se puso las gafas en un gesto habitual que avanzaba un discurso continuista, salpicado de citas del humanista Lluís Vives. En el arranque de su quinto mandato, la alcaldesa prometió de nuevo gobernar para "todos los valencianos" antes de recordar las coordenadas fijadas en el último mandato y que convergen en la que gusta llamar la "nueva Valencia" a la que "nada" detendrá. Barberá reivindicó para la ciudad el título de "gran capital del Mediterráneo" y de "potencia europea". La Valencia de los eventos emergió así con la marina portuaria o la nueva "centralidad" del litoral, que convoca "a los más veloces en la mar y en tierra firme", en referencia a la Copa del América y la fórmula 1.
Barberá incidió en la idea de "culminar" el nuevo Mestalla y la prolongación de Blasco Ibáñez por El Cabanyal, el Parque Central o el Bioparc, y anunció como una de sus primeras medidas la promoción de L'Albufera como patrimonio de la humanidad, prevista en su programa. Los barrios, con 120 nuevos equipamientos, "seguirán siendo objetivo esencial de la acción municipal", así como la vivienda y el empleo, aseguró. Al Gobierno brindó y exigió colaboración; al presidente del Consell, Francisco Camps, presente en el acto, le garantizó ayuda y su "cariño".
La portavoz socialista, Carmen Alborch, se estrenó en el hemiciclo con la firme intención de afrontar el reto más "apasionante" de su trayectoria política, y de responder a los ciudadanos con una oposición "crítica y constructiva". Alborch lamentó la "pérdida de pluralismo" por la salida de Esquerra Unida -también anotada por Barberá- y tendió la mano a políticos y ciudadanos para que en el pleno "sean atendidas el mayor número de voces". En ese sentido, abogó por la transparencia en la gestión municipal y en lo que "hace y deshace" el PP, y pidió participación ciudadana y debate en los proyectos estratégicos. Alborch insistió en que en Valencia "es patente una dualidad en la ciudad, con desigualdades perceptibles entre barrios y gentes". Con sus propuestas, los socialistas esperan contribuir al desarrollo "armónico".
Las críticas a la ciudad dual no gustaron a Barberá, que aprovechó para clavar un primer aguijón a la portavoz socialista. Alborch la invitó a tomar la palabra al final de su discurso y a la cortesía respondió Barberá muy seca que era el turno del portavoz popular, Alfonso Grau. Éste aportó el punto de dureza previo al discurso más institucional de la alcaldesa.
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