Rajoy y Camps rescatan el fantasma de los países catalanes ante las elecciones

Mariano Rajoy y Francisco Camps desempolvaron ayer el fantasma de los países catalanes y lo agitaron como un espantajo para advertir de lo que puede pasar si la izquierda es mayoritaria en la Comunidad Valenciana tras las elecciones autonómicas. Frente al "radicalismo, el republicaninso, la supresión de las diputaciones o los países catalanes", el PP se presentó como el partido de la estabilidad y la normalidad porque, como dijo su líder nacional, los populares son "gente normal, sensata y equilibrada". Y el presidente de la Generalitat es, además, un "fenómeno".

Su llegada fue fría y discreta. Muchos fotógrafos y sólo tres concejales del PP en el Ayuntamiento de Elche recibieron a Mariano Rajoy, presidente nacional del PP, que vino acompañado por el presidente de la Generalitat, Francisco Camps. El PP escogió un tradicional feudo socialista, donde la izquierda gobierna desde las primeras elecciones democráticas y ciudad en la que las tensiones entre las distintas facciones del PP han llegado incluso en varias ocasiones a los tribunales, para arrancar su precampaña.

La comparecencia ante los medios de comunicación, previa al almuerzo, sirvió para que los mandatarios del PP advirtieran de que los gobiernos "tripartitos son una máquina de generar conflictos" y que cuando uno se "alía con los radicales", dijo Rajoy, "tenemos radicalismo y países catalanes".

El líder del PP animó a sus candidatos a "gobernar y no crear problemas", y como están haciendo con el Estatuto Catalán que tiene varios recursos en los tribunales y que "sólo apoyó el 35%" de los catalanes. Camps y Rajoy, tras atender a los medios, dieron un paseo por el centro de Elche arropados por un amplio elenco de altos cargos de la Generalitat que se iban sumando a la comitiva a medida que sus agendas lo iban permitiendo. Visitaron una farmacia, una panadería y la basílica de Santa María. José Joaquín Ripoll, presidente de la Diputación, se sumó a ellos en la Glorieta junto a una nutrida representación de cargos del PP y Modesto Crespo, presidente de la patronal Coepa. El momento más tenso fue cuando en el camino tropezaron con Manuel Ortuño, ex delegado del Consell, y uno de los detonantes de las mil crisis que ha tenido el PP en Elche. Respetuosamente besó a la candidata, Mercedes Alonso, saludó al resto de autoridades y se sumó a la comitiva. En el restaurante El dátil de Oro llegó el turno de los discursos. Francisco Camps recordó como los socialistas, y en concreto José Luis Rodríguez Zapatero, votaron en dos ocasiones "contra los intereses de Elche", en una ocasión fue para la creación de la Universidad Miguel Hernández y otra contra el trasvase del Ebro. "Pero no os preocupéis, porque en un año acabarán los problemas, tendremos agua, AVE, más seguridad y reconocerán que somos un millón más de valencianos", dijo Camps que situó a Rajoy a un paso de la Moncloa. El presidente nacional del PP, con un auditorio hambriento y cansado tras el largo discurso de la candidata Mercedes Alonso, optó por insuflar ánimo a los presentes y augurar que "vamos a ganar las próximas elecciones municipales" mientras que otros "se esfuerzan a ver si logran hacer una coalición". Rajoy explicó que la mayoría de la gente quiere en el gobierno a gente "normal, sensata y equilibrada", en referencia a su oferta electoral. "Aquí no estamos para coaligarnos con aquellos que defienden el republicanismo, la supresión de las diputaciones, los países catalanes, subir los impuestos o suprimir el trasvase del Ebro". Esas alianzas, para Rajoy, fracasaron en Baleares y están fracasando en Cataluña, Galicia y Cantabria. Para Rajoy en estos momentos en política existen dos modelos "el de la estabilidad y seguridad del PP, y el del radicalismo del resto de fuerzas políticas" que sólo buscan que el PP no gobierne.