El Consell Valencià de Cultura propone suprimir el 'bou embolat'
El informe del CVC vota por limitar el 'bou al carrer' a pueblos con esa tradición
El espectáculo taurino del bou embolat somete al animal "a un dolor innecesario y su agonía se prolonga para divertimento del público". Así lo cree el Consell Valencià de Cultura (CVC) y por eso sus miembros votaron ayer a favor de un informe que propone la supresión de esta modalidad en la que se sujetan a los cuernos de los toros unas bolas de fuego y se les cita en plazas y calles de cientos de municipios de la Comunidad Valenciana, fundamentalmente de noche para mayor espectacularidad.
La institución consultiva también recomienda limitar las fiestas de bous al carrer, espectáculos con animales sueltos por calles cerradas, a solo aquellos municipios que tengan "una tradición o antigüedad probada y continuada". Aunque el informe del CVC no es vinculante, los colectivos de defensa de estos festejos ya lo han criticado y están organizando fórmulas de protesta.
"Las fiestas no deben estar al margen de los valores de la modernidad"
"En el caso de la modalidad del bou embolat, resulta manifiesto el hecho de que el animal es sometido a un dolor innecesario y su agonía se prolonga para divertimento del público", explica el informe aprobado ayer por el CVC por mayoría absoluta, con 11 votos a favor, 3 en blanco y 4 en contra. En el caso de estos últimos, algunos de los consejeros votaron en contra por ser partidarios de una prohibición total de este tipo de festejos.
El informe propone cambios importantes en el bou embolat. "Una reforma de la práctica tradicional implicaría la supresión del embolat y su sustitución por un tipo de actividad sin bolas de fuego o con la sustitución del animal por representaciones, ya que el CVC es consciente de la gran presencia que está teniendo en los últimos años (alrededor del 80% de las fiestas)". El documento del CVC se ampara en que "las fiestas y las tradiciones, que pueden ser parte del patrimonio inmaterial, no puede estar al margen de los valores de la modernidad".
El consejero Manuel Sanchis Guarner fue ayer el más beligerante en contra del informe. "Es una fiesta condenada a desaparecer", explicó, y argumentó que tan arraigados están los toros como la caza del zorro en Inglaterra: "Yo nunca he visto al Rey matar un toro pero allí la reina cazaba el zorro y finalmente la han prohibido". En su voto particular, avalado por algunos consejeros, propone limitar todos los festejos taurinos a recintos cerrados para no obligar a los vecinos a sufrirlos en sus calles. Pero solo como mal menor: "Si dices de prohibir la fiesta te masacran vivo". Por eso no ve viable la propuesta del informe de que dos voluntarios de asociaciones protectoras de animales estén presentes. "Como protesten se los cargan".
Mientras, los defensores de los festejos están indignados. Alberto de Jesús, director de la revista Bous al carrer, aseguró ayer que hay un millón de valencianos aficionados, defendió su antigüedad y aventuró que en diciembre en Quartell protestarán. De hecho, se celebran unos 2.700 festejos cada año. Según explicó, hay unos 50 ganaderos con 20 o 30 toros cada uno adiestrados desde pequeños y acostumbrados a ser embolados, ya que salen a plazas unas 30 o 40 veces al año durante los 12 o 14 años de su vida. Y aseguró que el embolado se ha estudiado para que no haga daño a los animales.
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