Anarquistas ucranios toman las armas contra la invasión rusa
EL PAÍS acompaña a varios de estos activistas en el batallón al que también se han sumado antiautoritarios y antifascistas
Vilka y Step [alias de dos jóvenes activistas ucranios] reciben a EL PAÍS en un taller mecánico en la provincia de Lviv, región ucrania limítrofe con Polonia. El reportaje en vídeo que acompaña esta noticia muestra que acaban de recibir un cargamento de manos de tres compañeros polacos. Una furgoneta acaba de cruzar la frontera cargada de cajas que contienen, sobre todo, medicinas, material quirúrgico y elementos de protección antibalas. También hay generadores eléctricos, bidones de gasolina, compresas… Son bienes comprados por colectivos anarquistas de Polonia, Alemania y Holanda, y van destinados al Comité de Resistencia, el batallón formado por militantes anarquistas, antiautoritarios y antifascistas. El Comité de Resistencia es parte de las Unidades de Defensa Territorial, la milicia formada por civiles auspiciada por el ejército ucranio. La mayoría de las unidades de defensa se forman con un criterio geográfico: por pueblos, por barrios, incluso por calles en las ciudades más grandes. Aunque la mayoría de quienes forman estas unidades no comparten la ideología de Vilka y Step. Estos creen que la autoorganización y la autonomía por la que se rige la milicia encaja como un guante con sus ideas anarquistas. “La idea de los anarquistas que participan en la lucha armada es que no luchan por el Estado de Ucrania, sino por la gente de Ucrania”, afirma Vilka.
Desde 2014, los movimientos de extrema derecha han sabido rentabilizar la guerra en las provincias de Lugansk y Donetsk para aumentar su poder y su influencia. El Batallón Azov, formado por neonazis en forma de milicia, es ahora un regimiento integrado en el ejército regular que sigue utilizando simbología nazi. Sin embargo, Vilka y Step creen que, a diferencia de 2014, en la guerra de 2022 hay tanta gente diversa que ha tomado las armas en las unidades de defensa territorial que la influencia de los grupos de extrema derecha ha quedado diluida. Siguen existiendo, pero su influencia es menor, según Vilka. Es una idea compartida por otras soldadas entrevistadas por EL PAÍS en reportajes anteriores. La existencia de milicias de extrema derecha es utilizada por Rusia para calificar como nazi a la totalidad de las unidades militares ucranias. Step considera que Vladímir Putin hace un uso torticero del antifascismo. “Son falsos antifascistas que encarcelan a los verdaderos antifascistas de su país. En Rusia hay una feroz represión contra toda la oposición, también contra los anarquistas. Muchos de nuestros amigos están en la cárcel y muchos rusos se habían refugiado en Ucrania para escapar del régimen de Putin”, dice Step.
El anarquismo no es nuevo en Ucrania. Aquí, hace un siglo, el Ejército Negro de Nestor Majno creó una federación de comunas campesinas que se extendió por el sureste de Ucrania, la costa del mar Negro y la península de Crimea. Fue el territorio “sin Dios ni amo” más grande de la historia contemporánea. Aunque no hay una continuidad histórica con los majnovistas, los movimientos anarquistas ucranios se inspiran en ellos, como también en la CNT española y su papel en la Guerra Civil. Entonces, España recibió a miles de voluntarios que formaron las Brigadas Internacionales. Ahora, el Comité de Resistencia ha hecho un llamamiento para que anarquistas y antifascistas de otros países se unan a su lucha en Ucrania. En su canal de Telegram tienen un formulario para unirse a su batallón en el frente de Kiev. “El régimen actual de Rusia es similar al fascismo y sufriríamos mucho más bajo ese régimen homofóbico, sexista y xenófobo. Además, nuestra identidad nacional también es importante”, proclama Vilka para explicar por qué los colectivos libertarios han decidido responder con las armas a la invasión rusa.
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