Vuelve ‘Luz de luna’: el motivo por el que muchas de las series clásicas favoritas no están en plataformas

Por Navidad, Filmin saldará una cuenta pendiente de las plataformas y recuperará Luz de luna, serie legendaria que todavía no había hecho el salto al streaming. Pero cuando la compañía hizo el anuncio del estreno, los insaciables comentaristas se lanzaron a pedir: “Me falta Remington Steele y sería feliz”, escribía uno; “Ojalá algún día, Cosas de casa”, terciaba otro; “Hacedme feliz completamente y haceos...

Por Navidad, Filmin saldará una cuenta pendiente de las plataformas y recuperará Luz de luna, serie legendaria que todavía no había hecho el salto al streaming. Pero cuando la compañía hizo el anuncio del estreno, los insaciables comentaristas se lanzaron a pedir: “Me falta Remington Steele y sería feliz”, escribía uno; “Ojalá algún día, Cosas de casa”, terciaba otro; “Hacedme feliz completamente y haceos con Fama y Canción triste de Hill Street”, insistían; “Falta Cheers”, “Añadid Will & Grace y Absolutamente fabulosas”, “¿Qué tal veríais recuperar Corrupción en Miami?”. Muchas de ellas nunca han estado disponibles.

“Ojalá fuera tan sencillo. Hay muchas demandas y exigencias en la negociación hasta dar con un estreno como este. Muchas peticiones son inviables”, responde por teléfono a EL PAÍS Jaume Ripoll, director editorial de Filmin. De hecho, para conseguir Luz de luna su equipo ha estado negociando 14 meses con Disney, desde octubre de 2023. “Era una serie audaz y magnífica para su momento, pero también importaba la restauración. Si no se ha hecho ese trabajo en origen, no tendría sentido, porque el espectador pide una buena definición de imagen”, explica: “Al lanzarla ahora es una serie nueva, no estaba en ningún sitio”. El clásico de los ochenta por fin llegará el 25 de diciembre para que un nuevo público descubra la tensión sexual más legendaria de las series, la de estos detectives de Bruce Willis y Cybill Sheperd.

Se estrenará, eso sí, solo en versión original, porque en la negociación entró uno de los grandes problemas por el cual muchos éxitos de la televisión tradicional no han saltado a plataformas: la música. “El doblaje que se hizo no es válido porque la pista está pegada a las músicas y alguna se ha cambiado para poder emitirla. Intentamos cuadrarlo, aunque no se pudo”, cuenta Ripoll. Hay temas musicales y sonidos que se han adaptado, porque cuando se emitía en los ochenta nadie pensaba en firmar un contrato para explotar esas canciones en DVD. Y mucho menos, en plataformas. Renegociar cada pieza musical de una serie empapada por melodías le hacía tener un coste prohibitivo, tanto que hasta 2023 no pudo emitirse en streaming en EE UU. Lo cantado por los protagonistas y las músicas que eran críticas en el argumento se respetaron; sin embargo, las ambientales en bares o clubes nocturnos han sido sustituidas. Y, claro, en el doblaje español siguen escuchándose.

La música es uno de los escollos por el que ciertas series no llegan a plataformas. Es algo especialmente notable, por ejemplo, en Ally McBeal, que no está disponible por el calvario que supone obtener las licencias. La música era esencial en sus tramas, y Vonda Shepard y el resto del elenco cantaban en el Bar Martini algunos de los grandes éxitos de la historia. Esos derechos no son baratos ni uniformes. Es una serie carísima. Lo mismo ha pasado con Miami Vice y su pop contemporáneo, Freaks and Geeks y su rock ochentero o la animación de Daria y Beavis and Butthead. Para lanzarla en DVD, Aquellos maravillosos años tuvo incluso que dejar fuera al mítico Joe Cocker de su cabecera. Cuando Disney+ en España estrenó un remake de la serie, decidió ni siquiera traer la antigua, ni con Cocker ni sin él. Tampoco Netflix ha recuperado Aquellos maravillosos 70 ni Padres forzosos al producir sus continuaciones. Demasiadas negociaciones para un producto que iba a dar poco beneficio, aunque sí muchos minutos de visionado.

Ripoll menciona otras como Homicidios (el germen de The Wire), La dimensión desconocida o Alfred Hitchcock presenta como cuentas pendientes personales. Eso sí, hablando desde una plataforma, lo ve inviable: “El coste de comprarlas es muy elevado, y dudo que haya tanto público para justificarlo. ¿Con la cantidad de series que tenemos en la actualidad, hay suficiente gente para este viaje? Son muy pocas las ficciones con las que ocurre. La gente dice ‘la veré’, pero ¿la verás o se quedará en la lista de pendientes? Somos víctimas de la cantidad de oferta”.

Demasiado coste, y arduas negociaciones con gigantes de Hollywood, y todo para que nunca sea lo más visto de la semana.Porque, además, cuando lo consigues, solo vendrá en un paquete con una venta en la plataforma solo por un periodo limitado de tiempo, como pasó con Yo, Claudio o Halt and Catch Fire. El mismo problema se aplica a clásicos como Sensación de vivir, Boston Legal, Chicago Hope, Oficina de infiltrados, Saturday Night Live (con algunas de las actuaciones musicales más icónicas de la televisión) o Sigue soñando, primera serie de HBO. Ni hablar ya de Embrujada o La chica de la tele, ya que, como el cine clásico en plataformas, la tele más antigua ni se contempla. Ninguna está disponible. Es más, a veces ni siquiera se sabe bien quién tiene los derechos, por desaparición de distribuidoras, cambios de manos y otras especificaciones contractuales. Es una selva.

Al final, la respuesta de por qué no están casi siempre se resume en una palabra: dinero. Tanto es así que este vacío no solo se da en clásicos, sino también con producción estrenada recientemente. En mayo de 2023, por ejemplo, Disney+ eliminó muchas de sus series estrenadas en exclusiva en su plataforma. El objetivo era reducir los costes por tenerlas en emisión y tratar de sacar dinero al venderlas al por mayor o en paquetes a la competencia. La continuación de Willow, que se estrenó a bombo y platillo solo un año antes, desapareció sin dejar rastro junto a otras series poco vistas como el biopic musical Pistol, de Danny Boyle, Y, el último hombre o Somos los mejores: una nueva era. No solo las cancelaron, sino que las hicieron desaparecer de la faz de la tierra. Un limbo en el que nadie las quiere.

También Max ha hecho lo propio con series suyas, entre ellas, producciones animadas de Cartoon Network, cuando decidieron que en su estrategia los dibujos no daban los suficientes beneficios. En otros casos, el querer guardarse los derechos para su plataforma, ha dejado sin estrenar series que pertenecen a Universal como las nuevas versiones de El príncipe de Bel-Air, Salvados por la campana y la historia sobre Dwayne Johnson, Young Rock. Nunca llegaron a España pese a tener un perfil fácilmente vendible.

¿Merece la pena el esfuerzo? “Veníamos de estrenar Doctor en Alaska, y buscamos otra serie clásica con características concretas: que hubiera funcionado bien en España, que fuera popular y no de culto, y que, vista con ojos contemporáneos, hubiera gente que se animara”, argumenta Ripoll, que recomienda picotear por al menos algunos de los capítulos más míticos: “De las pocas que se nos ocurrían eran Luz de luna y Twin Peaks, aunque esa no pudo ser tras mucha negociación. Este ha sido el proceso más largo; si funciona, veremos las posibilidades de traer otras series clásicas”.

¿Y cuáles pueden ser? La guionista Isabel Vázquez lo tiene claro: quiere volver a ver a Pierce Brosnan en Remington Steele. La guionista y crítica Paloma Rando opta por Studio 60 on the Sunset Street (de los mejores trabajos del fallecido Matthew Perry), si bien nadie sabe muy bien a quién pertenecen sus derechos. Sabe que la lucha por Ally McBeal está perdida. El guionista Javier Olivares aboga porque se recuperen clásicos británicos como Warriors, Our Friends in the North, Occupation y Collision. La experta en televisión Mariola Cubells vota por Cheers. Y el productor Ramón Campos reconoce que si está Expediente X le es “suficiente”. A veces hay que conformarse con lo que sí hay, o tirar del todavía vivo DVD. Porque, aunque regresen, con las plataformas nunca habrá seguridad de que algo pueda desaparecer mañana.