El idioma español en la ciencia y la tecnología

El mundo hispanohablante está obligado a desafiar el papel de subordinación al inglés como lenguaje de la innovación y los fondos europeos son un recurso fundamental para potenciar la llamada Nueva Economía de la Lengua

Imagen del evento de Retina: El español como idioma de la ciencia y de la tecnología celebrado el pasado jueves en Madrid.Santi Burgos

La start-up madrileña Saturno Labs ha desarrollado una herramienta de inteligencia artificial (IA) que detecta el estado de ánimo de un paciente oncológico por su voz, según cuenta Cristina Gallach, comisionada especial para la Alianza por la Nueva Economía de la Lengua, que articula el PERTE (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) creado para exprimir todo el potencial del español y de las lenguas cooficiales como facto...

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La start-up madrileña Saturno Labs ha desarrollado una herramienta de inteligencia artificial (IA) que detecta el estado de ánimo de un paciente oncológico por su voz, según cuenta Cristina Gallach, comisionada especial para la Alianza por la Nueva Economía de la Lengua, que articula el PERTE (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) creado para exprimir todo el potencial del español y de las lenguas cooficiales como factor de crecimiento económico y competitividad internacional en áreas como la IA, la traducción, el aprendizaje, la divulgación cultural, la producción audiovisual, la investigación y la ciencia. Tampoco olvida los beneficios sociales, como que las máquinas que nos ayudan, y con las que convivimos, nos entiendan, hablen nuestra lengua, “y la hablen bien”, puntualiza Gallach, primera invitada en el encuentro El español como idioma de la ciencia y la tecnología, organizado por Retina con el patrocinio de Google, Cepsa como socio anual, y el impulso de Santander y Telefónica.

El PERTE cuenta con un presupuesto de 1.100 millones de euros públicos, a los que tiene previsto sumar otros 1.000 millones de euros de inversión privada. Se basa en cinco ejes estratégicos: conocimiento en español y lenguas cooficiales, inteligencia artificial en español, ciencia en español, aprendizaje en español e industrias culturales. Gallach apuesta por sacarle el máximo jugo a un patrimonio mundial de casi 600 millones de hispanohablantes, al potencial del bilingüismo en Estados Unidos o el auge del aprendizaje del español como segunda o tercera lengua. Esta pujanza ha de servir, según añade, para posicionar el idioma en el mundo digital. “Si nuestras lenguas no se sitúan en este ámbito, la distancia con el inglés se ensanchará”.

Cristina Gallach, comisionada especial para la Alianza por la Nueva Economía de la Lengua.Santi Burgos

“España y Argentina se encuentran entre los quince principales productores de libros del mundo; España, Argentina y México se sitúan entre los quince principales países productores de películas”, escribe el Instituto Cervantes en su Anuario 2021. Sin embargo, la ciencia más experimental habla inglés, y, cada vez más, chino, como constata María Blasco, directora del CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas). “Las publicaciones son en inglés en el 99% de los casos”, lo expresa.

Escasa visibilidad

A pesar de que, después del inglés, el español sigue aguantando como la segunda lengua en la que más documentos de carácter científico se publican, y de que el porcentaje de participación del conjunto de los países hispanohablantes en la producción científica mundial ha experimentado un crecimiento constante desde 1996 (si bien los datos reflejan una tendencia a la baja desde 2015), la visibilidad de la producción científica en español, salvo la de España, y la de México en menor medida, es bastante escasa en comparación con la de los países anglófonos, según el análisis del Instituto Cervantes.

Álex Grijelmo, escritor, periodista de EL PAÍS y miembro de la Academia Colombiana de la lengua.Santi Burgos

Los centros de investigación de primer nivel internacional que atesora España, el CNIO entre ellos, publican sus avances en revistas anglófonas. Y eso hay que traducirlo para que cale en la gente. “No todo el mundo tiene educación científica; es importante que la ciencia se divulgue en español, de forma entendible pero rigurosa, de manera que llegue a la sociedad información fidedigna y se eviten verdades a medias, mentiras o datos incorrectos”, defiende Blasco. Cuando, un rato después, el escritor, periodista de EL PAÍS y miembro de la Academia Colombiana de la Lengua Álex Grijelmo se suba al estrado para cerrar el evento, contará con gracia sus desventuras con los correctores automáticos y los textos predictivos, pero, sobre todo, y al hilo del quinto centenario de la muerte del sabio humanista Elio Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática castellana, abogará por un acercamiento de la comunicación a la ciencia, y de la ciencia a la comunicación.

“Nebrija fue un gran defensor del latín”, recuerda Grijelmo, cuando el latín era lo que ahora es el inglés. Leer y escribir en inglés es, dice, útil para la comunidad científica, pero también hay que relacionarse con los pacientes y con la sociedad civil que financia mediante sus impuestos las investigaciones del sector público, con quienes compran los medicamentos y con quienes leen sus prospectos. “Traducir el léxico de la ciencia a un discurso inteligible para profanos constituye un reto de nuestros días”, enfatiza.

Elea Giménez anima a subirse a la ola de multilingüismo, que “vive un momento dorado” en todo el planeta. La científica titular del CSIC y directora del grupo de investigación sobre el Libro Académico (ILIA) precisa que las ciencias humanas y sociales utilizan más el español que las experimentales. “Comunicamos en torno al 50% de nuestros resultados en libros y capítulos de libros; de ellos, la mitad están escritos en idiomas distintos al inglés, y hay muchos en lenguas cooficiales del Estado”, detalla. Los datos del Instituto Cervantes vienen a darle la razón: más del 70% de la producción científica en español se concentra en tres áreas temáticas: ciencias sociales, ciencias médicas y artes y humanidades.

De izquierda a derecha, María Blasco, directora del CNIO, y Elea Giménez, científica titular del CSIC, coordinadora de su Plataforma Temática Interdisciplinar ES_CIENCIA y directora del grupo de investigación sobre el Libro Académico (ILIA).   Santi Burgos

Uso del lenguaje propio

“De forma natural, por los temas que tratamos, de ámbito más local o regional, necesitamos de nuestras lenguas para comunicarnos con nuestros iguales”, argumenta Giménez. “Los científicos sociales hispanohablantes usamos el español y no el inglés para hablar entre nosotros”, hace notar, resaltando la importancia de que ello ocurra para el fortalecimiento de este patrimonio común. La investigadora coordina la plataforma temática interdisciplinar ES_CIENCIA del CSIC, sobre el español como lengua de comunicación científica —actualmente trabaja en un proyecto sobre terminología científica en español— y reconoce que el principal reto ha sido entenderse con colegas de otras áreas: documentación científica, edición académica, terminología, lingüística computacional, IA, tecnologías semánticas.

Tanto ella como María Blasco creen firmemente en el diálogo multidisciplinar entre ciencias sociales y experimentales, entre ética, gramática, computación. Las dos coinciden también en destacar la importancia del PERTE como acción necesaria para subrayar la importancia del idioma. “En Iberoamérica tenemos 400 editoriales universitarias publicando libros de ciencia en español y en otras lengua de la región (en España son 70), 360 editoriales en general, unas 3.000 revistas científicas. La producción de contenidos científicos en español es altísima y constituye un inmenso corpus con el que trabajar en IA, visibilizando la actividad académica en español, y haciéndola presente en el entorno digital, que es esencial”, argumenta Giménez.

Desde la izquierda, Almudena Heredero, directora de Primavera Sound Madrid, y Antonio Fernández, secretario general de DEV.Santi Burgos

Canta el mundo hispanohablante

Almudena Heredero, directora del Primavera Sound Madrid, y Antonio Fernández, secretario general de DEV (Asociación Española de Empresas Productoras y Desarrolladoras de Videojuegos y Software de Entretenimiento), representan dos industrias culturales que hablan en español y se hallan en coyunturas muy diferentes: la música y los festivales, que viven un momento brillante. “Pese a que históricamente los anglosajones han liderado el mercado, los nuevos hábitos y la música en directo han aupado a España a los primeros puestos, con festivales convertidos en referentes internacionales, como el Primavera Sound, y en un proceso de expansión”, expone Heredero. Y los juegos electrónicos, que tienen por delante la tarea de cerrar “un gap importante”, según lo expresa Fernández, entre lo que se consume (España es la cuarta potencia europea en consumo de videojuegos, según recuerda) y lo que se produce en territorio nacional. 
“Nos falla la financiación y las grandes producciones, que no llegan”, lamenta Fernández. Su asociación lleva tiempo reivindicando “la implementación de incentivos y ayudas fiscales a la inversión en producción nacional y captación de proyectos internacionales, asimilables a los que ya recibe la industria audiovisual española, que permitan poner al sector en una posición de competitividad en la producción global de videojuegos”. La buena evolución del audiovisual en general ha sido posible, en su opinión, por un ecosistema tejido entre administraciones, empresas y sector financiero, que es al que aspira la industria de desarrollo de videojuegos. 
El mundo canta en español, viene a decir una exultante Heredero, que lo interpreta en clave de reivindicación cultural. En su opinión, “puede incluso cambiar la visión que se tiene de un idioma”. No es tanto que haya música en español en el panorama internacional, porque siempre la ha habido, “aunque han sido casos individuales”, como que se trate de una tendencia mucho más general, “que no es efímera”, y llega de la mano de dos fenómenos: el triunfo de géneros como el trap, la bachata o el reguetón, considerados menores hasta hace bien poco; y el nuevo consumo de música a través del streaming. Bad Bunny lleva tres años siendo el artista más escuchado del mundo en Spotify, recuerda Heredero, que también alude al fenómeno global que es Rosalía: su música, magnífico ejemplo de cómo la frontera entre géneros musicales se diluye, será cabeza de cartel del próximo Primavera Sound. “La música latina ha roto barreras, culturales y sociales. Ya no es cutre; ahora es moderna”, subraya.

Frases

“Los Next Generation de la UE nos exigen no volver a la situación de 2019 sino situarnos en 2030. La lengua ocupa un papel transversal y tractor para abrirnos a los espacios de transformación”. Cristina Gallach, Comisionada Especial para 
la Alianza por la Nueva Economía de la Lengua.
“Los datos empíricos no son discutibles. Sus efectos, implicaciones o usos sí son opinables y están sujetos al debate”. María Blasco, directora del CNIO
“Debemos trabajar con Latinoamérica. Apuntar a objetivos globales y comunes implica coordinar a muchas instituciones de ambos lados del Atlántico”. Elea Giménez, científica titular del CSIC, coordinadora de su Plataforma Temática Interdisciplinar ES_CIENCIA y directora del grupo de investigación sobre el Libro Académico (ILIA).
“Un 50% de la producción española de videojuegos se desarrolla en Barcelona pero hay muy pocos juegos en catalán”. Antonio Fernández, secretario general de DEV.
“Rosalía es un fenómeno global y un ejemplo de que la música en español ya es considerada moderna”. Almudena Heredero, directora de Primavera Sound Madrid.
“Hemos de preguntarnos dónde va a aportar valor la tecnología a la sociedad y a la economía y, a partir de ahí, trabajar y mejorar”. Richard Benjamins, chief AI and Data Strategist de Telefónica. 
“Es importante que la IA no hable solo inglés y chino. Unos 300 millones de usuarios online se expresan en español en el mundo, eso hay que impulsarlo”. Miguel Escassi, head of Government Affairs and Public Policy, Google Spain and Portugal. 

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