Muebles de diseño que antes fueron frigoríficos

Marta Foncillas, fundadora de Revolución Limo, fabrica mobiliario de interior con plástico reciclado procedente de aparatos electrónicos y cubiertos de un solo uso. El sector incorpora cada vez más materiales de desecho a los que se les da una nueva vida

Javier A. Fernández

Las carcasas de varios frigoríficos pueden tener una nueva vida en forma de mesa de comedor. No se trata de, literalmente, tumbarlas para colocar sobre ellas la vajilla, sino de transformarlas en un nuevo y vistoso objeto gracias a la magia del reciclaje. Esta es la misión en la que se ha embarcado Marta Foncillas, fundadora de Revolución Limo, una empresa madrileña que desde 2021 fabrica muebles de diseño a partir de poliestireno reciclado, el plástico que recubre muchos de los electrodomésticos y los aparatos electrónicos que usamos cada día. “Me di cuenta de lo útil que es este material para construir mobiliario de interior y de sus ventajas para el medioambiente, porque, además de no usar nuevos recursos, da salida a nuestros residuos”, explica esta emprendedora en el vídeo que abre esta página.

En el mundo de la decoración y el interiorismo, cuenta Foncillas, el plástico reciclado se había utilizado en la confección de mobiliario exterior. Especialmente en el sector de la hostelería, destacan desde el Colegio Oficial de Decoradores y Diseñadores de Interior de Madrid (Coddim). Fue precisamente una hamaca de piscina elaborada a partir de residuos plásticos el objeto responsable de que esta malagueña de 42 años se cuestionara por qué no se usaba también para los muebles de casa. “Creo que es una falta de costumbre que nadie se hubiera lanzado a hacer mesas o sillas atractivas para interiores, pero el reciclaje no tiene por qué asociarse con algo antiestético”, argumenta.

Foncillas cree que la transformación de desechos en el mundo del interiorismo es un campo inexplorado y lleno de posibilidades: “Cuando empezamos en 2021 no encontrábamos firmas que hicieran esto, pero en este corto espacio de tiempo han empezado a surgir”.

La Asociación Nacional de Fabricantes y Exportadores de Muebles de España (Anieme) ha observado un crecimiento, aunque no dispone de cifras, en el número de empresas que cuentan con colecciones elaboradas a partir de maderas recuperadas y plásticos reciclados como el PET (el de las botellas de agua, que se deposita en el cubo amarillo cuando se desecha), además de poliestireno. Lo mismo opina Andoni Díaz, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Diseñadores de Interior: “Muchas marcas ya diseñan productos con residuos reciclados. La innovación se da, sobre todo, en los materiales de construcción, mientras que en el mobiliario está tardando más en entrar”.

En busca de un proyecto sostenible

Tras una larga carrera como abogada, Foncillas cambió de sector en 2018. Entró en la start-up de micromovilidad Lime, que en España ofrece el alquiler de patinetes eléctricos por minutos. Allí fue donde le picó el gusanillo de la sostenibilidad. “Me enseñó que se puede combinar el respeto al medioambiente con el negocio. Es como si te pusieras unas gafas con un filtro de sostenibilidad y lo ves todo de otra manera”.

Esta primera experiencia le animó a buscar su propio espacio como emprendedora, a explorar oportunidades que aunaran ese respeto por el medio ambiente con algo que ya conociera y disfrutara. Y el interiorismo era una de sus aficiones. “Siempre me había interesado. Si no encontraba la mesa que buscaba para mi casa, la diseñaba yo y encargaba su fabricación”, confiesa.

En plena pandemia, con tiempo para pensar, se lanzó a dar forma a su proyecto para el que buscó un nombre atractivo que resumiera su filosofía. “Lo de revolución viene por nuestra intención de innovar en el mundo del interiorismo, y limo, por la arcilla que dejan los ríos en sus crecidas, que es muy fértil y útil. Nosotros encontramos muchas semejanzas con el plástico reciclado, que es otra materia prima con la que se puede hacer de todo”.

Los muebles de Revolución Limo están elaborados con planchas fabricadas por la empresa holandesa The Good Plastic Company. Foncillas dio con ella tras una larga búsqueda dentro y fuera de España. Es un proveedor que recolecta carcasas de dispositivos domésticos como lavadoras, ordenadores o cubiertos de un solo uso por toda Europa, los tritura y los prensa hasta obtener un material resistente y ligero, opaco o traslúcido, que toma el color de los elementos de los que proviene. Las tablas en blanco y negro, por ejemplo, son el resultado del prensado de teclados de ordenador, secadores, calculadoras y electrodomésticos.

“Es el momento de potenciar el uso de materiales reciclados en el interiorismo. La revolución está a punto de empezar”
Marta Foncillas

Fundadora de Revolución Limo

Actualmente, cuenta Foncillas, la compañía holandesa se encuentra en trámites para obtener el certificado Cradle to Cradle, del instituto internacional con sede en Estados Unidos y Países Bajos de mismo nombre, que fomenta la economía circular mediante el análisis de los productos y los procesos de las empresas: el origen de los materiales, el consumo de agua y el uso de energía renovable, entre otros aspectos, para garantizar que se trata de una organización sostenible.

Esas planchas se trasladan hasta Tarragona, donde un taller construye artesanalmente cada mueble. Su primera colección está formada por mesas de centro y auxiliares, estanterías, bandejas y posavasos en varios colores, con precios que van desde los 40 euros hasta más de 1.000 euros. Cerraron 2021 con una facturación de 150.000 euros y esperan acabar este año en torno a los 400.000 euros.

Un material presente por toda Europa

Muchas empresas confían en Foncillas el diseño de su mobiliario. También su decoración, ya que ha empezado a comercializar planchas de poliestireno para suelos y paredes. “Hemos comprobado que este material tiene infinitas aplicaciones”. De hecho, apuntan desde Coddim, cada vez más profesionales recurren a los revestimientos elaborados con PET o poliestireno, por sus cualidades aislantes.

Las planchas de The Good Plastic Company están presentes por toda Europa en los negocios más dispares: de una tienda de ropa deportiva del caso histórico de París o a una boutique de alta costura en Amsterdam. Y ahora en España con los muebles y los paneles de Revolución Limo. Así lo reconoce su fundadora en el vídeo: “El balance es buenísimo. Se ha confirmado que es algo que hacía falta en el mercado y vemos que esto solo acaba de empezar”.


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