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El colegio público que enseña con naturaleza

Un centro escolar de Hurchillo (Alicante) lleva 30 años combinando enseñanza y actividades medioambientales. Joaquín Marzá, su director, explica su particular y premiada receta

En el colegio público de Hurchillo (Alicante), los alumnos saltan de clase de Lengua a un huerto para plantar berenjenas y frutas. Al rato agarran su cuaderno del tiempo y anotan observaciones meteorológicas. En Matemáticas, en los terrenos de la escuela, calculan las distancias ayudándose del vuelo de un pájaro, o de la proximidad de un árbol. Si es miércoles, entre lección y lección, los pequeños hacen zumo de naranja y lo beben a media mañana, un refrigerio natural. “Nuestro principio es pensar globalmente y actuar localmente”, explica Joaquín Marzá, su director, que dice que cuando empezó en la docencia, en un salón parroquial, tan solo contaba con “una tiza y una pizarra”. “Tengo claro que vamos a conseguir que nuestros alumnos sean hombres y mujeres más libres, solidarios, comprometidos con el medioambiente”.

La filosofía del centro, que combina actividades al aire libre con las asignaturas curriculares, les ha reportado varios premios y reconocimientos. Sus alumnos fueron los impulsores del Contrato educativo de la Tierra, un documento de mínimos de comportamiento medioambiental que hoy suscriben más de un millón de escolares en España y que la Unesco calificó de Proyecto de Calidad Mundial. El año pasado ganaron el Premio Nacional de Alimentación Escolar en el Ministerio de Sanidad y Consumo. Hace dos, el Premio Nacional de Huertos Escolares.

El colegio que dirige Marzá también es uno de los 500 colegios que participan en el proyecto Naturaliza, impulsado por Ecoembes, un programa cuyo objetivo es incluir contenidos naturales en todas las asignaturas curriculares y dotar de herramientas al profesorado para mejorar la enseñanza ambiental.

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