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El semáforo creado por 1.104 sanitarios madrileños mantiene en nivel de alarma 8 de los 14 indicadores

La Comunidad sigue sin reforzar atención primaria ni salud pública, este equipo de profesionales pide la contratación urgente de 2.100 profesionales para los centros de salud y 2.000 rastreadores

Un paciente crítico en una de las camas de la UCI del Hospital de Torrejón, en Madrid, el pasado 28 de octubre de 2020.
Un paciente crítico en una de las camas de la UCI del Hospital de Torrejón, en Madrid, el pasado 28 de octubre de 2020.Andrea Comas
Isabel Valdés

Ocupación de camas de agudos y UCI en hospitales, en rojo. Plantillas de los centros de salud, en rojo. Coordinación de atención primaria con los centros escolares, en rojo. Atención para los pacientes de patologías distintas a la covid, en amarillo. Reserva de equipos de protección, en amarillo. De los 14 indicadores del Observatorio Actuar Covid de la Comunidad de Madrid, ocho marcan esta semana alarma, cinco fijan alerta y solo uno está en verde, el de la disponibilidad de test de antígenos. Este grupo, formado por 1.104 profesionales sanitarios, asegura que la respuesta del Gobierno regional es “insuficiente" y urge a tomar medidas.

Este equipo de especialistas de primaria, hospitalaria y residencias de mayores creó a finales de agosto un decálogo ante la expansión del virus. Semanas después decidieron convertirlo en la base para establecer unos criterios que les permitan evaluar semanalmente la situación epidemiológica. ¿La conclusión? “La respuesta por parte del Gobierno de la Comunidad sigue siendo notablemente insuficiente. Se centra en la restricción de movimiento, pero no se toman las medidas para prevenir y reducir los contagios”.

El Ejecutivo de Díaz Ayuso ni siquiera ha cumplido aún con lo que se comprometió con el Ministerio de Sanidad para avanzar en la desescalada: el refuerzo de la atención primaria y salud pública. Para los centros de salud prometió hasta 826 profesionales; de febrero a septiembre las plantillas de primaria han crecido en 1.034 profesionales, solo 46 de ellos son médicos de familia. Los rastreadores fueron llegando a cuentagotas cuando ya la curva había vuelto a subir, es decir, cuando ya volvía a haber transmisión comunitaria, a finales de julio. El viernes la Consejería de Sanidad aseguró que había 500 en el CAP, 150 rastreadores del Ejército, “más de 400 en Salud Pública y 507 de reciente incorporación en atención primaria”.

Es sobre estos dos ámbitos sobre los que se asientan la mayoría de los indicadores de este semáforo. El epidemiólogo Fernando García, uno de los portavoces del observatorio, explica que el cumplimiento de esos criterios “no acaba” con la pandemia pero “se controla”: “No tiene ningún sentido que en la situación en la que nos encontramos la mayoría de esos marcadores estén en rojo”. Se refiere a los centros de salud, consultorios, servicios rurales y de urgencias, que siguen sin funcionar al 100% desde marzo, cuando se reorganizó la primaria para dotar al hospital de campaña de Ifema de profesionales. A las plantillas de esos centros, incompletas. Y también a las encargadas del rastreo; mientras la Consejería asegura que se han incorporado a los centros de salud, este equipo de médicos desconoce su existencia: “No hay técnicos de salud pública (brigadas sanitarias / rastreadores) en ninguno de los centros de salud”.

. O al tiempo de espera para consulta no covid, que es de tres días para Medicina y más de tres para enfermería.

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Con ese panorama, Madrid ha entrado en noviembre. Ayer acumulaba 317.536 contagios y 17.899 fallecidos. Tiene una incidencia acumulada de 403,58 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Solo en la última semana notificó 13.561 positivos y 258 personas murieron. Casi una de cada cinco camas en las plantas de los hospitales están ocupadas por pacientes de covid y las unidades de críticos están al 109% de su capacidad —hace semanas que empezaron a ocupar otros espacios como los de recuperación postanestésica o los de reanimación—. Apunta Garcia que “hay que recordar que hay otras patologías diferentes a la covid, hay que seguir atendiendo al resto de enfermos”.

Las residencias

También a los de los centros de de mayores. El informe cifra en un 27% las residencias que en la segunda quincena de septiembre tuvieron brotes activos por covid, 130 de las 475. “Se están produciendo un número importante de brotes en las residencias y en continuo aumento, cuando el objetivo es prevenir todos los brotes”, escriben los especialistas. Ocurre igual entre los profesionales de esos lugares, donde la frecuencia de infección del virus ha sido, para ese mismo periodo, de 7/100 en médicos, 8/100 en Enfermería y 57/100 en auxiliares y 17/100 en personal de limpieza.

Las conclusiones del observatorio están llenas de “noes”. “Casi la mitad de los centros de salud no tienen centro alternativo para aislamiento de pacientes y contactos (un 46,8%)”; y un 68,63% “no tienen adecuada coordinación con los centros escolares”, el teléfono de salud pública que atiende al ámbito educativo “tiene a tres personas trabajando, dos por la mañana y una por la tarde para 4.500 centros”.

Todas estas carencias, “a estas alturas inexplicables”, dice Fernando García, son las que ya advirtieron en el decálogo del que surgió el observatorio. Propuestas que estos especialistas creen “mínimas indispensables” para contener la transmisión —como la contratación de personal suficiente o garantizar la seguridad de los profesionales—. Sin ellas, aseguran, “tendremos que volver indefinidamente a políticas de confinamientos periódicos, con las consecuencias tan negativas que tienen para todos”.

Y "no están “fuera del alcance” del Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso. “Tienen presupuesto”, dice el epidemiólogo. Han calculado su cumplimiento en 400 millones de euros, “una parte reducida de los aproximadamente 2.250 millones que la Comunidad ha recibido o recibirá del fondo extraordinario aprobado por el Congreso”. De los 1.495 millones que ya ha recibido Madrid, solo el 47% ha ido a parar a Sanidad, 700 millones.

Madrid supera por mucho los umbrales de riesgo establecidos por la Organización Mundial de la Salud, el Consejo Europeo y el Centro Europeo para el Control de Enfermedades. También los que fijaron las propias autonomías con el Ministerio en el Consejo Interterritorial de Salud. “Y aún con eso”, dice García, “así seguimos”.

Los 14 indicadores del semáforo sanitario

Centros de salud, consultorios, servicios de urgencias o rurales. Rojo. No están al 100%, hay 21 centros con incidencias.

Plantillas de  primaria. Rojo. Las plazas no están cubiertas al 100%, hay un 10% de déficit y un 6% de vacantes sin cubrir. Piden contratar 2.100 profesionales.

Tiempo medio de espera para primera consulta presencial en Medicina. Amarillo.Tres días.

Tiempo medio de espera para primera consulta presencial no covid en Enfermería. Amarillo. Superior a tres días.

Rastreadores. Rojo. No hay técnicos de salud pública en ningún centros de salud. Piden 2.000 profesionales.

Tiempo de respuesta de resultados de la PCR. Rojo. Es de dos días.

Test de antígenos. Verde. El 100% de los centros de salud tienen.

Plazas libres en centros alternativos para aislamiento y cuarentena. Rojo. Solo el 53% de los centros de salud tienen centro alternativo.

Dotación completa y reservas de EPIs. Amarillo. El 4% de los centros de salud no tienen EPIs completos.

Stock de material de protección. Amarillo. Hay reservas para tres semanas.

Cuántos profesionales duermen en el mismo cuarto de descanso (para los Servicios de Atención Rural). Amarillo. La media es de dos o más profesionales.

Coordinación con los centros escolares. Rojo. Solo el 31% de los centros la tiene.

Riesgo de saturación en la ocupación de camas de agudos. Rojo. Los ingresados en planta suponen un 18%.

Riesgo de saturación en la ocupación de camas de UCI. Rojo. Los ingresados en UCI suponen la ocupación de un 109% de estas unidades.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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