“En la priorización de la vacuna ha pesado la vulnerabilidad y la deuda que tenemos con los mayores”
Federico de Montalvo, presidente del Comité de Bioética de España, ha participado en la elaboración del plan de inmunización contra la covid-19. El jurista asegura que la vacunación obligatoria “no es necesaria”.
Federico de Montalvo (Madrid, 54 años), presidente del Comité de Bioética de España, es uno de los expertos que ha ayudado a confeccionar el plan de vacunación contra la covid-19. El Ministerio de Sanidad solo ha revelado que los primeros en inmunizarse serán los usuarios y empleados de residencias, sanitarios y grandes dependientes. Mantiene ocultos, no obstante, quiénes son los otros 14 grupos previstos y toda la logística de la vacunación masiva.
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Federico de Montalvo (Madrid, 54 años), presidente del Comité de Bioética de España, es uno de los expertos que ha ayudado a confeccionar el plan de vacunación contra la covid-19. El Ministerio de Sanidad solo ha revelado que los primeros en inmunizarse serán los usuarios y empleados de residencias, sanitarios y grandes dependientes. Mantiene ocultos, no obstante, quiénes son los otros 14 grupos previstos y toda la logística de la vacunación masiva.
De Montalvo, que también es profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Pontificia Comillas, tampoco puede decir gran cosa. Un acuerdo de confidencialidad le impide avanzar más detalles. Aunque admite que ha sido un trabajo “apasionante”. “Los bioeticistas nos hemos sentido escuchados”, asegura.
Pregunta. Ustedes han optado por priorizar las personas con más riesgo, pero hay un estudio de un investigador español que cuestiona esta opción y propone empezar por los grupos con más interacciones sociales, como los jóvenes.
Respuesta. Lo primero que hemos hecho es intentar huir del utilitarismo, una doctrina que establece que el máximo beneficio para el mayor número de personas es lo mejor. A mí ese criterio me parece insuficiente porque estamos hablando de seres humanos y no todos estamos en posición de igualdad. Si fuéramos todos iguales, a lo mejor vacunaría a los jóvenes, como se ha planteado. Pero no todos estamos en las mismas condiciones de igualdad: hay sectores socioeconómicos más vulnerables y personas en las que la covid es catastrófica. El estudio del investigador español es un elemento sugerente, que hay que tener en cuenta, pero nunca podría ser una decisión. Porque lo que hay detrás son seres humanos.
P. ¿Es una visión simplista?
R. No. Es compleja, pero no es rica. Esto no es una decisión científica. El grupo de expertos no solo lo forman científicos. Esta decisión [de quién se vacuna primero] afecta a la salud de las personas y es una decisión política. Quitarle un recurso a uno para dárselo antes a otra persona es una decisión que tiene un impacto social y político. Y es una decisión que tiene que tener elementos éticos, jurídicos y económicos y científicos.
P. ¿Qué es lo que más ha pesado para hacer la priorización?
R. La vulnerabilidad y la deuda que tenemos con los mayores. Lo que ha ocurrido con ellos no puede volver a ocurrir. Y eso el grupo de trabajo lo ha asumido inmediatamente: tenemos una deuda histórica con nuestros mayores. Por eso la vulnerabilidad, a lo mejor, mitiga la eficacia, pero al menos permite la tranquilidad de que las personas más vulnerables no van a morir.
P. ¿Merece la pena a estas alturas una decisión que no logre toda la eficacia que podría tener?
R. Pero a lo mejor salvas muchas vidas, lanzas el mensaje de que las personas más vulnerables están protegidas. Es que esto es mucho más difícil que una cuenta matemática. Le hemos dado muchísimas vueltas. Hemos planteado puntos débiles y fuertes, hemos discutido cada grupo, hemos aplicado criterios científicos, económicos y éticos. Pero partimos de que hay proteger a los más vulnerables.
P. ¿Habrá vacunas para toda la población?
R. El compromiso que nos han transmitido es que sí. Lo que me preocupa es que haya para todos los seres humanos. Cuando una sociedad se está quejando tanto de una vacuna que va a tener la suerte de recibir mientras otros países del mundo van a tener problemas para ello, a mí esa sociedad me dice poco. Nuestro confort nos hace ser críticos incluso con algo que sería una bendición en África.
P. Pero todavía no se ha aprobado una vacuna. ¿Y si no llegan para todos?
R. Pues tenemos una estrategia de priorización hecha. Si lo malo, lo que no puede ocurrir, es lo de marzo. Entonces salieron recomendaciones priorizando el uso de respiradores y generaron muchos problemas. Y eso fue porque no hubo tiempo para pensar. Fue una cosa muy abrupta, muy reactiva. Contar con una estrategia ahora es bueno.
P. ¿La priorización de la vacuna ha sido el mayor reto ético de la pandemia?
R. Para mí el mayor reto ético y social es tratar de generar una confianza en la ciudadanía. Que la estrategia, que yo creo que está bien, no fracase luego por la desconfianza. El gran reto es priorizar bien y comunicar bien.
P. ¿Y esto cómo se hace?
R. No podemos politizar la estrategia. Hay que intentar que el plan que salga se haya decidido técnicamente por equipos multidisciplinares, que los políticos lo hagan suyo. Los medios tenéis un papel esencial y hay que hacer ver a las personas dos cosas: que la vacuna sea nueva no significa que el proceso de creación no sea contrastado y seguro. Puede tener efectos secundarios porque todo en medicina lo tiene. Pero no podemos demonizarla por ello.
P. El escenario previsible es que habrá varias vacunas a la vez. ¿Cómo se decide cuál para quién? ¿Qué criterios deben primar?
R. El documento es un documento vivo y se ha creado en base a una evidencia científica. Se ha creado en un contexto que puede ir cambiando. Lo importante es tener algo en previsión de que llegue. SI el contexto cambia, la eficacia en las vacunas cambia, habrá que ir viéndolo.
P. No todas las vacunas tienen el mismo precio. ¿El factor económico debe influir en la toma de decisiones?
R. El sistema público ya lo hace con los medicamentos genéricos: en igual eficacia, tenemos que ir a lo más barato. Y lo hacemos diariamente. La prescripción por principio activo está en el sistema. Hay que prescribir para hacer el sistema sostenible. Ese es un criterio que tenemos que tener en cuenta.
P. ¿La vacunación debería ser obligatoria?
R. La vacunación obligatoria no es necesaria ni oportuna. No es conveniente. La vacuna va a tener éxito por ella misma. La gente, a medida que vaya cobrando confianza, se va a vacunar.
P. A propósito de la comunicación de esta crisis sanitaria, ¿es ético que el Gobierno solo avance cuatro de los 18 grupos de priorización?
R. Creo que el problema es que el documento no está cerrado al 100%. Se está sometiendo a trámite de consultas y no sé si se ha salido muy rápido y habría que haber esperado. Aunque había ya mucha inquietud sobre este tema.
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