Clotilde Vázquez: “La menopausia está llena de mitos y creencias erróneas y no tiene nada de misterio, es algo fisiológico”
La doctora, especialista en Endocrinología, analiza en un libro el climaterio y sus consecuencias, desde sofocos o irritabilidad, hasta la pérdida de estrógenos y sus secuelas
En estas semanas en las que la salud de las mujeres recobra especial protagonismo, la doctora Clotilde Vázquez pone el punto de mira sobre la menopausia. Cree que sigue siendo un estigma, aunque cada vez menos, y que ese tabú sigue estando “un poquito operativo”. Actualmente, Vázquez es jefa corporativa de Endocrinología y Nutrición de varios hospitales, como la Fundación Jiménez Díaz, y ...
En estas semanas en las que la salud de las mujeres recobra especial protagonismo, la doctora Clotilde Vázquez pone el punto de mira sobre la menopausia. Cree que sigue siendo un estigma, aunque cada vez menos, y que ese tabú sigue estando “un poquito operativo”. Actualmente, Vázquez es jefa corporativa de Endocrinología y Nutrición de varios hospitales, como la Fundación Jiménez Díaz, y se encuentra entre los 100 mejores médicos de España por especialidad, según la lista Forbes. Esta sanitaria nacida en Alicante, que no quiere revelar su edad, asegura que por su consulta han pasado numerosas pacientes que llegaban por problemas como diabetes, obesidad o el colesterol, y muchas tenían en común que habían empezado a padecerlo en la menopausia.
Con la idea de ayudar a más mujeres, Vázquez decidió escribir un libro sobre la menopausia al que tituló Con hormonas y a lo loco (Vergara), que fue publicado el otoño pasado. “Quiero explicar por qué pasa y, sobre todo, qué puede no pasar, que no es un fatum que nos ha caído a las mujeres; que la ciencia hoy en día nos da unas posibilidades muy grandes para seguir estando bien”, asegura Vázquez. En él, hace hincapié en las consecuencias que tiene la menopausia: desde las más populares, como el insomnio o los sofocos, hasta otras no tan nombradas, como la pérdida de estrógenos, cuyas secuelas aumentan el riesgo de iniciar diabetes u obesidad.
Pregunta. ¿Qué ocurre en el cuerpo de la mujer para que se produzcan tantos cambios durante la menopausia?
Respuesta. Las dos hormonas que produce el ovario, progesterona y, sobre todo, 17 beta estradiol, que es el estrógeno más abundante en la producción del ovario, tienen receptores en todo el organismo. Siempre se ha conocido el papel que juegan para conseguir un óvulo maduro. Pero además, tienen un papel en el cerebro, en los vasos sanguíneos, en el hueso, en la piel… En todos los órganos y sistemas de nuestro cuerpo. Entonces, como se produce un cese, porque ya no va a haber más ovulación, todo el organismo se resiente de esa falta.
Hace menos de un siglo, la esperanza de vida era muy poco más allá de la menopausia. Pero ahora, la esperanza de vida de una mujer son 30 o 40 años más [desde el climaterio]. El no tener esas hormonas tan necesarias para todos esos sistemas y aparatos hace que la mujer esté más predispuesta a tener enfermedades durante ese tiempo. Aunque viva más, puede vivir arrastrando problemas que se pueden evitar dando las hormonas de reemplazo a partir de que no lo produzca el ovario.
“Hay mucha conexión entre el estado de ánimo, las apetencias, todo el sistema límbico, con los estrógenos”
P. Uno de los grandes choques con los que se encuentran las mujeres en la menopausia es el cambio de su aspecto físico. ¿Es inevitable engordar?
R. Si no se hace algo muy activo, sí, es inevitable. Los estrógenos aumentan el gasto energético. La falta de estrógenos tiene muchas derivadas. Así que ya tendríamos que comer menos para no engordar, pero además en el sistema nervioso central las mujeres tenemos muchísimos receptores de estrógenos, por eso experimentamos a veces trastornos del ánimo después de un parto o a veces a algunas mujeres, incluso en la situación premenstrual… Hay mucha conexión entre el estado de ánimo, las apetencias, todo el sistema límbico, con los estrógenos. Entonces, empezamos a experimentar deseo de comer cosas que antes no teníamos, convulsiones, caprichos, o necesidad de alimentos de los que más engordan. Con lo cual, entre que gastamos menos y podemos tener esa necesidad de comer más por la ausencia de estrógenos, normalmente se engorda.
Evitable es, si se toman las medidas a tiempo. También insisto mucho en que sea sin estresarse. Eso es lo bueno que tiene conocer lo que a una le pasa. Algunas mujeres podrán tener terapia de reemplazo hormonal, con lo cual, eso se atenúa muchísimo. Es un momento también para sanear la vida en cuanto a más actividad física.
P. ¿En qué consiste el tratamiento hormonal de sustitución?
R. Consiste en aportar bien vía oral o bien vía transdérmica o vaginal las hormonas que fabrica el ovario, de manera que en sangre tengamos unos niveles que no son cómo los de la época fértil (cuando esos niveles suben y bajan). En este caso, lo que pretendemos es restaurar los niveles como si estuviera al principio de un ciclo menstrual, es decir, unos niveles fisiológicos muy prudentes, pero que son suficientes para paliar todos los síntomas a corto, a medio y a largo plazo.
P. ¿Es la solución más eficaz para paliar los síntomas de la menopausia?
R. Un rotundo sí. Otra cosa es que una persona no quiera o no deba. Hay algunas contraindicaciones: cáncer de mama familiares, problemas de coagulación severos…, pero, si no, rotundamente sí.
P. ¿Cómo afecta el descenso de algunas hormonas al estado de ánimo de las personas?
R. Normalmente, hay dos tipos de síntomas que experimentan las mujeres. En algunas predomina la tristeza. Sobre todo cuando hay menopausias bruscas, sin haber tenido antes síntomas casi, en las que parece que el ovario de la noche a la mañana hace “se acabó” y hay un cese muy brusco. Entonces, ese déficit brusco suele producir tristeza, cansancio e incluso una auténtica depresión.
Pero más frecuente que eso son los trastornos del ánimo, como la irritabilidad, cambios de humor, pasar del llanto a la risa. Estas oscilaciones, la falta de sosiego, son muy frecuentes, junto con el insomnio.
“No poder descansar es una auténtica enfermedad. Ahora vemos que a su vez está relacionado con la aparición de otras muchas enfermedades, entre otras la obesidad, la diabetes, el síndrome metabólico...”
P. Las dificultades para conciliar el sueño o tiempos de sueño irregulares son síntomas muy comunes. ¿Qué consecuencias tiene la falta de descanso en esas edades?
R. No poder descansar es una auténtica enfermedad. Ahora vemos que a su vez está relacionado con la aparición de otras muchas enfermedades, entre otras la obesidad, la diabetes, el síndrome metabólico... Puede ser un insomnio total y de comienzo, o puede ser un despertar frecuente por los sofocos, o sin sofocos, pero un sueño muy irregular, de manera que por la mañana están muy cansadas. Aquí, de nuevo, está el tratamiento hormonal de reemplazo. Quizá la hormona que más ayuda al sueño es la progesterona; y la melatonina, que en el fondo, es una hormona y un antioxidante, pero nos sirve. En la mayoría de las mujeres que tienen síntomas, al mes o a los dos meses de tratamiento, se encuentran muchísimo mejor.
P. ¿Qué consecuencias tiene en la salud el descenso de algunas hormonas muy importantes para las mujeres, como los estrógenos?
R. Hay unas consecuencias a corto plazo, que son estas que son más populares, como el sofoco, el insomnio, la irritabilidad, esa especie de cambio en el carácter y de dificultades para relacionarse con los demás. Pero más relevante que eso es que la ausencia de estrógenos tiene consecuencias en los vasos sanguíneos, huesos, músculos… Entonces, la mujer tiene mucho más riesgo de iniciar una diabetes, obesidad y trastornos derivados de la alteración en la pared arterial, como es la ateroesclerosis. Y el infarto, que es muy infrecuente en mujeres no fumadoras antes de la menopausia. Sin embargo, después de la menopausia, se iguala o se supera la tasa de los hombres. Cuidarse el corazón y los huesos a largo plazo es lo que marca la diferencia entre una mujer que ha seguido teniendo a niveles fisiológicos estrógenos y progestágenos si es el caso en su organismo o las que no.
P. En su libro afirma que el síndrome genitourinario de la menopausia prevalece hasta en el 90% de las mujeres españolas, ¿en qué consiste?
R. Es el conjunto de síntomas derivado de la atrofia de la pared de la vagina y de los uréteres. La pérdida de fuerza en el suelo pélvico, que al fin y al cabo es músculo y las mujeres a partir de antes de la menopausia empezamos a perder músculo si no hacemos mucha más actividad física, más ejercicio de fuerza. Por eso el deporte, a partir de los 40 años, no es que sea una posibilidad, es que es la opción única.
Toda esa zona sufre por la atrofia y por la aparición a veces de infecciones, porque la flora vaginal, con la disminución de estrógenos, cambia y aparecen con más frecuencia bacterias y hongos. Todo eso, junto con lo que he dicho del suelo pélvico, hace que la mujer pueda empezar a experimentar que se le escapa la orina cuando tose, por ejemplo. Puede ser muy grave, hasta tener un prolapso del útero por la debilidad de la pared. Normalmente, la mayoría de las mujeres acudimos antes [al médico]. No es normal, aunque lo anuncie Concha Velasco, tener escapes de orina. Si podemos, tenemos que evitarlos.
P. ¿Cómo es la percepción que se tiene de la menopausia?
R. La percepción de la menopausia es bastante errónea, está llena de desconocimientos, mitos, pensamientos incorrectos y descalificaciones. La mayoría de los hombres tienen la sensación de que la mujer está histérica, no entienden para nada la situación. La propia mujer lo vive también como con una sensación de “¿qué me está pasando?”. Se pregunta a otras o no se pregunta porque “es lo que hay, es lo que nos ha tocado”.
Yo siempre intento poner el símil de otra glándula endocrina. Una persona con hipotiroidismo, que tendría, por ejemplo, pérdida de concentración, de memoria, de cabello y engordaría, no sería tratada como una histérica, sino como una persona a la que le está faltando una hormona. En la menopausia ocurre eso, no se tiene conocimiento de la única verdad: hay una glándula endocrina que sirve para la reproducción y para seguir suministrando dos hormonas supernecesarias para la vida ―la progesterona y los estrógenos―, y cuando eso cesa, si no hay inconvenientes o contraindicaciones, hay que reemplazarlo.
Luego hay otro aspecto: la menopausia hace un siglo significaba estar muy cerca del final de la vida, y todavía, aunque esto no es así porque a la mujer le queda la segunda etapa de la vida, [la mujer] tiene la sensación de que es penalizada. Es decir, ya es una persona fuera de circuito profesionalmente, en cuanto a atractivo, en cuanto a posibilidades de desarrollarse... Por eso trata de ocultarlo, por eso no cuenta lo que le pasa. Esta es una asignatura pendiente de hombres y mujeres, que miremos con toda naturalidad un periodo que no tiene nada de misterio, es simplemente fisiológico.
Puedes seguir a EL PAÍS SALUD Y BIENESTAR en Facebook, Twitter e Instagram.