Arranca el juicio por el asesinato de la peregrina estadounidense en León
El único acusado, Miguel Ángel Muñoz, reconoció haberla matado, aunque después cambió su declaración
El juicio por el asesinato de la peregrina estadounidense Denise Pikka Thiem, ocurrido en abril de 2015 cerca de la localidad leonesa de Castrillo de los Polvazares, comenzará este lunes en la Audiencia de León y se prolongará hasta el 4 de abril con la comparecencia de más de un centenar de testigos.
El jurado se constituirá en la primera sesión y a partir de mañana declarará el único acusado, Miguel Ángel Muñoz Blas, que tras su detención se confesó autor de los hechos, aunque posteriormente cambió su declaración. Muñoz Blas se enfrenta a un delito de asesinato con la agravante de alevosía y otro de robo con violencia. La Fiscalía solicita que se le condene a 20 años de prisión por el crimen y otros cinco más por el robo con violencia.
Miguel Ángel Muñoz Blas, de 41 años, fue detenido el 14 de septiembre de 2015 en Grandas de Salime (Asturias). Ese mismo día condujo a la policía hasta un paraje situado entre las localidades leonesas de Santa Catalina de Somoza y San Martín de Agostedo, donde señaló el lugar en el que había escondido el cadáver de la peregrina, a la que confesó que había asesinado.
La peregrina estadounidense, de 41 años, desapareció el 5 de abril de 2015 cuando hacía el camino de Santiago. Desde el primero momento, el detenido era el principal sospechoso, según aseguran fuentes policiales.
Según el escrito del fiscal, la peregrina murió el mismo día de su desaparición, después de que se desviase del camino para visitar Castrillo de los Polvazares. Supuestamente, cuando la peregrina pasó cerca de la finca del acusado, éste la abordó y se originó un enfrentamiento que acabó con la vida de la mujer, a la que golpeó por sorpresa con un palo en la cabeza. La Fiscalía sostiene que, cuando la mujer todavía estaba viva, la trasladó a un lugar más apartado, donde le hizo un corte mortal en el cuello. Después la desnudó, le cortó las manos —que no han sido localizadas— y la enterró.
Los investigadores de la Policía han concluido que el encausado cambió el cadáver de sitio en agosto por miedo a que fuera hallado por las numerosas batidas que se estaban realizando en la zona.
El abogado defensor asegura que la detención y posterior tratamiento del sospechoso se vulneraron los derechos a la libertad personal del acusado puesto que el arresto se produjo "sin pruebas suficientes". Para la acusación particular, que conduce el letrado Fernando Rodríguez, la mayor prueba es "la confesión de los hechos por parte del acusado" a pesar de que posteriormente cambiara su declaración.
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