Zimbabue ha doblegado al cólera, pero persiste la falta de agua potable y saneamiento

El país africano ha declarado el fin de un brote que causó más de 700 muertes, pero los expertos urgen a resolver las carencias que favorecen la enfermedad, para evitar su reaparición

Una trabajadora sanitaria atendía a pacientes de cólera en el policlínico Kuwadzana, en Harare (Zimbabue), el 20 de noviembre.AARON UFUMELI (EFE)

Mientras Zimbabue celebra el fin del brote de cólera que se ha cobrado la vida de más de 700 personas desde febrero de 2023, Gerald Tozivaripi, de 50 años, recuerda vívidamente el día en que le diagnosticaron la enfermedad, hace exactamente un año, y cómo sus amigos lloraban junto a su cama en el hospital como si estuviera ya muerto.

Anduvo muy cerca, dice: los síntomas del cólera fueron tan repentinos como intensos. “Estaba bajándome de un autobús procedente de Harare cuando sentí una necesidad urgente de ir al baño”, relata este superviviente de Beitbridge, una ciudad situada a unos 360 kilómetros al sur de la capital. “Era como si reventara una tubería. También empecé a vomitar copiosamente, luego perdí el conocimiento y me desplomé”, narra Tozivaripi por teléfono.

Para entonces, casi 79 personas habían muerto en Zimbabue a causa del cólera y se habían registrado más de 3.500 casos. Esta enfermedad diarreica puede ser mortal en cuestión de horas si no se trata, así que cuando recobró el conocimiento en una cama de hospital rodeado de un equipo de enfermeras con mascarillas, y sus amigos le informaron de su estado, temió por su vida.

El de Tozivaripi es uno de los 34.550 casos registrados en el país hasta el 9 de agosto, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a Zimbabue libre de cólera al no haberse informado de ningún nuevo contagio desde el 30 de junio. El país africano lo ha conseguido, según la OMS, con una mejora de la vigilancia, la prevención y los servicios de agua, saneamiento e higiene. El plan de lucha contra la enfermedad ha incluido la instalación de centros de tratamiento en puntos críticos del brote y campañas de concienciación pública sobre los riesgos del cólera. Elisha Sithole, coordinador de la respuesta de Médicos Sin Fronteras (MSF) al brote en Zimbabue, explica que se trató de un ejemplo de “muy buena colaboración y coordinación entre todos los implicados [Gobierno y organizaciones como MSF]” Por ejemplo, apunta, MSF se centró en la gestión de los casos de cólera, mientras otras organizaciones se especializaban en agua y saneamiento.

Otro elemento para el éxito fue la disponibilidad de vacunas: Zimbabue puso en marcha a principios de año, con la ayuda de la OMS, la vacunación puerta a puerta en barrios densamente poblados de la periferia, como refuerzo de los puntos de vacunación fijos en los establecimientos sanitarios.

Seguir en alerta

Otros 25 países, en su mayoría africanos, siguen luchando contra brotes de esta infección bacteriana mortal. Y, en el caso de Zimbabue, los expertos consultados afirman que se debe hacer más para que siga libre de cólera, centrando los esfuerzos en los servicios de saneamiento, agua potable e higiene. Después de todo, anteriores victorias sobre la enfermedad quedaron eclipsadas por su reaparición, aunque con menos muertes. En 2008, un brote de un año de duración en Zimbabue se cobró más de 4.200 vidas.

Muchos familiares no vinieron a llorar a mi tío [cuando murió de cólera] porque temían por su vida
Precious Machado, sobrina de dos fallecidos por la infección

No todo el mundo tuvo tanta suerte como Tozivaripi. En mayo, Precious Machado perdió a su tío y a la esposa de este a causa del cólera, con una diferencia de cinco días. Murieron al poco tiempo de regresar a su casa en Mrewa, situada a 88 kilómetros de Harare, tras asistir a un funeral en Mbare, uno de los suburbios más poblados y antiguos de la ciudad. “Poco después de volver, mi tía se quejó de que le dolía el estómago y murió antes incluso de que pudiéramos llevarla a la clínica; la autopsia confirmó que había contraído el cólera”, cuenta Machado, de 28 años, en una entrevista con EL PAÍS. “Tres días después de que la enterraran, mi tío la siguió, sucumbiendo a la misma enfermedad”, relata con pesar. “Esta vez, muchos familiares no vinieron a llorarle porque temían por su vida”.

Preocupación por el agua

Para evitar la reaparición de la enfermedad y proteger a la población, los expertos piden abordar el limitado acceso actual al agua potable y a un sistema de saneamiento adecuado, necesario para mejorar la higiene. El cólera se contagia generalmente por la ingestión de alimentos o agua contaminados con materia fecal.

Vecinos de un barrio de Harare hacen cola para recoger agua. EMMA ZIHONYE

Un informe de 2023 del Comité de Evaluación de la Vulnerabilidad de Zimbabue (ZimVAC, por sus siglas en inglés) mostraba que el 35% de los hogares rurales tenían un acceso inadecuado a los servicios de abastecimiento de agua, el 45% de las familias rurales tenían que desplazarse más de medio kilómetro para buscar agua, y un porcentaje similar de hogares no utilizaban sistemas básicos de saneamiento.

Se prevé que estas estadísticas empeoren, según Unicef, debido a los prolongados periodos de sequía provocados por El Niño, un fenómeno climático recurrente en Zimbabue y asociado a la reducción de las precipitaciones y el aumento de las temperaturas. Según las predicciones de ZimVAC, la sequía seguirá agravando la inseguridad hídrica.

El legislador Josiah Makombe, jefe de la comisión parlamentaria de Sanidad, señala que, para evitar futuros brotes, es imprescindible mejorar los servicios de agua, saneamiento e higiene (WASH, por sus siglas en inglés). La derrota del cólera “es un hito, pero hay que hacer más, sobre todo en materia de agua, saneamiento e higiene, e intensificar la respuesta multisectorial”, declara Makombe a este periódico en una entrevista telefónica.

“Las autoridades locales deben hacer más para garantizar la disponibilidad de agua, y los proyectos presidenciales de perforación de pozos deben intensificarse”, añade, refiriéndose al plan que el Gobierno puso en marcha en marzo de 2022 —antes del brote— con el objetivo de perforar 10.000 pozos para noviembre de este año. En junio solo se habían terminado 2.000.

Pero ni siquiera esos pozos recién perforados son seguros. Según numerosos informes locales, hasta la mitad de los excavados en Harare están contaminados, lo que expone a las poblaciones que dependen de ellos para abastecerse de agua a múltiples enfermedades, entre ellas el cólera.

Simbarashe James Tafirenyika, presidente de ZIMNAWU, un sindicato independiente de enfermeros y otros empleados municipales, afirma, por teléfono: “Agradecemos al Gobierno que haya perforado pozos por todo el país para ayudar a prevenir el cólera, pero si se comprueba, algunas de las perforaciones se cerraron porque estaban contaminadas”.

Muertes evitables

Según Itai Rusike, director ejecutivo del Grupo de Trabajo Comunitario sobre Salud (CWGH, por sus siglas en inglés) —una organización no gubernamental local centrada en promover la participación de la comunidad en cuestiones sanitarias—, el cólera era “evitable”.

“Nos preocupa mucho la enfermedad y la pérdida innecesaria de vidas por causas evitables y prevenibles”, reconoce por teléfono. Haciendo hincapié en la necesidad de continuar con la vacunación oral contra el cólera, añade que esta debe ser “una medida complementaria y no un sustituto de las intervenciones para mejorar el agua, el saneamiento y la higiene, que deben realizarse incluso mientras la población recibe la vacunación”.

Un joven recibe la vacuna oral contra el cólera, durante la campaña puerta a puerta llevada a cabo este año en Harare. EMMA ZIHONYE

Especialmente en zonas rurales, muchos zimbabuenses corren un alto riesgo de contraer el cólera como consecuencia de las malas prácticas de higiene diaria y la falta de agua limpia. En muchas de estas áreas son habituales los montones de basura infestados de insectos y roedores, al igual que los charcos de agua sucia y residual. Tafirenyika también señala el problema no resuelto de la rotura de las alcantarillas. “Hay una gran necesidad de un tratamiento adecuado del agua, y se supone que los productos químicos están fácilmente disponibles en el país”, afirma.

Norman Matara, secretario general de la Asociación de Médicos por los Derechos Humanos de Zimbabue, insiste en la necesidad de invertir en infraestructuras de suministro de agua corriente en todo el país. “La ausencia de casos por sí sola no es suficiente”, afirma en una entrevista telefónica. “Tenemos que abordar exhaustivamente los problemas subyacentes de agua, saneamiento e higiene que nos mantienen perennemente en el mapa del cólera”.

Puedes seguir a Planeta Futuro en X, Facebook, Instagram y TikTok y suscribirte aquí a nuestra ‘newsletter’.

Más información

Archivado En