Súper

Algo debe de haber que nos reponga, que cancele nuestros males y deficiencias, que nos devuelva las fuerzas, la energía y las ganas

Un plato de lentejas crudas.Capelle.r (Getty)

Por la Red nos llueven constantemente los anuncios de superalimentos. Suelen presentarse como una especie de adivinanza, para obligarnos a prestar más atención: “¿Sabe usted cuál es el superalimento que protege el corazón, desarrolla la memoria, aumenta la potencia sexual y evita la caída del pelo?”. Uno piensa que ya será menos, pero vence la curiosidad y te tragas el anuncio: luego, resulta que el producto milagroso es algo de lo más corriente, las lentejas o las almendras garrapiñada...

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Por la Red nos llueven constantemente los anuncios de superalimentos. Suelen presentarse como una especie de adivinanza, para obligarnos a prestar más atención: “¿Sabe usted cuál es el superalimento que protege el corazón, desarrolla la memoria, aumenta la potencia sexual y evita la caída del pelo?”. Uno piensa que ya será menos, pero vence la curiosidad y te tragas el anuncio: luego, resulta que el producto milagroso es algo de lo más corriente, las lentejas o las almendras garrapiñadas, que hemos comido toda la vida mientras se nos caía el pelo, perdíamos la memoria o nos daba un infarto. O se trata de un producto ignoto que proviene de regiones selváticas donde suelen tomarlo indígenas que aún no conocen la rueda y cuyo aspecto físico es de tener 100 años antes de cumplir los 30. Pero nada nos disuade de encontrar alguna panacea, como aquellos licores curalotodo que venden en las pelis del Oeste charlatanes con chistera abollada que guían un cansino carromato. Píldoras, legumbres, frutas, hongos… ¡alguno funcionará! Si no es esto será aquello, pero algo debe de haber que nos reponga, que cancele nuestros males y deficiencias, que nos devuelva las fuerzas, la energía y las ganas, las ganas sobre todo…

Sigan atentos a Google y TikTok, que no decaiga. A falta de un superalimento verdaderamente eficaz, que sea una idea sublime que dote de un halo heroico la vida atontada de palurdos que llevamos: ¡la lucha contra el cambio climático, la denuncia de la pederastia clerical, la aniquilación del heteropatriarcado o la independencia de Cataluña! Algo glorioso triunfará sobre la inercia, borrará el vacío estúpido de nuestra rutina y nos hará pasar a un nivel superior, como en el más apasionante videojuego. Y si tampoco esto funciona… pues volveremos a las lentejas, a la chía y a las moras silvestres. ¡Lo súper debe estar en alguna parte!

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