Vacunar a 2,6 millones de personas en diciembre: el reto inminente de México ante la covid-19
Exteriores presiona para obtener el visto bueno de vacunas como la de Pfizer, pero las autoridades sanitarias y la comunidad científica piden prudencia para el plan de inmunización
Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, dejó claro el jueves la presión que ejerce para que el país norteamericano pueda hacerse con las vacunas que permitan encarar la pandemia de covid-19, que se ha cobrado la vida de más de 104.000 mexicanos. “Confirma la Secretaría de Salud [que] ya se recibió [la] solicitud de autorización de la vacuna desarrollada por Pfizer, tal y cual lo había comprometido esa empresa. Buena noticia para todos”, dijo en un tuit. “La Unión Europea lista para iniciar vacunación antes del fin de diciembre. México también”, aseguró en otro. El Gobierno espera obtener el visto de bueno de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) de la vacuna desarrollada por Pfizer y vacunar en diciembre a 2.6 millones de personas. Las autoridades sanitarias se han mostrado más cautas que Ebrard y pidieron prudencia frente al enorme reto que significa iniciar tan ambicioso programa de vacunación. La comunidad científica comparte la preocupación.
“Es muy importante tener cautela, tener prudencia”, pidió el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell. “Iremos informando sobre la base del conocimiento técnico, del conocimiento de salud. Una atribución exclusiva de la Secretaría de Salud es el diseño, operación y supervisión del sistema nacional de salud, que incluye el programa nacional de vacunación, en el que estará inserta la vacunación contra covid, así como también la regulación sanitaria”, explicó el funcionario. Tras confirmar que Pfizer había presentado a la Cofepris la solicitud de registro de su vacuna, López-Gatell recordó los requerimientos logísticos que requiere el medicamento: un costoso sistema de congelación que el país no tiene. “Estamos en conversación con el equipo de Pfizer para ver cómo sus recursos tecnológicos se pueden integrar a los planes de Gobierno, pero debe quedar muy claro: no es a Pfizer a quien le toca resolver la ultracongelación [de la vacuna]”, advirtió López-Gatell. “Prudencia, prudencia”, reiteró. “No demos noticias anticipadas que generan falsas expectativas”.
El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador firmó a inicios de octubre tres acuerdos para tratar de asegurarse hasta 198 millones de dosis de diferentes vacunas. Además de Pfizer, los convenios incluyen las farmacéuticas AstraZeneca (Reino Unido) y CanSino (China). La subsecretaria de Asuntos Multilaterales, Martha Delgado, ha informado este viernes que México ha precomprado 163 millones de dosis de AstraZeneca y Pfizer y 35 millones de CanSino, lo que cubre al 92% de la población. Esto coloca a México, según Delgado, en el quinto lugar de los países a escala mundial en cuanto al volumen de pedidos.
Arturo Herrera, secretario de Hacienda, ha hecho públicas las cuentas del gasto, un total de 1.659 millones de dólares. Según sus cálculos, “durante el mes de diciembre se podría vacunar hasta 2.6 millones de personas, después 3.5 millones de personas adicionales entre enero y febrero y 11 millones de personas en marzo, de tal forma que hasta el primer trimestre del próximo año se estarían vacunando más o menos alrededor de 20 millones de personas”.
Los científicos son menos optimistas. “Más allá de anunciar fechas se necesita informar de los tiempos y la estrategia”, dice Mauricio Rodríguez, profesor de virología de la UNAM. “En efecto, urge una vacuna, urge que llegue, urge que la apruebe la autoridad regulatoria, urge que se defina cómo se va a usar, pero todo eso lo están haciendo varios equipos al mismo tiempo. Probablemente, sí puedan traer la vacuna y ya la tengan lista en diciembre, pero toda la parte de logística de la vacunación tiene que ocurrir en paralelo”, explica. “La autoridad regulatoria tiene enfrente un reto sin precedentes, porque tiene que tener claro el marco regulatorio para las vacunas, los marcos analíticos para las pruebas de laboratorio, los protocolos de las empresas para cerciorarse de la calidad… ¡Es una locura!”, advierte.
Uno de los principales resquemores que expresan los científicos es la rapidez con la que se están desarrollando las vacunas. La carrera de obstáculos reúne a potencias y farmacéuticas sin que se conozcan a profundidad la seguridad de estas o los efectos adversos en poblaciones como la mexicana, con altos índices de hipertensión, diabetes y obesidad. “Es complicado el panorama, porque el desarrollo de una vacuna en condiciones normales lleva bastante tiempo, de tres a siete años, pero se hace ahora un esfuerzo incasable para que los años se reduzcan a meses. Hay un grupo importante de médicos que no está totalmente convencido, por que no se conocen los efectos adversos que puede tener este tipo de vacuna, porque se ha probado con un grupo bastante pequeño”, explica Jorge Castañeda Sánchez, investigador del Laboratorio de Inmunología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Para el epidemiólogo Francisco Oliva Sánchez, del Departamento de Atención a Salud de la UAM, es preocupante que hasta el momento ninguna de las vacunas a las que aspira acceder el Gobierno mexicano hayan publicado sus reportes técnicos en revistas científicas de alto nivel, lo que permite a la comunidad científica analizar la efectividad de los nuevos medicamentos. “Es muy bueno el objetivo del Gobierno, pero siento que es aventurado decir que en diciembre podrá estar lista [una vacuna]. Primero se deberían tener publicados sus reportes para saber si se trata de una vacuna segura. Creo que es más realista pensar en enero y febrero”, dice el investigador.
Los expertos recuerdan que México no cuenta con la infraestructura para almacenar y distribuir la vacuna de Pfizer, que requiere refrigerarse a -70 grados. El costo de una de esas máquinas puede variar de 300.000 a un millón de pesos. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ya advirtió que ningún sistema de salud del mundo está preparado para transportarla y almacenarla. “México no cuenta con las condiciones para aplicar la vacuna, no hay infraestructura, personal capacitado. Suponemos que el Gobierno mexicano está armando esta logística”, dice Castañeda Sánchez. El virólogo Rodríguez comparte su preocupación: “Pfizer ya resolvió crear unas cajas que permiten conservar el producto hasta por 10 días, lo que podría durar el traslado, pero después la vacuna tiene que llegar a sitios con ultracongeladores y también debe conocerse cuánto tiempo sirve el producto después de descongelarse y cómo debe de utilizarse. Para todo esto tiene que haber capacitación de los vacunadores y de los responsables. Si todo eso lo van a resolver en catorce días, es una fecha muy optimista”.
Si México logra acceder a las vacunas en diciembre, el siguiente reto es movilizar los fondos, el capital humano y la infraestructura para lograr vacunar a 2.6 millones de mexicanos. “Confío mucho en el sistema nacional de salud, que tiene una gran experiencia en vacunación”, afirma Oliva Sánchez. “Pero tenemos que conocer con qué tecnología se desarrolla la vacuna para entender cuál es la red de frío adecuada que necesita”, agrega.
Los primeros beneficiarios de la vacuna
La Secretaría de Salud ha comenzado a diseñar un plan de vacunación, cuya prioridad es atender al personal médico que ha estado al frente de la emergencia por la pandemia. México registra la tasa de mortalidad más alta del mundo entre personal médico a causa de la covid-19, con 1.320 trabajadores de la salud fallecidos hasta septiembre, según un informe de Amnistía Internacional. Las autoridades también planean vacunar a integrantes de las Fuerzas Armadas y personal de seguridad pública que debe reaccionar ante una posible emergencia o que cuyo trabajo los pone en alto riesgo de contagio. En tercer lugar está la población mayor a 65 años, la más vulnerable, y quienes sufren enfermedades como diabetes, hipertensión, obesidad. El otro grupo lo componen pacientes de cáncer o quienes conviven con VIH o sida, explican los expertos. Por último, dicen, están los menores de cinco años. “En el caso de mujeres embarazadas, pondría precaución porque no sabemos cuáles sean los efectos adversos de vacunación en ellas”, acota el epidemiólogo Oliva Sánchez. Al final de la cadena estarían la población adolescente, joven y el resto de la población adulta.
Las autoridades no han anunciado ni el orden de vacunación de estos grupos o las fases en las que se desarrollará el programa, que, según los científicos, dependerá de las conclusiones a las que llegue la Cofepris tras analizar los expedientes técnicos que presenten las farmacéuticas. “Para cada grupo de vacunación tienes que saber cuántas personas representan ese grupo, cuántas dosis necesitas, dónde está esa gente y cómo vas a llevar la vacuna allí. Se necesita un plan estratégico en función de esta definición”, advierte Mauricio Rodríguez. “Al decir que en diciembre comenzará la vacunación, antes tienen que contemplarse todos estos elementos. Ciertamente es una fecha muy optimista”, reitera el virólogo.
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