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MORENA
Columna
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Una propuesta decorosa a la élite económica y al Gobierno

México y el mundo viven un momento ideal para ruptura de todo tipo de paradigmas

Jorge Zepeda Patterson

Vivimos tiempos extraordinarios con la ruptura de paradigmas geopolíticos y cambio de régimen político en México. Gobierno y élites económicas tendrían que ajustar enfoques y agendas a una realidad que ya es otra. El río revuelto entraña enormes riesgos, pero también oportunidades si las podemos ver.

1.- Donald Trump y el trastorno que ha provocado en el orden mundial no es una anomalía o una desafortunada y azarosa circunstancia de la vida; él es expresión de fuerzas telúricas que responden a la acumulación de secuelas negativas de una globalización indiscriminada; son impulsos que seguirán actuando en los próximos años. Proteccionismo, egoísmo convertido en políticas públicas (America First, Brexit), guerras económicas y manotazos comerciales. La integración a la que México apostó se ha convertido en una peligrosa vulnerabilidad que obliga a repensar mínimos de autosuficiencia. Ayer era lógico comprar gasolina barata en lugar de construir refinadoras; hoy que la lealtad o los compromisos han pasado a segundo plano, resulta suicida no contar con las capacidades mínimas que permitan a una nación seguir funcionando. Gobierno y élites económicas responsables requieren hacer ajustes al modelo, para dar al país una viabilidad básica en los años por venir. No es un asunto ideológico, ni de buenos y villanos de antes o de ahora. Se trata de un mundo en que el paradigma del empresario exitoso ya no es Bill Gates y su filantropía, sino Elon Musk y su narcisismo. Responder a la nueva realidad obliga a pensar en la formación de mercado interno y una relativa autosuficiencia en giros estratégicos.

2.- Morena llegó para quedarse un buen rato. No solo eso, gobernará con casi absoluto control político probablemente durante los próximos once años, quizá diecisiete. Más allá de gustos o inclinaciones se trata de una realidad que no cambiará fácilmente porque está enraizada en el mismo proceso descrito arriba. En países de primer mundo la globalización dejó resentidos a sectores “conservadores” que moverán a la derecha la agenda política: proteccionismos comerciales y defensa de los sectores medios. En países latinoamericanos, mucho más desiguales, el reclamo procede de los sectores desprotegidos urgidos de una mejor distribución. Mientras la oposición no ofrezca una opción viable y atractiva a las grandes mayorías, Morena tiene asegurado el voto popular de manera indefinida.

3.- El presidencialismo en México está de regreso. En cierta forma con mayor peso que nunca, porque Echeverría, López Portillo o Salinas no contaban con la aprobación de 75% de la población y el apoyo real de la mitad de los mexicanos. Posteriormente, el presidencialismo se debilitó por una partidocracia que en realidad solo representaba intereses de los grupos beneficiados por la globalización, un tercio de la pirámide social. Hoy regresa el presidencialismo, pero es distinto, toda vez que se trata de una sociedad más compleja que hace 50 años; la hegemonía o la opinión pública ya no se construye en una televisora y pesan más Netflix o TikTok que los diarios o la comentocracia local.

El control político que tiene a su disposición Claudia Sheinbaum entraña un problema pero también una oportunidad. Eso es una mala y una buena noticia para las élites económicas. Mala, en el sentido de que una desavenencia crónica entre poder económico y poder político, condena al país al estancamiento prolongado y a un probable verticalismo progresivo por parte de la autoridad, que se vería obligada a activar la economía mediante decisiones unilaterales y perentorias. Buena, en el sentido de que, para las élites de cualquier país, la legitimidad y el apoyo popular con el que cuenta el poder político constituye una oportunidad única a condición de construir un maridaje aceptable. El entrampamiento entre demócratas y republicanos en Washington o las dificultades de Macron para sostener un Gobierno, ilustran la difícil gobernabilidad. En momentos de aguas agitadas como el que caracteriza la transición que hoy vive el mundo, un poder ejecutivo asertivo y oportuno en la toma de decisiones es una ventaja mayúscula. La desconfianza de los ciudadanos respecto a la autoridad y un escaso apoyo al gobierno vigente es un fenómeno generalizado en todo el planeta. México y la India son de los pocos países que escapan a esa vulnerabilidad. El tema para las élites económicas es cómo convertir eso en una ventaja y no en una rémora para el crecimiento de mediano plazo.

4.- Bajo estas consideraciones, Gobierno e iniciativa privada tendrían que asumir que no son momentos de posicionamiento ideológico sino de realidades puntuales. El gobierno está condicionado por dos premisas: Uno, México está inserto en la sociedad de mercado que rige al mundo; desintegrarse a la manera de Cuba o de Venezuela, por las razones que hayan sido, no es opción. Dos, no hay manera de profundizar el combate a la pobreza sin la creación sostenida de millones de empleos; ni las transferencias sociales ni el aumento real al salario mínimo pueden seguir creciendo indefinidamente. Si la 4T quiere cumplir el reclamo social lo tendrá que hacer generando condiciones para el crecimiento y la inversión.

Por su parte, los empresarios tendrían que asumir que no hay regreso pronto a un esquema de crecimiento en el que se beneficie a 40% o un tercio de la sociedad como el que experimentamos durante cuatro décadas. Las urnas ya no lo permiten. La historia está marcada por impulsos pendulares: periodos de énfasis en el crecimiento (de Salinas a Peña Nieto, por ejemplo) que terminan provocando desigualdad e inconformidad porque desatienden a las mayorías. Y períodos de énfasis en la distribución (Echeverría y López Portillo en términos demagógicos y burocráticos, y con López Obrador más recientemente con logros sociales sustantivos), pero que comprometen el crecimiento.

5.- Morena es un movimiento social y político de corte variopinto. Pero en este momento y los siguientes cinco años estará conducido por Claudia Sheinbaum. Es decir, una versión moderna, racional y práctica de este impulso en favor de la distribución. Después, no lo sabemos. La situación, insisto, ofrece una oportunidad única, entre otra razón por el alto costo que implica ignorarla. Un divorcio entre ambos poderes desencadena la peor parte de cada uno: verticalismo por lo que toca a la autoridad; estancamiento por muchos años y emigración de capitales en lo que respecta a la iniciativa privada.

Las dos partes tienen razones para desconfiar, pero muchas más razones para sentarse a resolver sus diferencias. ¿De qué manera puede el control político de Morena generar un clima de negocios favorable a la inversión sin sacrificar sus banderas o su base social? Y, del otro lado, ¿Cómo ajustar la lógica empresarial y asumir que hoy toca crecer con un guiño puesto en la distribución, pero está en su derecho al pedir certidumbre? Se trata de una ventana de oportunidad a condición de que ambas partes se ayuden mutuamente y hagan el recorrido para encontrarse a medio camino. Probablemente, nunca habíamos tenido la posibilidad de intentar con éxito una fórmula que explore el maridaje de estos dos énfasis. Crecimiento y distribución. Es el momento.

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Sobre la firma

Jorge Zepeda Patterson
Escritor y analista político. Ha sido director del diario 'Siglo 21' y 'Público' en Guadalajara y de 'El Universal' en México. Fundador del digital Sinembargo.mx. Premio Moors Cabot por la Universidad de Columbia y premio Planeta por su novela. Autor de 14 libros, con traducciones a 20 idiomas
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