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100 DÍAS DESPUÉS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El ejemplo perfecto de la educación olvidada

A la escuela primaria ‘René Juárez Cisneros’ le pasan encima los años, dos huracanes y promesas incumplidas de políticos y sin embargo, se mueven: los 120 alumnos y tres maestras siguen asistiendo al terreno en el que toman clases

René Juárez Cisneros
René Juárez Cisneros, en agosto de 2020.Moisés Pablo Nava (CUARTOSCURO)

René Juárez Cisneros fue un político mexicano priista que murió en 2021. Gobernador de Guerrero de 1999 a 2005 le tocó sostener a un PRI en ruinas después de la transición y en sus últimos años de vida tomó relevancia al dirigir el partido cuando López Obrador llegó a Palacio Nacional. Seguramente sin que lo supiera y a manera de homenaje, en 2021 inauguraron una escuela primaria con su nombre en Acapulco. Desde su creación este centro escolar —solo me atrevo a llamarlo así por el esfuerzo de las tres maestras y la resiliencia de los padres de familia, porque en realidad es un terreno irregular que no posee documentos, que tiene un cuarto de concreto sin techo fijo y piso de tierra— ha sufrido varias desgracias y se erige como el ejemplo perfecto de la educación olvidada, de la nula prioridad que le da el gobierno del Estado a sus niños.

Cuando buscaba una historia para contar 100 días después, me encontré con una fotografía de esta escuela en la portada de un diario nacional, se consignaba el desprecio, otra vez, por parte del Gobierno de Evelyn Salgado al no cumplir la promesa de darle a este plantel condiciones dignas para los alumnos que tomaban clases bajo lonas y láminas. Al rascar un poco en la historia de esta primaria, me encontré con una serie de tragedias que rayan en lo increíble.

La escuela primaria ‘René Juárez Cisneros’ de Acapulco es un ejemplo de resistencia. Les pasan encima los años, dos huracanes, robos, promesas incumplidas de políticos y sin embargo, se mueven: los 120 alumnos y tres maestras siguen asistiendo al terreno en el que toman clases.

Siendo una escuela de reciente creación no cuenta con un plantel, las clases se imparten en un terreno ubicado en medio de un Conalep y una secundaria. La única infraestructura que tienen es un cuarto de concreto sin techo fijo, donde solían impartir clases hasta que en mayo de 2022 les robaron la lona que lo cubría: propaganda de los programas del Bienestar que les sirvió para protegerse del clima.

Después de que la directora Beatriz López denunciara aquél robo, el secretario de Educación estatal, Marcial Rodríguez dijo al diario El Sol de Acapulco que “ya se estaban tomando acciones” para que los niños no siguieran tomando clases a la intemperie. Por su parte, Rodolfo Elías Vargas (asesor de la delegación de Servicios Educativos en Acapulco) confió en que “esa semana” se turnaría el caso al Instituto Guerrerense de Infraestructura Física Educativa, “se trata de un plantel de nueva creación y son seis maestros los que están frente a grupo, pero espero que sea en esta semana cuando se haga la reparación del techo o bien se les busca una sede alterna para reubicarlos”, dijo ese mismo mes de mayo 2022.

Pasó casi un año y la situación de la primaria seguía igual, por lo que en marzo de 2023 alumnos y maestros protestaron frente al ayuntamiento de Acapulco para exigir una carta de donación del predio para construir un plantel. La directora López Genchi explicó a la prensa local que no se les donaba el terreno por una disputa que había con la Fiscalía del Estado, que pretendía construir ahí unas oficinas. Y mientras no se resolviera, los alumnos no podían ser beneficiarios de programas sociales ni podían acceder a servicios básicos: infraestructura adecuada, salones, baños y una barda perimetral.

Para ese septiembre, la precariedad de la primaria ya era tal, que los niños llevaban sillas y bancos de sus propias casas para poder tomar clases. Seguían sin drenaje, sin aulas, protegidos sólo por la sombra de un árbol pero con sus libros de texto gratuitos. Sólo que los polémicos ejemplares en breve se volvieron inservibles, pues el único cuarto para resguardarlos tenía goteras y se mojaron completamente.

Dos semanas después de que esto fuera publicado en varios medios nacionales, la gobernadora Evelyn Salgado mandó (a través de la secretaría de Educación estatal; ella no acudió a la escuela) materiales mínimos a la primaria: pupitres, ‘pintarrones’ y otros libros de texto. Pero de regularizar el terreno o dotarlos de infraestructura, nada: el secretario Marcial Rodríguez “se comprometió a otorgarles apoyo para la regularización de su terreno, así como darle seguimiento a la construcción de sus aulas”, como lo consigna un comunicado de la SEG.

Eso sí: el secretario Rodríguez Saldaña se tomó la foto con los niños para dejar constancia de la entrega de los materiales, tomando como fondo la barda de una escuela contigua (la secundaria Bicentenario de la Independencia 2010), pues la primaria no tiene plantel dónde tomarse la foto.

Un mes después de este acto, la escuela y todo Acapulco sufriría una de las peores tragedias de su historia: el huracán Otis golpeó el puerto con una intensidad que creció en pocas horas hasta llegar a la máxima categoría (5) y dejando una devastación sin precedentes. Las escuelas fueron retomando actividades paulatinamente alrededor de un mes después, aunque la principal tarea a la que se convocaba a los padres era limpiar las instalaciones tras el paso del huracán.

A finales de junio, ya en este 2024 —hace 100 días— el diario Reforma acudió a constatar las condiciones de la René Juárez y encontró que la promesa del secretario, hecha nueve meses atrás, seguía sin cumplirse. Aulas de lámina y madera, sin baños, a la sombra de un árbol junto a la secundaria.

La maestra Diana Olivares explicó al diario que el Gobierno del Estado les entregó dos meses atrás unas tablas para armar una nueva aula, pero no les envió personal para ayudarlos ni explicarles sobre el armado.

100 días después la escuela tiene tres aulas, la suspensión de clases nos ha impedido saber quién se las entregó, si finalmente fue el gobierno estatal o si será una donación o incluso ellos mismos consiguieron recursos, pero a diferencia de hace tres meses, ya tienen tres salones con techo, son de plástico y parece que son provisionales, como las casas que se construyen junto a los grandes proyectos arquitectónicos donde los ingenieros y arquitectos le dan seguimiento a la construcción. Por primera vez ya no dependen de una lona, tampoco están bajo un árbol. Tres años después de inaugurada la escuela primaria René Juárez Cisneros opera en condiciones precarias con esta construcción improvisada, el mínimo nivel de dignidad parece un lujo en una larga lista de promesas sin cumplir.

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