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La metamorfosis de Pedro Kumamoto: del movimiento independiente a su alianza con Morena

El político de 34 años afirma a EL PAÍS que en una década de trayectoria ha madurado y tiene más claridad sobre sus convicciones

Pedro Kumamoto
Pedro Kumamoto en Ciudad de México.Aggi Garduño
Zedryk Raziel

Hace una década, Pedro Kumamoto (Jalisco, 34 años) saltó a la fama como uno de los rostros más visibles de un movimiento político de jóvenes que cuestionaba el sistema de partidos y la manera como se hacía política en México. La figura de Kumamoto surgió de la ola de movimientos juveniles globales de la primera década de este siglo: la Primavera Árabe, Occupy Wall Street, las protestas estudiantiles de Chile, el 15-M de la Plaza del Sol y, en México, el #YoSoy132. Esos movimientos políticos cuestionaban la lógica de los partidos políticos y la idea de representación democrática, y apostaban al concepto de la multitud, la colectividad que desborda, que excede los límites de participación política establecidos.

Kumamoto lideró el movimiento Wikipolítica y se convirtió en 2015 en diputado local del Congreso de Jalisco como candidato sin partido. Desde ahí impulsó, de la mano de algunos legisladores federales, la creación de la figura de candidatura independiente para todos los cargos de elección popular, incluido el de presidente de la República. En 2018 intentó dar el salto al Senado, pero, aunque obtuvo 762.000 votos, no logró hacerse con el escaño. La experiencia frustrada le dejó una enseñanza. En 2020 fundó un partido local, Futuro, y un año después contendió, sin éxito, por la alcaldía de la ciudad de Zapopan, una de las más importantes de Jalisco. Se convirtió en regidor, y ahora, por segunda ocasión, está en la carrera por convertirse en alcalde de su municipio. Con una diferencia: esta vez forjó una alianza con Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador.

Tomar esa decisión le valió duras críticas. Fue acusado de traicionar los principios que enarboló como impulsor de las candidaturas independientes. En entrevista con EL PAÍS en Ciudad de México, Kumamoto responde a los señalamientos. No considera que su cambio de postura haya sido una traición, sino una maduración de sus ideas. A lo largo de esta década se fue a estudiar una maestría sobre Políticas Públicas a Londres, a su regreso se volvió profesor en la Universidad de Guadalajara, adquirió experiencia en la función pública local y se casó (muestra el anillo dorado en el dedo anular). “Yo lo vivo como un proceso de maduración y un proceso de claridad. Nosotros construimos una coalición que nos permite seguir siendo quienes somos y decir lo que pensamos. Pero hay más cosas que nos unen que las que nos separan. Y ahí es cuando dices: ¿Por qué no haríamos una coalición si podemos brindar un cambio, hacer que el gobierno realmente le sirva a la gente?”, plantea.

P. ¿Por qué se unió a Morena?

R. Por el momento de crisis que estábamos viviendo en el Estado de Jalisco, desde principios del año pasado empezamos a procesar la pregunta de qué teníamos que hacer desde Futuro, cuál era nuestro papel. Acababan de pasar las represiones a familiares de personas desaparecidas, golpeados por parte de las autoridades estatales. Acababan de suceder los secuestros de estudiantes y de jóvenes por parte de la misma Fiscalía. Ocurrieron los terribles sucesos en Lagos de Moreno. Y cuando nosotros propusimos una salida institucional, presupuestal, jurídica, legislativa, nos topamos con un Gobierno cerrado completamente, un gobernador [Enrique Alfaro] alejado totalmente de la posibilidad de la construcción de un cambio. Nos dimos cuenta de que teníamos una responsabilidad muy grande frente al próximo proceso electoral. Pude presentarme como candidato a la gubernatura, pero iba a allanar el camino a otro gobierno de Movimiento Ciudadano. Vimos que teníamos la posibilidad de construir una coalición con personas que también le apuestan a una perspectiva desde las izquierdas, la innovación, la justicia, una coalición que pusiera al centro una agenda para el cambio en Jalisco.

P. ¿Qué quedó de Wikipolítica?

R. Quedan muchas cosas. Queda la convicción de que la política del pasado ha hecho que los espacios de gobierno se conviertan en sitios de privilegios, de corrupción y de negocios. Y frente a eso, lo que decidimos es no rendirnos y, con mucha persistencia, honestidad y toda nuestra capacidad e innovación, ir a proponer una solución a los problemas públicos. ¿Cómo construimos entre muchas personas una respuesta a los enormes retos que vivimos en nuestra sociedad? Ese espíritu sigue vigente, siguen vigentes nuestros principios. A lo mejor ha cambiado un poco que ya tengo más experiencia, pero lo esencial y lo más importante sigue siendo cómo hacemos que la política les sirva a las personas, cómo cambia su vida para bien.

P. ¿Qué ha pasado con el discurso tan crítico contra los partidos y la “vieja política”?

R. Tiene que permanecer, no solamente en discursos, sino en acciones, la crítica a la política del pasado. La política del pasado continúa en los espacios de gobierno actualmente y que representa Movimiento Ciudadano en Jalisco. Frente a eso tenemos que ser críticos, muy propositivos y finalmente ir a ganarles para demostrar que la política puede significar muchas otras cosas. El discurso permanece, el espíritu es el mismo, nada más, como te decía, con un poco más de experiencia.

P. ¿En Morena no hay elementos de “vieja política”?

R. En todos los partidos políticos, empezando por Futuro, nos tenemos que cuidar de que no haya elementos de la política del pasado. Y desde luego que existen errores, equivocaciones de parte de personas de todos los partidos. Yo estoy seguro de que también, quienes queremos un cambio, tenemos que ser muy sinceros en que esa política del pasado es fácil que se meta en cada uno de los espacios que tenemos como participantes de la política. Y creo que lo que define a alguien que está en la política es cómo actúa cuando se enfrenta a esto, y creo que es un reto permanente, que no debemos de abandonar.

P. Le acusaron de traicionar sus principios por su alianza con Morena. ¿Es traición o es abrazar las propias contradicciones?

R. Yo lo vivo como un proceso de maduración, porque a mí no me han pedido que haga algo en lo que esté en desacuerdo. Yo no estoy en una coalición en donde se me haya pedido que no diga lo que pienso. Por el contrario. Hay muchas coincidencias, pero también diferencias en las que hay que ser vocal, hay que ser respetuoso, pero hay que plantearlas, como la militarización, hemos dicho que no estamos a favor; o que nunca vamos a estar de acuerdo en la apuesta a las energías fósiles; tenemos una posición histórica, y la vamos a defender, de que necesitamos un sistema fiscal realmente progresivo, justo. Entonces, cuando se tiene una coalición de ese talante, en donde puedes seguir siendo quien eres, y aparte se suma la posibilidad de cambiar las cosas, yo creo que lo que se tiene que hacer es sumarse a ese esfuerzo de cambio. En el Estado de Jalisco esta coalición tiene sentido, es una coalición ideológica, que suma proyectos de izquierda.

P. ¿Tiene posibilidades Morena en Jalisco, el bastión de Movimiento Ciudadano?

R. Estamos viendo un ánimo de cambio en el Estado, porque hemos vivido los últimos seis años con un gobierno insensible, represor, que ha privilegiado a la corrupción por encima de atender los problemas de las personas. Movimiento Ciudadano ha representado uno de los gobiernos más alejados de la sociedad y que más encumbran la idea de la insensibilidad y de la cultura del espectáculo en lugar de una cultura de servicio público.

P. En 2018 intentó ser senador independiente y no lo consiguió. ¿Qué lección le dejó esa derrota?

R. Nos hizo entender que el sistema tiene reglas y que están diseñadas para los partidos políticos. Ese aprendizaje nos hizo decir: construyamos un partido, sin claudicar de lo que somos; si las reglas del juego están puestas de esa forma, juguemos con ellas, pero no con las formas de la política del pasado. Nos dimos cuenta de que, ante esa búsqueda de cambio de la sociedad jalisciense, ese impulso a la justicia, a la igualdad, no nos podíamos quedar simplemente con la figura de política independiente, sino que era momento, con madurez, de aceptar que teníamos que hacer un cambio, y por eso construimos Futuro.

P. ¿Cuál es el estado de salud de las candidaturas independientes en México?

R. Yo creo que la figura sigue vigente, tiene sentido en casos focalizados, en ciertos territorios donde un equipo o liderazgo puede encabezar un proyecto, por ejemplo, municipal o a los congresos locales. Pero nosotros ya no estábamos en el espacio de la candidatura independiente. Éramos miles de personas a las que nos unía un programa político, ciertas propuestas, una ideología. ¿Qué es un partido político sino miles de personas que piensan de una misma forma, que quieren cambiar las cosas a través de las instituciones? Es decir, nosotros ya no éramos un individuo que quería impulsar ciertas agendas. Y decidimos que esto sea permanente, que no nazca y muera con un proceso electoral, sino que sea un espacio de formación, a largo plazo, que esté presente en todos los municipios. Lo que queremos es que ese impulso de miles de personas tenga un medio desde el cual se pueda convocar, construir y cambiar la vida de las personas.

P. Xóchitl Gálvez dice ser una “candidata ciudadana”. ¿Cree que lo sea?

R. Si se está pensando en el adjetivo desde una lógica en donde no obedece a ciertas estructuras, o donde se plantea que va a poder impulsar cambios, yo lo pondría en duda. Lo que está haciendo es una coalición entre los proyectos de país que durante muchos años dijeron que no se podía aumentar el salario mínimo porque iba a haber inflación, que primero se tenía que regar desde arriba para que luego salpicara abajo, un proyecto de política que dejó más pobreza y que por muchos años nos obligó a vivir una guerra. Yo creo que ella representa esos proyectos. Cuando revisas la plataforma, quién acompaña el posible gabinete y cómo se terminan articulando las propuestas, más bien es la candidata de la privatización, de la derecha y del México del pasado.

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Zedryk Raziel
Reportero de EL PAÍS México, especialista en la cobertura de asuntos políticos y de corrupción. Licenciado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Ha sido colaborador en el diario Reforma y el portal Animal Político. Es coautor de ‘El caso Viuda Negra’ (Grijalbo, 2022).
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