Movimiento Ciudadano acoge a personajes de ideología variopinta en busca de votos
El partido opta por el tirón popular de nombres conocidos en sus candidaturas pese a que los veteranos del proyecto abandonen el barco
Movimiento Ciudadano (MC) ha sacado la calculadora y se ha puesto a hacer cuentas. ¿Cuánto de rentable es un proyecto político sin figuras carismáticas para defenderlo? ¿Cuánto puede serlo con políticos de cualquier ideología defendiendo un proyecto que no es el suyo? Esa es la cuestión. Al éxito en las urnas se llega por las dos vías y el partido naranja parece haber optado por la segunda. En las últimas semanas han ido incorporando en sus candidaturas a personajes de variopintas ideologías y trayectorias. Por ejemplo, Claudia Ruiz Massieu, de acendrado pedigrí priista; por ejemplo, el actor Roberto Palazuelos; la deportista Paola Longoria, el periodista Gibrán Ramírez y algunos otros de tirón popular. Hace unos días la sorpresa llegó con la dupla para el Senado por Ciudad de México, que la integrarán la experredista Alejandra Barrales y su compañera de filas, la muy controvertida Sandra Cuevas, que ha sido titular de la alcaldía Cuauhtémoc, en el corazón de la capital, la séptima economía de México. Después de amores y desamores, ha acabado en el partido de Dante Delgado. Todos se han puesto ya sus deportivas fosfo fosfo, símbolo del movimiento naranja. El problema es que algunos relevantes cuadros del partido no encuentran su número en este calzado y se abren grietas día con día.
Patricia Mercado, que muchos quisieron ver como candidata presidencial por MC, acaba de abandonar el equipo de campaña del que sí lo es, Jorge Álvarez Máynez, una vez concluida su misión como coordinadora del programa electoral, y tampoco será la vocera: “Hay decisiones del partido que me son ajenas y no puedo ser yo quien las defienda”. La exdiputada naranja Martha Tagle, compañera de faenas con Mercado, lo ha definido así: “Supongo que quienes toman las decisiones [en el partido] habrán medido los costes de que ni Patricia ni yo estemos [en las listas] a cambio de recibir votos incorporando a personas más populares”. Mercado y Tagle han impulsado en estos años una agenda para el partido de corte progresista y de derechos, “un proyecto con el que la ciudadanía se pueda ver identificada. Pero lo rentable parecen ser otras cosas. Quizá con esas figuras se atraen votos para impulsar ese proyecto. Estas decisiones se fundamentan en estudios demoscópicos”, afirma.
Parecido ocurrió con Samuel García, el gobernador de Nuevo León, quien de inmediato levantó las encuestas hasta situarse en segundo lugar, por detrás de Morena, en la carrera presidencial, según algunos sondeos. El Congreso del Estado norteño, donde el PRI y el PAN tienen mayoría, impidió aquella aventura y fue sustituido por Máynez sin decir agua va. “García puede ser competitivo, pero no representa lo que significa Movimiento Ciudadano. Se ha construido una narrativa de lo nuevo” sin mucho más debajo del eslógan, viene a decir la militante Tagle.
La retirada de Mercado y el amable adiós a sus cometidos que le ha dedicado en las redes Máynez ha sido recibida entre los fieles a la dirección de esa forma, como una nueva política del disenso sin acritud. Pero nadie se engañe, el río baja revuelto y los ánimos turbios. En los mentideros políticos se dice que la mano de Ricardo Monreal mece de nuevo la cuna de Sandra Cuevas, que él es el muñidor de que haya subido al cartel de Movimiento Ciudadano para ser senadora, siempre que los votos lo permitan. Tagle no cree que el senador morenista haya influido en la designación de Cuevas por MC, pero no descarta que sí lo hiciera cuando la alcaldesa decidió no optar a la reelección. De cualquier modo, el resultado de este movimiento puede dividir los votos de la oposición porque muchos de los de la derecha pueden ir al costal de Cuevas, que tiene un perfil del gusto de los conservadores, incluso de los ultraderechistas.
Lo cierto es que aquellas diatribas de la dirigencia de Movimiento Ciudadano contra la “vieja política”, con especial incidencia en el desagrado por el priismo, no han tenido un reflejo en las últimas decisiones tomadas. Si el líder de la formación, Dante Delgado, afirmaba hace meses que no irían a las elecciones junto a la oposición, un Titanic que se hundía, dijo, ahora parece que es el Titanic quien viene a ellos, con nombres como el de Claudia Ruiz Massieu.
Movimiento Ciudadano ha ido conquistando territorios nada desdeñables, como la gubernatura del rico Estado de Nuevo León o del próspero Jalisco. Le falta meter una pica en la Ciudad de México y este podría ser el camino. Pero se necesitan votos, y la primera en los puestos de salida sería Alejandra Barrales, quien si no lo consigue de ese modo entrará por los escaños plurinominales, sin elección popular. Cuevas puede que no lo logre, pero sumaría sufragios para los naranjas. Dice Tagle: “En la alcaldía Cuauhtémoc están el corazón económico y político de la capital y muchos otros poderes, pero también los giros negros”, es decir, los negocios oscuros que tantos votos mueven en las elecciones mexicanas: “Cuevas no solo se ha construido un personaje, la que patea la ciudad, se viste de policía y va en motoneta, también representa a grupos clientelares con los que se identifica muy claramente, como el ambulantaje, los giros negros”.
Otra mujer, la senadora Indira Kempis, que se postuló para la presidencia del país por Movimiento Ciudadano, lamenta que el partido, que suponía la tercera opción para quien no quisiera votar por ninguno de los dos bloques fuertes, el del PAN y el PRI contra el de Morena, haya recurrido a este sistema de personajes populares en lugar de fortalecer su proyecto para la contienda de 2030. “Hay muchas mujeres y jóvenes talentosos, pero no han querido dejar pasar las circunstancias complicadas que ahora enfrentaba el partido y han preferido el oportunismo como tabla de salvación, prefieren a los influencers, de más impacto mediático. Son estereotipos de telenovela, que atraen a la vieja política. Es una trayectoria que recuerda al [partido] Verde. Están ocupando gente para sobrevivir y a los que tienen trayectoria, ideas, trabajo los han dejado en la banca, no es de extrañar que la sociedad civil esté desencantada”, dice. Ella misma abandonó el partido y se ha integrado en las filas de Fuerza y Corazón por México, junto a la candidata panista Xóchitl Gálvez.
Kempis se manifiesta en términos duros. Cree que sus antiguos compañeros “priman el dinero antes que la gente, lo que les hace torpes y excluyentes, una élite de puros hombres, es una dirigencia violentadora”, afirma. Se muestra alarmada, en cierta medida, ante la eventual llegada de Cuevas al Senado, “por sus manos pasarían decisiones que tienen que ver con el derecho a decidir, la migración, la policía, ahí viene lo riesgoso”, afirma. “Con el afán de conseguir votos, meten a personas contrarias al proyecto socialdemócrata y progresista de MC. La derecha la ama [a Cuevas] por sus formas duras”, sostiene. Aunque cree que es complicado que llegue, porque va de segunda fórmula. Es decir, antes está Alejandra Barrales. Kempis atribuye la designación de Cuevas y otros personajes populares al temor del partido por perder el registro: “Están en el filo”.
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