La quiebra en México de la financiera Came deja a la deriva a más de 169.000 clientes: “Nos la jugamos y todo salió mal”
La empresa, en proceso de liquidación y bajo la sombra de fraude, reportó pérdidas por 532 millones de pesos en julio pasado


Lo que inició como un proyecto para apoyar a los desempleados del terremoto de 1985 se ha convertido en una pesadilla para miles de ahorradores. Más de 169.000 clientes del Consejo de Asistencia al Microemprendedor (Came) vieron desvanecer sus inversiones tras la súbita desaparición de la financiera, afincada en Ciudad de México, en abril pasado. Atrás quedaron los titulares que reconocían a esta firma como una de las más sólidas del mercado y los fondeos con bancos como Citi y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Los primeros signos de alerta fueron dados por los propios ahorradores, quienes detectaron fallos en el sistema y silencio por parte de sus asesores financieros. El regulador bancario, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), intervino la firma en junio pasado, después de identificar “irregularidades contables” y apenas hace unas semanas revocó su licencia para operar. Para los afectados, las medidas han llegado demasiado tarde y ahora deberán luchar en los tribunales para recuperar, al menos, una parte de sus inversiones.
La familia Montes, de Iztapalapa, figura en la larga lista de afectados por Came. Propietarios de un negocio de publicidad, en 2023 buscaron una opción para hacer crecer sus ganancias. En su página de internet, esta sociedad financiera, conocida como sofipo, presumía de tener 30 años de experiencia en créditos e inversiones. Con la promesa de una tasa anual de rendimientos del 16%, pagada por adelantado, Came parecía la mejor opción del mercado. Antuan Montes, de 31 años, relata que fue su madre la primera en invertir en Came. Tras meses de obtener rendimientos a doble dígito, sus hermanos y su padre decidieron confiar también en la financiera. En total, el desembolso de los Montes en la financiera rebasó los 350.000 pesos.
Antuan Montes relata que los últimos depósitos a Came se efectuaron en febrero y marzo pasados, poco antes del colapso. Los asistentes telefónicos dejaron de contestar, la aplicación móvil se ralentizó y, finalmente, la sucursal a la que siempre acudían echó el cierre. A través de redes sociales en Facebook y WhatsApp, se percataron de que no eran los únicos clientes perjudicados. “Fuimos a la CNBV con otros afectados, pero no nos dieron ninguna explicación”, lamenta Antuan.
La familia Montes es parte de la demanda penal colectiva contra la financiera, en la que hay, al menos, otros 100 ahorradores afectados, pero hasta el momento no ha habido avances. De acuerdo con la norma, los clientes podrán recuperar hasta 25.000 unidades de inversión (udis), equivalente a 213.000 pesos. Esta cifra será mínima para algunos clientes que invirtieron más de un millón de pesos en Came. “Nos deja muy muy mal esta experiencia. Ahora, a todos mis conocidos les digo que invertir en este tipo de sociedades no es seguro. Mi papá antes ya había invertido en bienes raíces, esta fue la primera vez que probamos a una sofipo, nos la jugamos y todo salió mal”, zanja Antuan.
Los orígenes de Came se remontan a 1985 como una opción de empleo y financiamiento para micronegocios. En 2009, dieron el salto para convertirse en una sociedad financiera popular (sofipo) y así pudieron captar ahorros de sus clientes y otras fuentes de financiamiento. En 2018, otro jugador del sector, Te Creemos Holding, adquirió la mayoría de sus acciones y, años más tarde, en 2022, se fusionaron en una sola entidad. Los problemas comenzaron hace dos años, cuando los estados financieros de la sofipo daban cuenta de pérdidas, en ese entonces, justificadas por el golpe de la pandemia. El descenso se prolongó a principios de abril de este año. A ciegas, con apenas pantallazos de sus transferencias, los clientes ahora deberán luchar en los tribunales.
Carlos, quien prefiere no dar su nombre completo, es otro de los ahorradores afectados. Él comenzó su historia con Came con una inversión de un millón de pesos en 2023. Por el monto de la inversión, la financiera le regaló un celular de última generación. Este tipo de obsequios, relata, eran habituales en la compañía para los clientes premium. Relojes inteligentes, bocinas y automóviles formaban parte de las dádivas de la financiera. En su caso, después de comprobar el pago de rendimientos a doble dígito, en 2024, decidió invitar a su madre y a su hermana a invertir. Ahora, pelean por recuperar una parte de los dos millones de pesos que desembolsaron en la financiera.
El empresario restaurantero reprocha a las autoridades que hayan tardado tanto en intervenir a Came, pese a las marchas y constantes visitas que los afectados hicieron a la CNBV. “Lo de Came lo manejan como quiebra, pero es un robo lo que hicieron. La burocracia no te pela, en la Comisión nos atendieron en un comedor comunitario y el entonces presidente, Jesús de la Fuente, nunca nos dio la cara”, señala. El hombre, de 41 años, reconoce que en cinco años invirtiendo en distintas sofipos nunca había tenido una mala experiencia, hasta ahora, que deberá luchar para recuperar su dinero y el de su madre y hermana.
Hasta 2024, poco antes de su caída, Came ocupaba el octavo lugar dentro de las sociedades financieras populares (sofipos) con activos por 3.160 millones de pesos. Sin embargo, los focos rojos ya empezaban a notarse en las cifras compartidas a la CNBV: a julio de este año reportó pérdidas por 532 millones de pesos y un índice de morosidad por encima del 10%. En un análisis reciente, Moody´s advierte de que la liquidación de Came limitará la capacidad del Fondo de Protección de Sociedades Financieras Populares y de Protección a sus Ahorradores (Prosofipo) para proteger a otros depositantes. La agencia indica que el uso de la cobertura de protección consumirá un monto significativo de un fondo, que al cierre de 2024, tenía un saldo de 597 millones de pesos.
Así, la caída de un jugador como Came, supondrá un reto para el resto de las sociedades financieras populares, un sector que en el país se ha venido consolidando como una opción de inversión y financiamiento más atractiva respecto al sistema financiero, cuyas tasas de rendimiento están por debajo del 7%. Actualmente, la CNBV tiene reguladas una treintena de sofipos en México. Enrique Díaz-Infante, director especialista del sector financiero del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, añade que la quiebra de Came no afectará la estabilidad del sistema financiero porque la participación de las sofipos en el sistema es de un 0,4% del PIB. “Las sofipos captan recursos del público ahorrador y colocan los mismos como créditos. En ese sentido, la liquidación de Came es una mala noticia para el avance de la inclusión financiera en México, pues afecta la reputación y consolidación de esta figura”, abona.
Javier Pérez Moreno, socio del área financiera del despacho BGBG, explica el declive de Came como parte de la guerra de tasas que se ha desatado en el país con la llegada de nuevos y agresivos jugadores como Nu, Story o Klar. “Came se subió a la famosa guerra de tasas, con tasas de rendimiento muy altas y si tienes una contabilidad que no es la adecuada, tienes una morosidad bastante grande. Al final, este es el resultado”, indica.
El experto reconoce que el órgano regulador, la CNBV, tardó mucho en detectar algunas alertas evidentes como su alta tasa de morosidad en sus créditos. Por lo que la quiebra de Came, investigada ahora por supuesto fraude, es una llamada de atención también para que el regulador vigile de manera más efectiva a todos los jugadores del sistema financiero y para que actualice sus normas. De parte del ahorrador, el especialista recomienda a cada futuro inversor que analice muy bien cada opción, a las financieras, sus dueños y los términos y condiciones del contrato.
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