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Michael Pinsky reproduce la contaminación de Nueva Delhi en Guanajuato para alertar sobre sus estragos en grandes ciudades

El artista británico recrea con ‘Pollution Pods’, instalada en el Festival Cervantino, los diferentes niveles de contaminación detectados en varias urbes para concienciar sobre los problemas ambientales

Carlos S. Maldonado

Fernando Gómez, de 24 años, no esconde su sorpresa tras salir de la instalación Pollution Pods que el artista británico Michael Pinsky ha montado en México, en la plaza Los Pastitos de Guanajuato. La sorpresa del joven la causan los altos niveles de contaminación que ha podido experimentar al entrar en uno de los domos de la instalación dedicada a los problemas ambientales que sufre la ciudad india de Nueva Delhi, capital mundial de la contaminación. El humo dentro de la bóveda es tan intenso que hay una sensación de ahogo, una asfixia desesperada. “Es increíble ver lo que provocamos al medioambiente”, dice Gómez. “Metiéndote en este proyecto agarras la onda de que todo el consumo de combustibles, los automóviles, el humo están matando al planeta”, reflexiona.

La reacción de Gómez es la que espera generar Pinsky con su proyecto artístico, una obra mundialmente celebrada que se expone por primera vez en México en el marco del Festival Internacional Cervantino. El proyecto es una de las presentaciones especiales que el British Council ha traído a Guanajuato como parte del programa que han curado, dado que el Reino Unido es el país invitado del festival. Pinsky es un artista conocido por su compromiso ambiental. Su obra interviene espacios urbanos para denunciar el impacto humano en el medio ambiente.

Pollution Pods consta de cinco cúpulas geodésicas que están interconectadas y que reproducen los niveles de contaminación de Tautra, en Noruega, Londres, Nueva Delhi, São Paulo y Pekín. Los visitantes emprenden el viaje desde ese prístino entorno costero noruego, recorriendo una serie de celdas con niveles de contaminación cada vez más altos. Paola Aguinaco es una arquitecta que colabora con el British Council para explicar el funcionamiento del proyecto de Pinsky. Es un día soleado, caluroso y con un cielo de azul intenso que hace reflexionar a Aguinaco sobre el “privilegio” que tiene la gente de Guanajuato al disfrutar de un ambiente más o menos limpio, al compararlo con el horror que se sufre dentro de las cúpulas, en esos puntos de contaminación extrema.

“En cada esfera se trata de replicar la calidad del aire de estas ciudades; es una experiencia más que nada sensorial, a través del olfato y el tacto, por la sensación térmica. Es importante entender que tenemos el privilegio de tener un aire limpio, porque ahí adentro hay atmósferas bastante densas, muchas veces nocivas para la salud. La idea es meternos en algunos ambientes incómodos para, a través de esa incomodidad, crear conciencia de la importancia de respirar aire limpio”, explica la arquitecta.

Dentro de las cápsulas, hay monitores que miden la calidad del aire en cada uno de los ambientes. La medida se basa en un índice de 0 a 500, con 0 como el mejor nivel de la calidad del aire. Al entrar en la primera cápsula, la de Noruega, la pantalla marca un nivel de entre 23 y 30. Lo intenso comienza al avanzar en el laberinto de Pinsky: en Londres, los niveles aumentan a 60. Es “la ciudad del humo”, debido a su historia de intensa contaminación atmosférica causada por la quema de carbón.

Los niveles londinenses, sin embargo, son “normales” si se comparan con la siguiente parada. “Esta es la más incómoda”, advierte Aguinaco. Aquí se respira el aire de Nueva Delhi, una masa densa, apestosa, oscura y temible. “Aquí los niveles suelen subir incluso a más de 500. Ahorita, por ejemplo, estamos en un 266, lo que quiere decir que es un aire bastante nocivo. Hay gente que incluso muere de cáncer de pulmón en estas ciudades sin haber fumado en su vida, solamente por el estar continuamente respirando este tipo de aire”, explica. Los visitantes no corren peligro, acota, porque esta es solo una imitación. “Es completamente seguro para su salud”, dice para calmar la ansiedad que despierta en el visitante estar encerrado en este humo apocalíptico.

La siguiente estación es más fría y corresponde a Beijing, la capital china, donde la contaminación es más pesada durante el frío invierno de esa región del mundo, un clima continental de enormes contrastes. “Las industrias tienen una gran responsabilidad sobre esta parte, pues Beijing es de las ciudades con industrias más contaminantes alrededor del mundo, pero también ocurre debido a la cultura china, porque en China todavía se sigue utilizando mucho la quema del carbón, la quema de la leña para calentar los hogares”, explica la arquitecta. En este domo, el nivel de contaminación es de 150, muy alto. “Estos valores están tomados directamente de esas ciudades, obviamente tienen algunas variaciones, pero lo que se trata de lograr es reproducir la calidad del aire como la están respirando sus habitantes”, agrega.

La última parada es São Paulo, la gran urbe brasileña. Aquí el nivel ya es bajo, de 30, porque la ciudad ha hecho mucha inversión para reducir la contaminación. “Aquí en Latinoamérica se ha logrado mejorar un poquito la calidad del aire. Estamos mejor que en otras regiones del planeta”, comenta Aguinaco. “Al salir de aquí y respirar el aire de Guanajuato se van a sentir aliviados”, dice sonriendo. Es el alivio que siente, en efecto, Fernando Gómez, el joven de 24 años que no esconde su sorpresa al experimentar el horror del aire de Nueva Delhi. “Los que deberían ver todo esto son los gobiernos y las autoridades”, alega. “Que vean lo que estamos haciéndole al planeta. Hemos abusado de los automóviles y las autoridades deberían invertir más en el uso de las bicicletas y de un mejor transporte público”, recomienda.

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Sobre la firma

Carlos S. Maldonado
Redactor de EL PAÍS México. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica, temas de educación, cultura y medio ambiente.
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