Michel Franco: “El sueño americano es simplemente salir adelante y ayudar a tu familia. Es la realidad de millones de mexicanos”
El director mexicano presenta ‘Dreams’, su más reciente película protagonizada por la actriz Jessica Chastain y el bailarín Isaac Hernández, en la que retrata los juegos de poder de una relación en medio de la tensión migratoria en Estados Unidos


La relación entre México y Estados Unidos nunca ha sido sencilla. Ahora, en medio de una coyuntura de discursos de odio, aranceles, persecución a inmigrantes y deportaciones masivas, es un escenario por demás complicado. Dreams, la más reciente película del director Michel Franco —que cuenta con la actriz estadounidense ganadora de un Oscar Jessica Chastain y el bailarín mexicano Isaac Hernández—, se presenta en México de forma “muy oportuna”. Según su realizador, plantea a través de una lectura íntima una metáfora de la relación entre ambos países. Sin embargo, ofrece más a través de las dinámicas de poder desiguales en medio de una relación pasional entre los personajes.
Dreams, que tuvo su estreno internacional en el Festival de Cine de Berlín y que se encuentra en la cartelera nacional, sigue a Fernando (Hernández), un talentoso bailarín de ballet que arriesga su vida al cruzar de manera ilegal la frontera para llegar a Estados Unidos. Deja su México natal para perseguir sus sueños en San Francisco, confiado en que Jennifer (Chastain), su amante y una adinerada filántropa estadounidense, lo apoyará. Su llegada perturba la vida controlada de su pareja, quien debe lidiar con el prejuicio y la compleja realidad de su relación. A medida que la ambición y el amor chocan, la película exhibe las tensiones de clase, ambición y poder que separan a los protagonistas.
Franco (Ciudad de México, 46 años) tenía la historia a grandes rasgos desde hace unos ocho años. Cuando filmó con Chastain Memory (2022), se dio cuenta de que quería seguir trabajando con ella. Durante un almuerzo en el plató, sin darse cuenta, le habló de su idea para su próxima película. En ese momento, el concepto aún no incluía el mundo de la danza ni el ballet. Ella dijo: “Claro, la hago”.
El realizador ya sabía que quería ofrecer el papel a Hernández, pero antes, de casualidad, lo invitaron a una de sus presentaciones. Verlo bailar frente a un auditorio con 10.000 personas, admite, reafirmó su idea de apostar por el primer bailarín del American Ballet Theatre. “Yo me muevo por instinto y cuando sé que tengo el guion que quiero narrar y encuentro a la gente, para mí los actores son lo más importante, pues ya trato de no frenar esa inercia”, explica Franco por videollamada.
A través del vínculo que logra entre Chastain, ganadora del premio de la Academia por la película Los ojos de Tammy Faye (2021), y Hernández, considerado uno de los mejores del mundo, Franco plantea un estudio sobre la interacción humana, donde el poder, la vulnerabilidad y la química entre los personajes se entrelazan en una narrativa emocional y visceral. “A través de su relación, abordo temas como la dependencia mutua y la lucha por la dignidad, reflejando también las tensiones entre Estados Unidos y México, donde las fronteras físicas y psicológicas imponen límites a las personas”, afirma el realizador.

Hernández (Guadalajara, 34 años) admite que le tocó un personaje “bien complejo” con el que marca su debut en el cine. Sintió una gran responsabilidad con el guion, con Franco y Chastain. Para su fortuna, dice también en videollamada, se sintió protegido y con la libertad creativa para aportar a su interpretación.
“Nos cuestionábamos en qué contexto social nos íbamos a encontrar para cuando la película estuviera lista y es increíble la precisión que tiene esta historia para el momento que vivimos y para mí era muy complejo, porque yo toda la vida he sido migrante. He estado en Inglaterra, en Ámsterdam. Para mí ha sido una experiencia muy distinta a la de este personaje, pero he conocido muchas versiones de la migración y era importante contarla también”, complementa Hernández.
Franco dice que cada decisión relacionada con el ballet la tomó junto con Hernández, aunque, en realidad, el bailarín las tomó por la producción. El director es sincero y aclara: “Él es el experto en ese terreno, yo no. Todo el mundo sabe que es el mejor bailarín del mundo. Yo simplemente lo dejé tomar el control, honestamente”. Parte de esa confianza y complicidad entre director y actor, les abrió la creatividad para usar metáforas de obras como El lago de los cisnes y Romeo y Julieta.
“Como en muchos dramas familiares que no terminan bien, hay similitudes estructurales. El lago de los cisnes juega con fuerzas positivas y negativas de forma muy básica. Es una historia cruel. Y me gusta que haya algo de eso también en Dreams”, agrega Franco.
El director propone una mirada a los claroscuros sobre los juegos de poder entre una pareja, que pone al límite el deseo, la lucha de los estratos sociales y la brutalidad con la que los que ostentan el poder hacen prevalecer su dominio cuando es puesto en cuestión. Lo que ocasiona que el sueño americano y sus implicaciones emocionales y profesionales, puedan deformarse en una pesadilla.
“Siento mucha empatía por la gente que se juega todo buscando una mejor vida. A veces yo creo que el sueño americano es simplemente salir adelante y poder ayudar a tus familiares. Es la realidad de millones de mexicanos que han cruzado la frontera y de migrantes de otros lugares. Creo que la película busca generar aún más empatía con toda esta gente que solo aporta y rara vez se le celebra; y más bien se le juzga de manera muy injusta en la mayoría de los casos”, sentencia el director.
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