Samara Martínez, la voz por la eutanasia en México: “Elegir una muerte digna también es vivir con dignidad”
La activista, de 30 años, vive con varias enfermedades, una de ellas en etapa terminal. Después de pasar por dos intentos fallidos de trasplante, ha encontrado un propósito en la lucha por el derecho a poner fin a su vida


En menos de tres años, Samara Martínez (Guadalajara, 1995) ha enfrentado dos trasplantes de riñón fallidos. El primero, donado por su hermano, fue rechazado por su cuerpo en apenas cuatro días. El segundo, proveniente de un donante cadavérico, tampoco funcionó. Ahora, con una enfermedad renal en etapa terminal, agravada por lupus y otras condiciones médicas, su equipo médico ya no considera viable un nuevo intento. Para mantenerse con vida debe conectarse a una máquina de diálisis al menos 10 horas al día.
Ante el agotamiento de las opciones médicas, Martínez comenzó a pensar en la eutanasia. En América Latina, algunos países han abierto camino: en 2022, Colombia legalizó el suicidio médicamente asistido; dos años después, la Corte Constitucional de Ecuador reconoció la eutanasia y dio la razón a Paola Roldán, una mujer con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que solicitó la muerte digna. En México, ni la eutanasia ni el suicidio asistido están permitidos. En 2023, diputados mexicanos presentaron una iniciativa para legalizar la eutanasia y derogar el artículo 166 Bis 21 de la Ley General de Salud —que la prohíbe y la tipifica como “homicidio por piedad”—, pero el proyecto no prosperó.
Aunque pueda parecer paradójico, para Samara Martínez la lucha por la legalización de la eutanasia se ha convertido en un propósito de vida, una forma de trascender y dejar un legado que garantice a otras personas el derecho a morir con dignidad. En la plataforma Change.org impulsa la petición “Ley Trasciende: Por una muerte digna en México”, que ya reúne más de 17.000 firmas verificadas. Además, utiliza TikTok como espacio para compartir su historia y combatir tanto la desinformación sobre su enfermedad en etapa terminal como los prejuicios que rodean a la eutanasia. En su perfil aparecen videos con títulos como ¿Por qué no simplemente dejo de conectarme (a la máquina de diálisis que la mantiene con vida)? o Eutanasia vs. voluntad anticipada.
Pregunta. ¿Cómo surgió la idea de luchar por la legalización de la eutanasia en México?
Respuesta. Vivir con una enfermedad es doloroso, ver cómo el cuerpo se marchita es muy triste. Sé que la diálisis peritoneal no me durará muchos años y pensé: no quiero una agonía para mí, ni para mis padres, ni para nadie. Ver sufrir a un ser querido es devastador, también es una carga psicológica, física y económica. Por eso creo que debería existir la posibilidad de decidir. Para mí, la eutanasia no significa rendirse, sino dejar un legado y pelear por la dignidad humana. Siempre he dicho que mi misión es inspirar y trascender.
P. ¿Le ha dado propósito?
R. Muchísimo. Yo estaba perdida. La enfermedad me ha traído muchos duelos. Hubo un momento en que pensé en dejar de conectarme a la máquina (de diálisis). Pensé ya no hacer nada después del segundo trasplante. De alguna forma he encontrado mi propósito de vida y es muy bonito ver florecer esa parte.
P. ¿Qué mitos cree que existen sobre la eutanasia en México?
R. Lo primero es que no es un tema religioso ni político, es un tema de dignidad humana. No es un asesinato, es un acto de compasión hacia alguien que ha sufrido por años. No es un proceso doloroso: implica cuidados médicos, acompañamiento tanatológico y un cierre digno para el paciente y su familia. Al final, se trata de aplicar la misma lógica de “mi cuerpo, mi decisión”, porque mi dolor lo entiendo solo yo. Elegir una muerte digna también es vivir con dignidad.

P. ¿Qué la motivó a compartir su experiencia en redes sociales?
R. A finales de 2022, cuando estaba recolectando fondos para mi segundo trasplante, una alumna me sugirió enviarle un video a un conocido suyo que hacía videos para TikTok en Estados, Unidos, y así difundir mi historia y recolectar más donaciones. Grabé el video, él me hizo el favor de compartirlo y tuvo buen impacto. Llegó 2023 y dije: “Cómo me gustaría que alguien fuera guiándome en este proceso”. Siempre he dicho que el principal enemigo de nosotros como pacientes es la desinformación de nuestra propia enfermedad. Yo he tenido el privilegio de poder estudiar, de no quedarme solo con lo que me dicen los doctores, sino investigar un poco por otras partes. Entonces, dije: “Bueno, si yo tengo estas herramientas, ¿qué mejor que ser un canal en donde transmita la información de los doctores, la ponga con mi experiencia, lo que me ha tocado vivir, y compartirlo?”. Yo estaba segura de que algo de lo que a mí me estaba pasando podría estar viviéndolo alguien más, y que mi experiencia quizá podría ayudar.
P. ¿Compartir su historia se ha vuelto terapéutico para usted?
R. Estando en hemodiálisis creé un programa social, aquí, en Chihuahua, llamado Hemodiálogos, un espacio donde los pacientes pudiéramos dialogar sobre nuestra condición. Se me hacía muy triste que es una enfermedad que no tiene tanta visibilidad como otras. Ahora, con las redes sociales, tengo una comunidad muy linda en donde me siento acompañada en este proceso. Aunque hay días en los que he querido tirar la toalla, el tener el propósito de subir un video ha sido mi salvavidas. Esa comunidad también me ha ayudado a sobrevivir, sobre todo en este último año. También es una catarsis poder decir públicamente que estoy cansada, que no puedo hacer cosas tan básicas como ir al baño, y tratar de quitar la vergüenza que suele acompañar estas enfermedades.
P. ¿Qué mensaje le daría a las personas sobre hablar de la muerte y el derecho a decidir?
R. En México celebramos la muerte, pero no hablamos de ella. Le tenemos miedo, aunque es lo único seguro en la vida. Cuando me preguntan si le temo, respondo que no. Lo que me da miedo es todo lo que ya pasé. Ahorita para mí es lo contrario, he hecho las paces con la muerte porque es parte de abrazar y de transformar el dolor en algo bueno. Es importante hablar de estos temas sin el temor de que nos vayan a criticar. Y de que así como cada quien decide qué hace con su cuerpo, creo que también es válido que aceptemos a las personas que quieren hacer algo diferente con su dolor.
P. ¿Y a las autoridades mexicanas?
R. Que siento que es tiempo de que escuchen a los pacientes porque siempre que se trata del tema, lo hablan entre los políticos. Es muy bonito cuando se dice de manera legal, pero les invito a que vivan un día conmigo para que vean lo retador que es.
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