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Rosaura Ruiz Gutiérrez: “La idea es que construyamos satélites mexicanos”

La secretaria de Ciencia asegura que se mantendrán todas las becas y programas. Su departamento trabaja en el vehículo Olinia y tiene como prioridad colaborar en la limpieza de los ríos Lerma-Santiago, Tula y Atoyac

Rosaura Ruíz Gutiérrez
Rosaura Ruiz Gutiérrez en Ciudad de México, el 10 de enero de 2025.Seila montes
Georgina Zerega

Rosaura Ruiz Gutiérrez (Ciudad de México, 74 años) entra en su oficina a paso apurado. Son días intensos de trabajo, como para muchos en el equipo de la presidenta Claudia Sheinbaum. Hay pocos minutos libres para la titular de la recién estrenada Secretaría de Ciencia, heredera del antiguo Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt). Aun así, se hace un momento para atender a EL PAÍS. Desde el inicio de la nueva Administración, Ruiz ha estado presente en la presentación de varios proyectos estrella del nuevo Ejecutivo. Como si de un pulpo se tratara, la nueva dependencia tendrá brazos extendidos hacia las otras secretarías, estará pendiente del desarrollo en conjunto de algunos programas. Trabajará de la mano de instituciones educativas autónomas y gobiernos estatales o locales. Impulsadas por la inquilina de Palacio Nacional, las metas en ciencia para el próximo sexenio se perfilan ambiciosas. “La idea es que construyamos satélites mexicanos”, dice.

El Conahcyt, que en el Gobierno anterior recibió una H extra en su nombre por las Humanidades, pasó oficialmente a ser una secretaría el pasado 1 de enero. Sobre la fachada del edificio ya se anuncia la nueva categoría. Ahora, la dependencia puede mirar al resto del Gabinete de igual a igual. La decisión de elevar de nivel al consejo fue de Sheinbaum, una científica formada en los círculos académicos mexicanos. “Es algo que la comunidad académica esperaba hace mucho”, comenta sentada en los sillones de su oficina Ruiz, amiga desde hace años de la presidenta. “Estaban pidiendo que hubiera una secretaría, porque es otro nivel, es otro nivel de interés por la misma ciencia incluso, e implica además que haya un órgano que coordine”. Una secretaría de Estado, explica, rige en el ámbito que le corresponde. En este caso, será en ciencia, pero también en innovación, tecnología y humanidades.

La nueva categoría fue un mensaje tranquilizador para la academia, pero de momento ha sido más simbólico que real. La dependencia recibirá en 2025 un presupuesto muy similar al que tuvo el año pasado. “Nos dieron un aumento pequeño, pero el estilo de trabajo y la posibilidad que tiene esta secretaría de coordinar implica que los Estados también pongan recursos, que las instituciones de investigación y educación superior puedan aportar recursos, sus investigadores, su infraestructura”, comenta. Ruiz asegura que por lo pronto se mantendrán todas las becas, los programas y que no habrá despidos, y se anima a pensar en la posibilidad de que la dependencia gane dinero al monetizar los proyectos que desarrollen.

La coordinación de la que habla incluye a los 26 centros de investigación que antes correspondían al Conahcyt, al Sistema Nacional de Investigadores —que abarca arriba de 36.000 personas—, a cada una de las secretarías del Gabinete de Sheinbaum, a las 32 entidades y a las instituciones de educación superior, como las universidades. “Es coordinar a todos para que no se repitan las investigaciones, para que se comparta la infraestructura y los recursos. Es un estilo de trabajo distinto a lo que era”, apunta la funcionaria. Como ejemplo, piensa en la red ECOS, una plataforma de colaboración interinstitucional que creó la presidenta cuando gobernaba la ciudad. “Hoy trasladamos eso al país”.

Cuando la mandataria le ofreció el encargo, le dio a Ruiz una lista de prioridades, puntos en los que poner el foco de la política científica. Por el lado tecnológico, pidió el desarrollo del coche eléctrico mexicano, anunciado esta semana en la mañanera. Olinia, un proyecto para fabricar tres tipos de vehículos pequeños, contará inicialmente con 25 millones de pesos. El Gobierno aún no decide dónde se instalará la fábrica o si será en más de un Estado, pero espera poder presentarlo en el Mundial de fútbol de 2026. “Y la empresa [para venderlos] tendrá la característica de ser combinada entre pública y privada”, dice. “Si Olinia es un éxito, como esperamos que sea, incluso se podrá exportar y entonces habrá recursos”.

Rosaura Ruiz Gutiérrez, en la Secretaría de Ciencia.
Rosaura Ruiz Gutiérrez, en la Secretaría de Ciencia. Seila montes

Otros proyectos prioritarios, enumera la secretaria, son la limpieza de los ríos Lerma-Santiago, Tula y Atoyac, que están realizando en conjunto con Medio Ambiente; o el desarrollo de semiconductores y la fabricación y el lanzamiento de satélites. “Hay investigación de muy alto nivel. La UNAM tiene un programa de investigación espacial, también el [Instituto] Politécnico. Tenemos que ver si es posible que hagamos satélites que sean propiedad del gobierno mexicano. Yo creo que sí, tenemos las personas que pueden hacerlo, están esperando que les digamos”.

Junto a la Marina, Ciencia tiene pensado desarrollar un plan para supervisar el Pacífico, a través del uso de boyas que monitorean las condiciones oceánicas y de la atmósfera. “Todos los fenómenos meteorológicos, marinos y de la atmósfera que pueden llegar a provocar problemas como lo que pasó con el huracán Otis. Tenemos que tener la información de qué está pasando, cuál es la temperatura del mar, cuáles son las velocidades del viento, el oleaje. Todo esto es importante, tenerlo controlado y estudiado”. Y con Salud, la cartera de Ruiz trabaja en dos problemas que afectan a la población mexicana y preocupan a la presidenta: la obesidad y la diabetes. “Cada secretaría tiene una problemática en la que nosotros podemos participar”, dice la secretaria.

Las prioridades de la presidenta también alcanzaron al área de Humanidades. Las indicaciones fueron hacia algunos productos usados por las comunidades indígenas para hacer artesanías y que están acabándose; o la protección de la propiedad intelectual de los textiles indígenas, una polémica desatada en los últimos años con la popularización de tejidos mexicanos a través de marcas internacionales. Ruiz explica que llevan además una investigación sobre mujeres jornaleras que migran del sur del país hacia el norte, “para buscar cómo atenderlas y cómo mejorar la educación para sus hijos”.

El último gran encargo fue la extensión a todo el país de la Universidad Rosario Castellanos, creada cuando Sheinbaum era jefa de Gobierno y Ruiz era la secretaria de Educación y Ciencia capitalina. En una primera etapa, asegura, empezarán a dictar clases presenciales a partir de marzo en una sede en Comitán, en el Estado de Chiapas, y en Tijuana (Baja California). “Ya se está trabajando en la formación de los profesores, el propedéutico que tienen los alumnos y las alumnas para ingresar”, afirma. “Me da mucho orgullo porque tenemos todo y nada más nos faltaba tener alumnos, maestros e infraestructura, pero tenemos el modelo y las carreras, maestrías y doctorados, y podemos iniciar”.

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Sobre la firma

Georgina Zerega
Es reportera en la redacción de México y cubre actualmente la cartera de política. También colabora en la cobertura de Argentina, de donde es originariamente. Antes de entrar al periódico, trabajó en radio y televisión en su país natal.
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