La cultura mexicana subsiste en 2024 a nuevos recortes, el debate de la cancelación y la incertidumbre al futuro
La creatividad se mantiene a flote a pesar del 30% del tijeretazo al sector, los retos que imponen nuevas tecnologías como la IA y la presión de grupos que apuestan por una cultura más identitaria
Claudia Curiel, nueva secretaria de Cultura de México, asumió el cargo con una mala noticia bajo el brazo. El nuevo Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum organizó un presupuesto que golpeaba aún más al sector de la cultura, con un recorte del 30%. La mandataria, que tomó el cargo en octubre, seguía los pasos de su antecesor, el expresidente Andrés Manuel López Obrador, y su austeridad republicana. La llegada de Curiel, una gestora de confianza de la nueva mandataria, había generado expectativas para cerrar las heridas del sector cultural por los recortes, pero los nuevos presupuestos han abierto una gran interrogante e incertidumbre entre artistas y creadores, que mantuvieron vibrante la cultura durante 2024 a pesar de las tijeras gubernamentales, una tendencia a temáticas más identitarias y los retos de nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial.
Curiel dejó claro el pasado 13 de diciembre cuáles serán sus prioridades. Ese día asistió a la conferencia matutina de la presidenta para anunciar que la educación artística será el principal tema de su agenda. Para ello, informó, se destinará parte del presupuesto para fortalecer las 38 escuelas de enseñanza de artes en el país, en un esfuerzo compartido con el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL). El descuido de estas escuelas estalló en pleno otoño, cuando los estudiantes se tomaron el Conservatorio Nacional de Música para dejar en evidencia la decadencia de ese centro. Los estudiantes mantuvieron el Conservatorio cerrado durante semanas en protestas por el deterioro de la infraestructura y lo que llaman precariedad de la enseñanza. La directora, la pianista Silvia Navarrete, desbordada, presentó su dimisión. La protesta estudiantil dejó en evidencia años de abandono y dejadez estatal. Curiel pretende evitar que nuevos incendios exploten mejorando la calidad de la educación.
“El eje de educación artística es uno de los prioritarios de la política cultural de esta Secretaría, que se presentó ya hace meses a la presidenta”, dijo la funcionaria. Nos reunimos con la comunidad estudiantil, docente y administrativa para trabajar en un plan integral que pueda fortalecer a las escuelas de educación artística, que fueron centrales, pero a partir de los años ochenta, en los gobiernos neoliberales, hubo un abandono muy importante de esta infraestructura y se perdió el interés en una vocación muy importante, que queda históricamente relegada, que tiene que ver con los profesionales del arte, con la importancia de estas instituciones como corazón formativo de vocación nacional para todo el país”, explicó.
Curiel anunció un “trabajo profundo” de renovación de estos centros educativos para garantizar equipos, instrumentos, mejorar los laboratorios y modernizar los planes de estudio que, afirmó, tienen alrededor de 15 o 20 años sin actualización. “Es una estrategia de transformación nacional, la más ambiciosa, donde va a haber iniciación artística como nunca antes”, prometió la secretaria. El ambicioso proyecto de Curiel puede calmar las aguas dentro de la enseñanza artística tras las fuertes críticas por el abandono de estos centros. “Con todos los programas sociales que tuvo López Obrador para la gente necesitada, nunca se hubiera podido dar un apoyo igual al que se tenían antes a las Bellas Artes. Siendo tan obradorista como soy, puedo decir que sí hubo abandono, que sí le reprochamos al Gobierno anterior que no le interesó, pero no le alcanzó el dinero y no era su prioridad”, el destacado intérprete de flauta Horacio Franco. “[Curiel] Tiene que lograr un equilibro para que desde el Gobierno se apoye a todo el sector de las Bellas Artes”, recomendó en una entrevista con este periódico a finales de octubre.
La secretaria de Cultura aseguró que su estrategia busca también fortalecer la cultura identitaria del país, para dar un espaldarazo a las expresiones artísticas de los pueblos originarios de México, excluidos del mundo del arte. En el cine, por ejemplo, los presupuestos se dirigieron a esos sectores. “Los recortes beneficiaron a un grupo que antes no era beneficiado, grupos más del interior de la República, grupos originarios. Cambió la política en la producción, que se fue más hacia apoyos a grupos marginados. Claro, hay un grupo de cineastas que se siente desprotegido, pero lo que pasó es que cambiaron la ubicación de los fondos”, explicó Alejandro Pelayo, exdirector de la Cineteca Nacional.
Directores y productores de cine, sin embargo, han criticado los recortes. El director Edgar San Juan, quien este año presentó en los cines comerciales una sátira potente contra la clase política mexicana en una adaptación del clásico de Luis Spota, Casi el paraíso, calificó de “brutal” el impacto de los recortes en la industria. “Eran dos fondos muy importantes. Foprocine para hacer películas de arte y Fidecine para más comerciales. Estaban inscritos por ley, es decir, que cada año se daba una partida directa a estos fondos y, además, eran transparentes”, explicó. San Juan dijo a inicios de octubre que tenía “muchísima esperanza” en la nueva secretaria de Cultura. “Tiene una trayectoria dentro del mundo cultural bastante significativa. La nueva directora del Imcine, Daniela Alatorre, es una mujer muy comprometida con el buen cine y conoce muy bien el medio. Llegaron con muy buenas credenciales y el medio las recibió con mucha alegría. Creemos que hay esperanza para darle un mayor impulso a las artes cinematográficas”, afirmó.
El debate sobre la cancelación
Aunque el tema presupuestario mantuvo durante todo el año la atención de la prensa especializada en cultura, en octubre se produjo un hecho que generó decenas de titulares: el Museo Universitario de Arte Contemporánedo (MUAC) decidió retirar dos piezas de la artista argentina Ana Gallardo, después de que un grupo de personas atacaran esa institución y mancharan con pintas sus paredes. Las denuncias contra el MUAC también arresiaron en redes sociales. El motivo fue un obra sobre la prostitución de Gallardo, titulada Extracto para un fracasado proyecto, 2011-2024. La pieza formaba parte de la exposición Tembló acá un delirio, que el MUAC exhibió hasta el 15 de diciembre. La muestra reunía 20 años de producción artística de Gallardo, cuya obra explora desde el feminismo temas como la vejez y el deterioro que implica, sobre todo para las mujeres. La pieza de la controversia, que se había expuesto antes en Madrid, es un texto calado que ocupaba una amplia pared de una de las salas del museo y que expresa la frustración de la artista sobre una experiencia personal, cuando se acercó a una casa de cuidados de mujeres de la tercera edad que ejercieron la prostitución en Ciudad de México.
A Gallardo la acusaron de apropiación y de falta de ética, por usar la historia de una prostituta moribunda supuestamente sin su consentimiento. La decisión del MUAC de retirar la obra puso en el centro del debate la libertad artística en México y desató una ardiente discusión sobre si debe haber límites para los creadores y el peligro de la censura. “Es una situación muy compleja”, dijo Cuauhtémoc Medina, excurador jefe del MUAC. “El museo, y yo de manera explícita, asumimos la falla de no haber percibido la posible reacción de ofensa de algunos miembros del público. Aún así, sin rebajar en absoluto esa disculpa pública, creo que estamos en una escena que, no necesariamente por el feminismo, tiene una sensibilidad que implica que las obras de arte están llegando a públicos que no están en familiaridad con su funcionamiento”, explicó Medina. El curador criticó lo que llamó la “extremada sensibilidad social” que se expresa en las redes y la “reacción virulenta” de ciertos sectores. “Se exige a los practicantes culturales niveles de justicia, pudor y perfección ética, que no se exige al campo político o a los ciudadanos”, alertó.
Si el de la cancelación despertó una intensa discusión, hay otro tema menos candente entre el debate público, pero que preocupa a los artistas. Es, de hecho, una de las discusiones que seguramente surgirán con pasión en los próximos años: el uso de Inteligencia Artificial en la creación artística. Algunos artistas temen que se rompan barreras éticas o estéticas con el uso de este tipo de tecnología, capaz de recrear obras de arte casi idénticas. La pregunta que se plantea es si el uso de esta herramienta puede apoyar la creatividad humana o abrir grietas para que entre el plagio. “No estoy en contra de la tecnología, lo que no está bien es que se use como un instrumento de control”, dijo a este diario la artista contemporánea mexicana Julieta Aranda. “Si dependemos de la inteligencia artificial para solucionar nuestras necesidades estéticas, creo que nos quedaríamos en un loop infinito, en el que no pasarían cosas nuevas, porque se alimentan y reciclan constantemente las imágenes que ya existen, los conceptos que ya existen”, criticó la artista.
El arte, de luto
El año cerró también con noticias fúnebres. A finales de noviembre murió Silvia Pinal, la última gran diva de la época del cine de oro mexicano, que triunfó en la gran pantalla de la mano del director español Luis Buñuel. Pinal tenía 93 años. A mediados de diciembre falleció el guitarrista Javier Bátiz, pionero del rock mexicano y maestro de Carlos Santana. Otras de las muertes que lloró este año el arte mexicano fueron las de los actores Arturo García Tenorio y Gonzalo Correa; la actriz del llamado ‘cine de ficheras’ Mayka Montalvo y la actriz y conductora Verónica Toussaint, que ganó un Ariel en 2018 en la categoría de mejor coactuación femenina por su papel en el filme Oso Polar. La música también perdió a Lino Nava, guitarrista de la influyente banda mexicana de rock mestizo La Lupita, premiado músico y productor mexicano que fue diagnosticado con un cáncer en 2019, del que nunca llegó a recuperarse, y a la productora Tina Galindo, representante de la cantante Daniela Romo.
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