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Julieta Aranda, artista: “El capitalismo avanzado usa nuestro tiempo como mecanismo de control”

La creadora mexicana, que expone una retrospectiva de su obra en el MUAC, conversa sobre los “usos siniestros” que puede haber de la tecnología

Julieta Aranda en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, el 28 de noviembre.
Julieta Aranda en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, el 28 de noviembre.Aggi Garduño
Carlos S. Maldonado

Pensar en el jet lag, ese síndrome que aparece con el cambio de los husos horarios tras viajar y que genera cansancio y perturbación, llevó a la artista mexicana Julieta Aranda (Ciudad de México, 49 años) a cuestionarse cómo usamos el tiempo y las sensaciones y fricciones que nos provoca. Aranda recuerda que viajó desde Nueva York a Japón a filmar un espectáculo de danza y cuando su avión salía al regreso del aeropuerto de Narita, en Tokio, se producía ese momento tan efímero de la puesta de sol. Durante el viaje algo le sucedió que la inquietó. “No sé si ocurría por la velocidad del avión, el horario, pero cada vez que abría la ventana seguía el sol poniéndose. Me tocó estar en una puesta de sol de once horas y me quedé pensando mucho si de algún modo estuve inmóvil en el tiempo. A partir de esa experiencia empecé a darle vueltas a la idea del tiempo: si se le puede o no liberar, si uno puede cambiar su experiencia con él”, explica Aranda en uno de los hermosos patios del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), donde expone una retrospectiva de su trabajo, incluyendo algunas obras que se presenta por primera vez en México.

La artista, explica Alejandra Labastida, curadora de la exposición Coordenadas claras para nuestra confusión, “navega los diferentes campos de nuestra interacción con el tiempo personal, biológico, científico, geopolítico, económico, filosófico, literario para reconocer los eventos poéticos con los que este escapa al milenario esfuerzo de la máquina antropológica occidental por domesticarlo y convertirlo en una herramienta de dominación planetaria”. La artista denuncia en esta entrevista el interés del capitalismo moderno en usar el tiempo como forma de control o las “cosas horrendas” que personas como el multimillonario Elon Musk pueden hacer con la tecnología. Para Aranda la tecnología es “su caja de herramientas” y con su trabajo quiere demostrar que “podemos intentar liberarla de usos siniestros, de que hay maneras más productivas, generosas de utilizarla”.

Pregunta. Usted juega con el tiempo, un bien bastante preciado y escaso en estos días.

Respuesta. Medimos el tiempo, tenemos relojes y calendarios, porque es conveniente, pero eso es un poco arbitrario, porque no me interesa el tiempo como algo que se pueda medir, sino el tiempo como sustancia, como experiencia, un interlocutor subjetivo. Pienso en la diferencia que hay en una hora y otra, por ejemplo una hora que te pasas haciendo fila frente a la embajada de Estados Unidos para pedir una visa es muy distinta a la que te pasas con tu pareja. La calidad e incluso la duración de ese tiempo se siente distinta. Esa subjetividad, esa manera de transcurrir, es lo que me ha interesado.

P. Pero estamos amarrados a nuestro tiempo, sin parar a disfrutar, pegados a nuestros teléfonos o constantemente corriendo.

R. Esta manera de medir el tiempo es un resultado directo del capitalismo avanzado, en que todo el tiempo está medido y controlado y rigurosamente distribuido para que tengas que hacer cosas cada cuarto de hora. Eso no es más que un mecanismo de control, es la estructura del capitalismo que lo hace. Con estos proyectos lo que me interesa es liberar al tiempo de esa constante medición y encajonamiento, decir que el tiempo también puede ser otra cosa.

Instalación 'Redes fantasma' de la artista Julieta Aranda.
Instalación 'Redes fantasma' de la artista Julieta Aranda.Aggi Garduño

P. Estamos influenciados por la tecnología, que marca nuestro día a día, nuestro presente.

R. No estoy en contra de la tecnología, lo que no está bien es que se use como un instrumento de control. La tecnología como herramienta me parece que es algo que no tiene ningún problema.

P. Hay una discusión ética, por ejemplo, de cómo el arte se relaciona con la inteligencia artificial (IA), los peligros del plagio.

R. Los modelos largos de lenguaje de la IA son como esos barcos pesqueros que arrastran todo y analizan bases de datos que contienen el trabajo de miles y miles de artistas y tratan de recrearlos en una imagen. Cuando dices, por ejemplo, quiero una imagen de conejitos comiendo pizza al estilo de Picasso. El problema es que la inteligencia artificial está muy bien para extrapolar sobre cosas que ya existen, pero lo que no pasa es la singularidad, no es que se le ocurran cosas nuevas. Si dependemos de la inteligencia artificial para solucionar nuestras necesidades estéticas, creo que nos quedaríamos en un un loop infinito, en el que no pasarían cosas nuevas, porque se alimentan y reciclan constantemente las imágenes que ya existen, los conceptos que ya existen.

P. ¿Estamos lejos de que se cumpla esa distopía de que la máquina termine sustituyéndonos?

R. Lo que nos puede terminar dominando no es la tecnología, sino las personas que la controlan. La tecnología no es buena o mala, sino las personas que la usan y cómo la están usando. Algo interesante que pasa con los modelos largos de lenguaje es que cuando están alimentándose de bases de datos reales pueden llegar muy rápido a la entropía, y una segunda o tercera generación de estos modelos se deteriora y comienzan a ejecutar cualquier cosa, porque no tienen un criterio para decidir qué es más bonito, sino que siguen instrucciones.

P. Se impone siempre la creatividad humana.

R. No me parece que tenga que ser una disputa. El problema es que hay esa idea de pensar de que ya que tenemos esto podemos prescindir de los escritores y de los artistas y de los creativos, personas que son impredecibles. Es un error pensar que es mejor esto que nos da las imágenes que le pedimos sin generar ningún contratiempo y que jamás van a hacer imágenes que sean complicadas.

P. Ha hecho referencia al control de la tecnología. Tenemos a personas como Elon Musk. ¿Puede plantar cara el arte a estos poderosos que controlan la tecnología?

R. Es un infierno ese señor. Repito que el problema no es la tecnología, que yo uso, sino las personas como Elon Musk que hacen cosas horrendas con la tecnología. Espero que se pueda leer un poco ese tipo de crítica dentro de mi trabajo, porque no quiero nada más hacer un eslogan que diga esto es malo, sino crear panoramas complejos en los que puedas decir que esto es útil, importante y se puede usar de otro modo. De la misma manera en la que podemos liberar al tiempo de esta constante medición, podemos intentar liberar a la tecnología de estos usos siniestros. Hay maneras más productivas, generosas para utilizarla

'Robar el propio cadáver' de Julieta Aranda.
'Robar el propio cadáver' de Julieta Aranda.Aggi Garduño

P. Hábleme entonces de su relación con la tecnología.

R. Es como mi caja de herramientas, como lo puede ser una cámara, un pincel, un lápiz. Me interesa mucho demostrar que la tecnología se puede usar de otro modo, que puede tener funciones no necesariamente pegadas a estos usos siniestros que se le dan a partir del capitalismo avanzado. Trabajo muy largo, puedo trabajar en la misma idea por diez años. Aparece como un piquetito y comienzo a rascas y rascar y salen imágenes, crece, se hace compleja, se relaciona con otras ideas. Me pregunto qué pasa si una fotografía la convierto en un video y cómo me funciona mejor en términos de lenguaje. Es como una estufa con 60 ollas distintas de cosas que voy cocinando muy lentamente, mezclo y pruebo.

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Sobre la firma

Carlos S. Maldonado
Redactor de la edición América del diario EL PAÍS. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica y temas de educación y medio ambiente.
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