La Fiscalía detiene a otro exalcalde por el asesinato del actual presidente municipal de Tancanhuitz, San Luis Potosí
Antes de la captura de Jose Guadalupe N, la dependencia ya detuvo esta semana a Manuel N, hermano del primero. Los investigadores acusan a ambos del homicidio de Jesús Franco, que apenas llevaba dos meses en el cargo
La Fiscalía de San Luis Potosí ha informado este miércoles de la detención de José Guadalupe N, presuntamente implicado en el asesinato de Jesús Franco, alcalde morenista de Tancanhuitz, en la región de la Huasteca, el domingo. Es la segunda detención por el caso, después de la captura el lunes de Manuel N. Los dos detenidos son hermanos y habían sido alcaldes anteriormente del municipio. Manuel N además había sido diputado local. Según la prensa local, las autoridades buscan además al hijo del último detenido, Alejandro N, regidor del ayuntamiento por Morena.
“Gracias a los trabajos de investigación, se recabaron suficientes datos de prueba que apuntan a la probable intervención del imputado” en el asesinato de Franco, ha informado la Fiscalía local en un comunicado. “Una vez que se logró establecer la identidad del imputado, agentes del Ministerio Público solicitaron a un Juez de control la correspondiente orden de aprehensión en contra José Guadalupe “N”, misma que fue obsequiada por la autoridad judicial”, ha añadido. Se ignora hasta el momento si la Fiscalía acusa a los detenidos de haber cometido el asesinato o de haberlo instigado.
La detención de José Guadalupe N, conocido en la zona como Pepelupe, se produjo en el “poniente de la capital potosina”, según la Fiscalía, aunque medios locales y nacionales han informado de que, antes, las autoridades habían cateado un rancho de su propiedad, en Tancanhuitz. Allí, según la prensa, los investigadores hallaron armas largas y un leopardo enjaulado. La Fiscalía no ha dado detalles de este cateo, de lo hallado en el rancho, o de si el cateo en el rancho les ayudó a ubicar al fugitivo.
El asesinato del alcalde Franco se produjo el domingo por a noche, mientras iba a bordo de un carro, con su ayudante y dos escoltas, en una carretera cercana al municipio. Sujetos armados se les acercaron y les tirotearon. Todos murieron. El mismo lunes, las autoridades detuvieron a Manuel N por el ataque, cuando el cuerpo de Franco aún no había llegado al panteón. El gobernador, Ricardo Gallardo, del Partido Verde, condenó el atentado y destacó la primera detención.
Es difícil saber qué hay detrás del ataque contra el alcalde Franco. En contextos parecidos, la repartición del poder –y el presupuesto– municipal aparece como el origen de disputas entre el estamento político y el crimen organizado, que ve en las arcas públicas una fuente de ingresos. El caso más evidente es el asesinato del alcalde de Chilpancingo, en Guerrero, Alejandro Arcos, a principios de octubre, en las afueras de la ciudad. En un comunicado divulgado el lunes, la Fiscalía estatal señaló que el “el móvil fue de índole persona”, que el ataque respondía a “represalias personales” y descartó que “la delincuencia organizada esté involucrada”.
La violencia contra políticos en México es habitual y arrecia durante las campañas electorales. En la de principios de este año, previa a la elección más grande en la historia del país, el 2 de junio, México registro 330 ataques contra figuras políticas, según The Armed Conflict Location & Event Data Project (ACLED), una organización sin ánimo de lucro, con sede en Estados Unidos. La cuenta comprendía la horquilla temporal del 1 de marzo al 2 de junio. Si se tomaba en cuenta todo el ciclo electoral, desde el 7 de septiembre de 2023 al 15 de junio de este año, el total ascendía 540 ataques.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.