La capilla laica de Diego Rivera recupera los colores

Las brochas de siete restauradores de murales se mueven con parsimonia estos días en el techo de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), localizada en el Estado de México. Las autoridades universitarias han acordado con el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) la restauración de un mural que el pintor mexicano Diego Rivera creó entre 1924 y 1927 en el recinto universitario y que es considerado por los expertos en arte como una de sus obras fundamentales del autor, que recrea, como en la mayor parte de su quehacer, la lucha del proletariado mexicano por su emancipación y el derecho al trabajo sin explotación. Las obras comenzaron en noviembre y sus encargados prevén que finalicen a mediados del próximo marzo. “Es una pieza fundamental en el trabajo del maestro Rivera, porque plasma las ideas que llevaron en principio a la revolución mexicana y el esfuerzo que tuvo que realizar el pueblo de México para recuperar la tierra”, explica Jacobo García Cruz, jefe del taller de murales del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam).

La obra de Rivera sufrió, como muchos edificios históricos de México, daños en el terremoto de 2023. Aunque el sismo no fue ni de cerca catastrófico (en la memoria chilanga siguen vivas las espantosas imágenes de la mortal sacudida de 1985 y el terremoto de 2017), el inmueble donde está el mural sufrió grietas y también otras fisuras por el paso del tiempo, por lo que las autoridades universitarias y del INBAL decidieron someterlo a restauración. Los siete expertos que trabajan en el proyecto son especialistas en pintura mural, afirma García Cruz en entrevista telefónica. Estos expertos han hecho intenso trabajo de investigación antes de iniciar las obras, que han incluido bucear en los archivos de las instituciones estatales para rastrear los orígenes y el desarrollo de este proyecto emblemático de Rivera. Han estudiado la técnica del famoso pintor, los materiales que usó y la forma cómo la pintura ha ido cambiando por el paso del tiempo, explica García Cruz.

Diego Rivera pintó la capilla entre 1924 y 1927 inspirado en los ideales de la Revolución mexicana. La Universidad de Chapingo, antes conocida como Escuela Nacional de Agricultura, centra su labor en la investigación de la agronomía y el desarrollo del campo. Para Rivera era importante dejar plasmado el trabajo de los agrónomo en el desarrollo agrícola de un país que crecía en población y cuyos líderes soñaban con una grandeza económica que se tradujera en mejoras para la población. “Rivera inmortaliza la lucha campesina, el reparto agrario y la conexión inquebrantable entre la humanidad y la tierra a través de 24 frescos”, ha informado el INBAL en un comunicado. Los trabajos de restauración comenzaron el 13 de noviembre e incluyen labores de limpieza, consolidación, resane y reintegración cromática con materiales compatibles con el original, explica la institución.

Rivera reafirma su vocación revolucionaria con una alegoría al supuesto carácter moral o ético de ese movimiento, resaltando el poder de la naturaleza, cómo la vida resurge en un país fértil como México, pero desangrado por una guerra que buscaba imponer un sistema basado en la justicia social. Ideales que pueden parecer a muchos ahora traicionados, pero que inspiraron la carrera del célebre pintor mexicano. La llamada Capilla Riveriana refleja también la indignación de los campesinos, hartos de ser sometidos al yugo de los terratenientes o los vaivenes del poder. Lo que hizo Rivera, explican desde el INBAL, fue convertir un espacio destinado a actos religiosos en un inmueble laico “que rinde homenaje a la tierra y a sus guardianes”.

La pintura fresca recupera los colores de la capilla, una capilla laica, sí, hecha por y para la revolución. “La obra de Chapingo representa el trabajo de la transformación de la tierra por el hombre, la máxima que tiene el maestro Rivera es que el fin no es explotar la tierra, sino el trabajo del hombre. Representa y simboliza las luchas que ha tenido la sociedad por la recuperación de la tierra y la liberación de la vida a partir del movimiento revolucionario”, comenta Jacobo García Cruz, el jefe de muralistas que supervisa los trabajos para recuperar una obra memorable de Diego Rivera.