Checo Pérez: “Rendirse nunca es opción”

El Checofest retumbaba en la explanada de Plaza Carso, epicentro empresarial del magnate Carlos Slim. Cientos de aficionados aguardaban a que llegara el héroe deportivo de los últimos años de México. Vendedores aprovechaban el frenesí de Fórmula 1 para ofrecer todo tipo de productos del mexicano, incluidas imágenes religiosas con cuerpo de Jesucristo y cara del piloto de Jalisco. Todo un culto. Este año, los mexicanos arroparon a un Pérez herido por una sórdida temporada para que este vea el Gran Premio de México como un bálsamo.

Checo Pérez, el rostro de la Fórmula 1 en su país, es octavo en el Mundial de pilotos. A diferencia del año pasado cuando peleaba por el subcampeonato, esta temporada se ha subido en el Red Bull y ha sufrido una montaña rusa. “[Ha sido] un año difícil. Empecé muy bien, uno de los mejores inicios en la Fórmula 1: cuatro carreras, cuatro podios. Y todo parecía a ir a mejor hasta que empezaron a llegar las mejoras [en el auto] y ahí cuando fue cuando empezó a complicarse”, contó este miércoles. Esta temporada sufrió tres brutales choques en Mónaco, Montreal y Azerbaiyán. Desde el 21 de abril no se sube al podio, cuando alcanzó el tercer lugar en el Gran Premio de China.

“Ha sido un año complicado, difícil con un auto en el que no tienes confianza, en el que sabes que llega el fin de semana y cada vez hay problemas diferentes. Claro que las cosas se ponen difíciles. Rendirse nunca es opción”, agregó Pérez, quien necesita rescatar puntos clave en la temporada para el equipo que ve perdido el Mundial de constructores. Su irregular temporada ha despertado toda una serie de rumores. Desde que su reemplazo sería Daniel Ricciardo o que le despedirían en el verano para darle paso a Liam Lawson. Al final, Ricciardo fue despedido del equipo B de Red Bull y Lawson le sustituyó. “En la F1 hay muchas agendas, y entiendes cómo se mueve el periodismo. Al final, hablo poco y no me meto en problemas. Estoy enfocado en mi trabajo. No me voy a ningún lado: tengo contrato, y yo sé lo que hay ahí”, contó. Pérez ha tenido que sortear las duras críticas por un asiento tan codiciado como temido. “[Me queda] enfocarme en mi trabajo, enfocarnos en las cosas que podemos controlar, en lo que podemos mejorar y lo demás... Reírte de eso. Fui muy afortunado de la carrera que he tenido”, respondió.

México se regocija con la Fórmula 1. El año pasado, todo el circo del automovilismo dejó a las arcas mexicanas 15.000 millones de pesos. Las entradas en el Autódromo Hermanos Rodríguez se agotaron días después de que se organizara la carrera en 2023. La euforia desborda por las calles con miles de anuncios publicitarios en los que rezan: “Aquí todo un país lleva la misma playera” o “En este deporte son 19 vs 1″. “Cada año hay más afición, más apoyo, la gente está más involucrada. No hay ningún piloto en el mundo que tenga este tipo de apoyo de la gente”, contó Pérez ante los medios antes de presentar un casco de carrera especial. Este año dejó de lado la celebración de Día de Muertos para darle paso a la cultura de la lucha libre mexicana con los colores de Red Bull.

Cuando Pérez hablaba de su papel en la historia del deporte mexicano y mencionó la palabra retiro, los aficionados mexicanos, en forma de súplica, gritaban un rotundo “¡no!”. “Cuando toque despedirme de mi carrera llegará el momento”, decía mientras el público rechazaba la idea. Lo que sí motivó a sus feligreses fue cuando lanzó un mensaje de apoyo a los pilotos que le preceden como Patricio O’Ward o Noel León: “La siguiente generación debe irse temprano a Europa. Desafortunadamente para los mexicanos nos toca irnos a muy temprana edad. El camino es Europa”. Pérez dejó a su familia desde los 14 años para pelear por su lugar en la F1. Ahora celebra 13 años de trayectoria. “Me gustaría ser recordado como un chavo normal, de una familia totalmente normal que llegó a lo más alto de su deporte. Y que sí se puede, ser una inspiración para los mexicanos de que puedes lograr cualquier cosa que te propongas siendo mexicano”, lanzó.

Los mexicanos también quieren celebrar lo que el año pasado no pudieron por el choque en la primera curva de Checo Pérez con Charles Leclerc. Cientos abandonaron las tribunas tras la caída de su chico favorito. Pérez aún recuerda esa cicatriz. “Lo soñé, pensé que era una pesadilla. Al final ese accidente pasó por muchos factores. Era una curva difícil. Lo tenía que intentar porque si me salía me podía quedar en una gran posición”, dijo mientras recordaba que vio una fotografía en la que su auto había llegado primero a esa curva fatal. La mayor aspiración que tiene el mexicano ha sido, por encima de todas las cosas, ganar en casa. Pese al dominio de McLaren o el impulso de Ferrari, el piloto advierte de que en el Hermanos Rodríguez habrá un volado de suerte: “En México todo puede pasar, la altura [en la capital] juega un papel importante [2.240 metros]”. Checo Pérez compite con la mirada en el retrovisor por si encuentra un golpe de suerte.