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López Obrador ironiza sobre la carta del subcomandante Marcos: “Él debe de ser Zapata”

El presidente evita “polemizar” sobre las palabras del antiguo líder del EZLN, que lo compara con el PRI y el PAN y lo llama “autoritario, demagogo, mediocre, perverso, criminal, ignorante, militarista y frívolo”

El presidente Andrés Manuel López Obrador durante la conferencia matutina de este jueves, en Ciudad de México.
El presidente Andrés Manuel López Obrador durante la conferencia matutina de este jueves, en Ciudad de México.Isaac Esquivel (EFE)
Alejandro Santos Cid

Andrés Manuel López Obrador ha preferido evitar la polémica. El presidente de México ha pasado por encima de la dura carta que le dedicó hace dos días el pasamontañas más elocuente del país, Marcos, antiguo subcomandante del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), ahora degradado a capitán. En ella, el guerrillero comparaba al mandatario con los antiguos gobernantes del PRI y el PAN, sus rivales políticos, y lo acusaba de una visión mesiánica del país que deja en los márgenes “cadáveres y ausencias”, “sangre y las rocas que arroja la realidad”; negar los hechos para imponer un relato triunfal. El dirigente ha desechado con un par de frases las palabras de Marcos. “Hoy no me voy a meter a la polémica”, ha argumentado este jueves en su conferencia diaria de prensa, la Mañanera.

López Obrador a menudo utiliza sus dos o tres horas de discurso diario para exponer a sus contrincantes y sus críticos. Arremeter contra el zapatismo, sin embargo, parece ser una de las fronteras que el presidente no quiere cruzar, a pesar de los duros mensajes del EZLN contra su Administración. Este jueves, el mandatario venía de mostrar el algo exaltado testimonio del periodista Héctor Aguilar Camín, que cargó contra él diciendo: “Lo que va a pasar [con López Obrador] es una autocracia legal, una dictadura. Digo autocracia legal para distinguirlo del PRI, porque el PRI no tenía la legalidad para actuar como una dictadura y tenía siempre una reserva de pudor y de cuidado de las formas, por cierto, lo mismo que Porfirio Díaz”.

Cuando acabó el video de Aguilar Camín, López Obrador soltó una carcajada. A continuación, dijo: “Y hasta Marcos ya dice que soy Díaz Ordaz [el presidente en el poder durante la matanza de Tlatelolco, en 1968] y Salinas [de Gortari, el mandatario contra el que se alzó el EZLN en 1994]. Él debe de ser Zapata, pero hoy no me voy a meter a la polémica”, ironizó. Después, ante la insistencia en el tema de un periodista afín, añadió: “Está él [Marcos] en su derecho [de opinar], como todos nuestros adversarios, que no son nuestros enemigos. No voy a polemizar, es que cada quien tiene que asumir su responsabilidad y hacerse cargo de sus palabras, de sus dichos”.

Dos días antes, el martes 20 de agosto, Marcos publicó una carta llamada El Viaje en Enlace Zapatista, el principal altavoz del EZLN. Fue replicada por toda la prensa mexicana, a pesar de que su contenido no variaba demasiado de la retórica habitual del antiguo subcomandante. En ella, hacía su balance personal del último sexenio: “[López Obrador] tuvo el autoritarismo de Gustavo Díaz Ordaz; el nacionalismo de cartón piedra de Luis Echeverría Álvarez, la demagogia corrupta de José López Portillo, la mediocridad administrativa de Miguel de la Madrid, la perversidad de Carlos Salinas de Gortari, la vocación criminal de Ernesto Zedillo, la ignorancia enciclopédica de Vicente Fox, el militarismo y la mecha corta de Felipe Calderón, y la frívola superficialidad de Enrique Peña Nieto”.

El subcomandante Marcos en el Caracol de Morelia en Altamirano (Chiapas), en agosto de 2018.
El subcomandante Marcos en el Caracol de Morelia en Altamirano (Chiapas), en agosto de 2018.CARLOS OGAZ (Cuartoscuro)

López Obrador ha disimulado para no darle más espacio a Marcos, pero él, que no deja nada al azar en el relato y sabe marcar la agenda mediática como nadie, ha leído la carta en la intimidad. En un momento de la Mañanera, cuando ha dicho “está él en su derecho, como todos nuestros adversarios, que no son nuestros enemigos”, ha arrugado el gesto. Estaba respondiendo directamente a Marcos, que en la misiva escribió: “Los opositores conservadores fueron ‘adversarios’. ¿Y quiénes se rebelan y resisten al sistema? Ah, esos sí eran (y son) enemigos. Merecían y merecen la muerte, el desprestigio y el olvido. O todo junto”.

En la carta, Marcos arremetió también contra la presidenta electa desde el 2 de junio, Claudia Sheinbaum (que tomará posesión del cargo en octubre) y los partidos de la oposición: “No importa el nombre, es lo mismo. Basta una mirada serena para entenderlo”. Pero, sobre todo, su foco era López Obrador. El zapatismo fue uno de los primeros movimientos de izquierdas que se distanciaron del presidente, antiguo aliado, descreídos hace años de los partidos y la política institucional mexicana tras las promesas rotas de los Acuerdos de San Andrés. “Podrán cambiar de capataz, los mayordomos y caporales, pero el finquero sigue siendo el mismo”, escribió el subcomandante en 2018 tras las elecciones que ganó López Obrador.

Aquellas palabras resuenan en la carta de este martes: “El error que se cometió antes del ‘beneficio de la duda’, se repite. Quienes nos criticaron por no apoyar y criticar el cambio de piel de la víbora, fueron los más ferozmente atacados por su defendido. Ahora lo vuelven a hacer, amparándose en que ‘es mujer’ [Sheinbaum]. Hombre, mujer, otroa, no importa. Allá arriba está el problema, no la solución. Si no miran hacia abajo, seguirán tropezando con la misma piedra. Y eso ya sería patológico. El oficialismo no busca apoyo, sino complicidad”.

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Sobre la firma

Alejandro Santos Cid
Reportero en El País México desde 2021. Es licenciado en Antropología Social y Cultural por la Universidad Autónoma de Madrid y máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Cubre la actualidad mexicana con especial interés por temas migratorios, derechos humanos, violencia política y cultura.
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