La falta de un dictamen claro sobre la crisis del agua inquieta a los vecinos de la Benito Juárez: “Seguimos sin respuestas”
Tres semanas después, el Gobierno de Martí Batres sigue sin publicar los resultados sobre la contaminación en el sistema de abastecimiento. Análisis independientes apuntan a la presencia de hidrocarburos en el agua
Hace tres semanas que el agua en la alcaldía Benito Juárez empezó a oler mal, tenía un sabor extraño y picaba en la piel. Los vecinos afectados dieron la voz de alarma a través de redes sociales y las autoridades tardaron en responder públicamente una semana más. Una valiosa semana en la que la indignación fue creciendo y aumentaron las denuncias. Las autoridades tuvieron que reconocer entonces que existía contaminación en el suministro de algunas colonias por una sustancia “de la familia de los aceites y los lubricantes” y pusieron en marcha un plan para atender a los vecinos con reparto de agua embotellada y limpieza de cisternas.
Sin embargo, las semanas pasan y los afectados siguen sin saber qué contamina el agua de sus casas, “seguimos sin respuestas”, alega Elí Bucio, vecino de la colonia Nonoalco. Todavía no se conoce el resultado de las más de 1.500 muestras que tomaron las autoridades y los afectados se cuentan por miles. Hasta el momento, el Gobierno de Ciudad de México ha sido muy vago en sus respuestas, sin un dictamen claro que explique cuál es la sustancia, dónde está el origen de la contaminación o si entraña un riesgo real para la salud. Por lo pronto, han recomendado no beber del grifo y usar el agua solo para lavar el patio y el auto.
El 10 de abril en la madrugada, la Guardia Nacional, el Sistema de Aguas de Ciudad de México (Sacmex) y la Secretaría de Protección Civil de la capital clausuraron el pozo Alfonso XIII de la alcaldía Álvaro Obregón, del que supuestamente procedía la contaminación. Aunque las autoridades han difundido a través de mensajes oficiales y redes sociales que el cierre del pozo garantiza la solución al problema, los afectados insisten en que el problema persiste, “huele fuerte y tiene un color como amarillento”, comenta Bucio. “Nos han llamado por teléfono de parte del Gobierno de la ciudad para decirnos que el agua ya es potable otra vez, pero no es cierto. De hecho, no nos han mostrado el resultado de los análisis que tomaron de la cisterna el 5 de abril”, agrega.
Tanto Martí Batres, jefe de Gobierno, como Rafael Carmona, coordinador de Sacmex han asegurado que en dos semanas el contaminante se diluirá en el agua o será arrastrado por la corriente, sin más detalle. Ante este vacío de información, varios vecinos, de manera independiente, decidieron enviar sus muestras a laboratorios particulares. Los primeros resultados de estudios clínicos realizados por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en dos cisternas y una toma de agua apuntan a que el contaminante está relacionado con los derivados del petróleo.
En otros resultados realizados por la empresa Laboratorio Analítico Especializado, a los que ha tenido acceso este periódico, también aparece concentración de hidrocarburos totales del petróleo por encima de lo establecido por la normativa mexicana. “En los hidrocarburos totales del petróleo están contenidos varios compuestos tales como gasolinas, benceno, tolueno, benzopireno, etcétera”, señala el investigador químico de la Universidad de Sonora, Antonio Romo.
“La norma mexicana NOM-127 para el agua de uso y consumo humano en México no contempla las cantidades permisibles de hidrocarburos totales de petróleo, sino que nomás contempla las cantidades permisibles de benceno que son de hasta 10 microgramos por litro, siendo el benceno un compuesto cancerígeno para los humanos”, asegura el especialista y recomienda no utilizar el agua: “En mi caso yo no usaría esa agua de la cisterna ni para el baño, menos para consumo humano, porque eso traería riesgos para mi salud a la larga”.
Limpieza de cisternas y tinacos, ¿a dónde va ese agua?
Otro de los grandes interrogantes que acompañan el misterio del agua contaminada en la Benito Juárez es con qué limpiar las cisternas, una vez que son vaciadas y si se está haciendo apropiadamente. Las autoridades han anunciado que cuadrillas de servidores públicos y voluntarios realizan estas labores, pero se desconoce si las sustancias con las que limpian son las adecuadas. “Al no saber cuál es el contaminante, no podemos saber con qué es mejor limpiar las cisternas”, señala la doctora en Inmunología y toxicóloga Verónica Athié. “Si se trata de hidrocarburos no es seguro lavar los tinacos con cloro y están mandando voluntarios sin equipo de protección personal a las tareas de limpieza”, apunta la experta.
El agua de las cisternas está siendo extraída con bombas y camiones de achique. El Gobierno del Estado de México envió a su conocida brigada Tláloc, experta en inundaciones. Las autoridades capitalinas aseguran que el agua que se saca de las cisternas es tratada antes de ser utilizada, sin embargo, circula un video en el que se ve cómo el 15 de abril varios operarios descargan uno de estos camiones directamente en el parque Alfonso Esparza Oteo, en la colonia Nápoles. “Eso sería muy grave, porque la contaminación pasaría al manto freático y de ahí, al acuífero”, señala Athié.
Este diario contactó con la Secretaría de Medioambiente local y con Sacmex para que dieran su postura. Finalmente, la Secretaría de Inclusión y Bienestar (Sibiso) informó a través de una nota de prensa que “algunos de los equipos vactor contenían agua tratada que debía vaciarse previo a extraer el líquido de cisternas de la zona, por lo que a petición de vecinas y vecinos se utilizó para regar el parque como una actividad de apoyo a la comunidad”.
También en la colonia Nápoles, se reportó que el jueves 18 de abril operarios de Sacmex estaban extrayendo de las tuberías agua con aspecto aceitoso en la calle Eje 5 y Augusto Rodin para sacarla de la red de suministro. “El problema es que si esa agua se va al drenaje sin ser tratada, de una manera o de otra, regresará a nosotros”, apunta la especialista. Las autoridades tampoco han comunicado si existe algún plan para limpiar la red de tuberías afectadas o hasta dónde es posible que se haya extendido el contaminante. “Es preocupante y riesgoso que se esté minimizando el impacto y que digan que ya se terminó el problema”. Tres semanas después, los vecinos siguen teniendo más preguntas que respuestas.
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