De la 4T a la Suprema Corte: López Obrador insiste con otra terna de candidatos cercanos al Gobierno
De la segunda propuesta enviada al Senado por el presidente, compuesta por tres mujeres de su Administración, saldrá la próxima ministra. La oposición se debate entre ceder o dejar la decisión en manos del presidente
Una mujer del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador será nombrada próximamente ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Rechazada su primera terna, el presidente envió esta semana al Senado una segunda propuesta de tres nombres, en las que solo cambió a una de las candidatas: bajó a su consejera jurídica, María Estela Ríos, e incluyó otro nombre de su Administración. La Cámara alta, que necesita dos tercios de los votos para elegir a la próxima miembro del máximo tribunal de justicia del país, se prepara para evaluar y votar la nueva terna. El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) no tiene los apoyos necesarios, por lo que necesita votos de la oposición para aprobar un nombramiento. Los senadores opositores se debatían estos días si les conviene ceder y dar luz verde a alguna de las mujeres propuestas, o si por el contrario, rechazarán la lista y dejarán la decisión en manos del presidente.
Ninguno de los perfiles termina de convencer entre las filas de la oposición. La principal crítica radica en el debate de la independencia judicial. La candidata que más votos sacó en la primera votación del Senado, Bertha Alcalde Luján, es, además de funcionaria del Ejecutivo, hermana de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, e hija de Bertha Luján, quien fue durante años presidenta del Consejo Nacional de Morena. El otro nombre en la lista es el de Lenia Batres, consejera adjunta de Presidencia y hermana del jefe de Gobierno de Ciudad de México, Martí Batres. La última en sumarse esta semana ha sido Eréndira Cruzvillegas, actual jefa de la unidad de asuntos jurídicos de la secretaría de Cultura.
El presidente reconoció que las candidatas de la primera terna, y sus familias, habían caminado durante años junto a él. “Sí están vinculados a mí, cómo no. Y es un orgullo para mí. Pero al mismo tiempo es gente honesta. Son mujeres honestas, íntegras, incapaces de cometer una injusticia, incorruptibles”, dijo el jueves en la conferencia matutina, horas antes de que su lista fuera rechazada por el Senado. Las declaraciones sacaron ampollas entre los senadores de la oposición, que no quitaron el foco del tema. Las mismas candidatas, que mantuvieron discursos con ideas abiertamente promovidas por el presidente, como la necesidad de llevar a cabo una reforma judicial o impulsar la elección de los ministros de la Corte a través del voto popular, juraron independencia de Morena en las decisiones que tomarán de ser elegidas.
No solo para la oposición la clave radica en la independencia judicial. El propio presidente ha asegurado, durante este proceso de selección, que de los cuatro ministros que ya nombró en su Administración, dos le salieron “conservas [conservadores]”, en referencia a Margarita Ríos Farjat y Juan Luis González Alcantara. Para el mandatario, las decisiones que tomaron estos dos ministros “han traicionado” su proyecto político. Ahora no quiere volver a arriesgarse, y por eso ha buscado gente de las entrañas de su movimiento, fieles a la Cuarta Transformación. “A ver si tengo suerte y le atino”, dijo cuando presentó la primera terna.
Ninguna de las tres mujeres —ni de la primera ni de la segunda terna— viene de ser jueza, otro de los puntos que más críticas ha recibido. La Constitución mexicana determina que el nombramiento de los ministros debe recaer preferentemente en personas que hayan trabajado en la impartición de justicia. En un segundo plano, dice, podría tocarle a quien “se hayan distinguido por su honorabilidad, competencia y antecedentes profesionales en el ejercicio de la actividad jurídica”. Las quejas de la oposición estos días repasaban las trayectorias académicas y profesionales de las tres mujeres con cuestionamientos sobre si los currículos y la experiencia —se trata de perfiles más jóvenes que lo normal— eran suficientes para nominar a alguna de ellas como ministra, un cargo que ocupará por 15 años.
Alcalde trabaja actualmente en la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). Entre 2018 a 2020, fue abogada general y jefa de oficina en la Secretaría de Seguridad federal. Ha sido litigante y docente, y según ha dicho en su comparecencia, ha colaborado en la reforma del sistema de justicia penal. En su discurso en la Cámara Alta, la funcionaria hizo un guiño a su familia: “Mi madre y mi padre son dos luchadores sociales que dedicaron su vida a defender los derechos de los trabajadores”. En los primeros meses de este año, su nombre estuvo entre las alternativas a presidir el Instituto Nacional Electoral (INE), aunque finalmente no fue seleccionada.
Batres trabaja en la consejería jurídica del presidente, como consejera adjunta de Legislación y Estudios Normativos. Fue asesora también en la ciudad cuando López Obrador gobernaba, entre 2000 y 2005. Luego acompañó a Claudia Sheinbaum, cuando esta ocupó el cargo de alcaldesa de Tlalpan. Es miembro fundadora de Morena, tal y como la ministra Loretta Ortiz, nombrada también por el mandatario en 2021. La hermana del jefe de Gobierno capitalino expuso en el Senado su formación académica: es licenciada en Derecho y maestra en Derecho Penal, Estudios de la Ciudad y Gestión Pública.
La última en llegar a la terna, Eréndira Cruzvillegas, podría ser una propuesta un tanto más moderada, interpretan algunos senadores en conversación con este periódico. La funcionaria coordina el área jurídica de la Secretaría de Cultura, y ha sido además fiscal especializada de Personas Desaparecidas de la Procuraduría General de la República y comisionada de Derechos Humanos en Oaxaca. Ha trabajado también como visitadora general de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), relatora de libertad de expresión en la comisión de Ciudad de México y directora del Centro Nacional de Comunicación Social (CENCOS).
Frente al micrófono, o detrás de él, algunos senadores se animaron a barajar la idea de que el presidente no armó la terna para que sea aprobada en la Cámara alta. Si lo hubiese hecho, comentan, hubiese incluido algún perfil un poco menos ligado a él, o quizás con una trayectoria profesional más contundente que sea a prueba de cuestionamientos. “Si estamos debatiendo su posible falta de independencia, entonces ya deja de ser idónea para ocupar un asiento en la Corte”, señaló una senadora durante la sesión del miércoles. Más allá de si tenía otra estrategia o no, López Obrador ha insistido en que quiere que el Senado decida. “Él sabe que no vamos a votarle a ninguna de sus candidatas”, respondía un legislador de manera anónima a este periódico. En cualquier caso, aprueben o reprueben las nominaciones, la última palabra queda para el inquilino de Palacio Nacional.
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