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Siete cuerpos desmembrados aparecen de madrugada en una céntrica plaza de Chilpancingo

La capital de Guerrero amanece con el macabro paisaje callejero y mensajes amenazadores para la alcaldesa

Carmen Morán Breña
Policías en la escena de un crimen en Chilpancingo, en marzo.
Policías en la escena de un crimen en Chilpancingo, en marzo.Dassaev Téllez Adame (CUARTOSCURO)

La capital de Guerrero, Chilpancingo, se ha despertado este sábado con el hallazgo de siete cuerpos desmembrados repartidos por la céntrica plaza de San Mateo, a escasos metros del Palacio Nacional. Allí los encontró la policía hacia las cuatro de la madrugada, cinco de las cabezas colocadas sobre el capó de un vehículo con cartulinas que apelaban a la alcaldesa, Norma Otilia Hernández, y al síndico procurador Andrei Marmolejo Valle. Los cadáveres son de cinco hombres y dos mujeres. Sin confirmación oficial, los medios de comunicación locales identifican cuatro de los cuerpos como pertenecientes a los miembros de una familia que desapareció el 10 de junio entre los poblados de Palo Blanco y Petaquillas, en la carretera con dirección a Acapulco.

El caso de esta familia fue notorio porque se hicieron circular videos en los que estas personas estaban detenidas, maniatadas, y confesaban relaciones con el crimen organizado e incluso se inculpaban por la muerte de Miguel Ángel Casarrubias Pérez, director del Hospital de Quechultenango, así como del periodista Fredid Román. En esa confesión de los apresados, con las manos amarradas a la espalda, se dice que el doctor era quien curaba las heridas a los Ardillos, uno de los grupos criminales con fuerte implantación en Guerrero.

En esta ocasión las cartulinas difundían también los macabros mensajes de los pistoleros: “Saludos Presidenta. Sigo esperando el segundo desayuno que me prometiste después que viniste a buscarme” o “síndico Andrey Marmolejo, sigue amenazando a la gente con las licencias comerciales…”.

Este Estado del sur es uno de los más afectados por la presencia del narco en su territorio, del mar a la montaña, ruta de siembra y traslado de droga, así como de prácticas caciquiles también relacionadas con el crimen que de tarde en tarde riegan de sangre los municipios, incluida la capital, donde en los últimos meses las trifulcas armadas han dejado cadáveres en céntricas calles y mercados, así como cortes de carretera y enfrentamientos aparatosos con el Ejército. Secuestros, torturas y muertes dejan el sello del narco por todas partes.

Una rápida ojeada por las últimas noticias de Guerrero no defraudan las expectativas de violencia que sacude la entidad. Muertes de buscadores de desaparecidos, caos en Tierra Caliente con bloqueos, fentanilo, playas militarizadas para proteger al turismo y el asunto de los estudiantes de Ayotzinapa, que siempre colea. Cuando el asunto se recrudece, los criminales recurren a sus prácticas más macabras, como el desmembramiento de cadáveres que amanecen sembrados a la vista de toda la población. El terror impera.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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