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La caída de ceniza del Popocatépetl provoca demoras y cancelaciones en los aeropuertos de Ciudad de México, Puebla y Estado de México

El volcán mantiene una intensa actividad, con la alerta del peligro por explosiones y el lanzamiento de material incandescente y escombros

Rodrigo Soriano
Una pantalla anunica la demora de todos los vuelos que parten del AICM, en Ciudad de México, el pasado 20 de mayo.
Una pantalla anunica la demora de todos los vuelos que parten del AICM, en Ciudad de México, el pasado 20 de mayo.Galo Cañas Rodríguez (Cuartoscuro)

El volcán Popocatépetl ha intensificado su constante actividad en los últimos días. Las emisiones de ceniza de Don Goyo —como se le conoce popularmente— han provocado retrasos y cancelaciones de decenas de vuelos que transitaban por los aeropuertos cercanos al cráter. El aeródromo Hermanos Serdán (Puebla) ha vuelto a suspender sus actividades este lunes debido a la lluvia de ceniza que ha ocupado las pistas. Las emisiones del Popocatépetl ya provocaron el cierre del aeropuerto poblano el pasado sábado, como también lo hizo con el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y el de Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA, en Estado de México). La actividad ha llevado, además, a plantear la evacuación de algunos de los municipios cercanos, ha cancelado las clases y ha llevado a la movilización de más de 6.500 agentes de las Fuerzas Armadas para mantener la seguridad.

El AICM explicó durante los últimos días los efectos de este tipo de emisiones volcánicas. “[La ceniza] bloquea los sensores de vuelo, afecta a las antenas de comunicaciones, daña las turbinas. En vuelo o en tierra es absorbida por las turbinas. Obstruye las pistas. Daña a personal operativo en tierra”, exponía en una infografía.

Ana Martínez viajó el pasado martes a Hermosillo, en Sonora, desde Ciudad de México para visitar a su familia por su cumpleaños. Su vuelo de vuelta estaba fechado el sábado. “Mi mamá me comentó lo que había sucedido con el volcán, pero no lo tuve mucho en cuenta”, explica a este diario por teléfono. Las afecciones del Popocatépetl provocaron que su viaje tuviera varios retrasos y cancelaciones. Dos días después, y tras dar aviso de su situación en el trabajo, Martínez prevé llegar finalmente al AICM.

El de Martínez es uno de los cientos de vuelos que la actividad del Don Goyo ha complicado. La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ha registrado desde el sábado 38 cancelaciones de vuelos y 44 retrasos en el AICM, lo que ha afectado a un total de 11.504 personas. En el AIFA, el número ha sido menor, 1.988 usuarios se han visto afectados por nueve cancelaciones y 14 demoras.

Aeroméxico ha previsto una mayor cifra, alcanzando 46 viajes solo este lunes. La lista emitida por la aerolínea muestra 427 ejemplos de vuelos afectados por las cenizas del Popocatépetl desde el pasado sábado (249 el sábado y 132 el domingo). Un ejemplo de esta situación podría verse también en las pistas del AICM, donde cientos de pasajeros tuvieron que esperar el pasado domingo en el interior de la aeronave por la alta afluencia de aviones en la pista, que provocaba una limitación de espacios de desembarque.

Abraham Mercado fue de vacaciones la semana pasado a San José, en Costa Rica. “El sábado 20 estaba programado mi vuelo con Aeroméxico a las 12.47. Me notificaron con un mensaje de texto a las 9.00 de la mañana que mi vuelo había sido cancelado”, cuenta a este diario. Mercado tuvo que quedarse una noche más en un hotel de la capital costarricense, a esperas de que su vuelo saliera. El domingo le volvieron a retrasar el vuelo hasta las 12, cuando ya pudo viajar de vuelta a Ciudad de México. “Me pongo a pensar en las personas que resultaron afectadas y no siempre que no tenían previstas este tipo de situaciones. Fue un poco engorrosa la situación, pero ya estamos aquí, en México”, concluye.

Los viajes también afectaron a los viajes llegados de territorios turísticos de México. Ana Laura buscaba regresar de Cancún durante la mañana de este lunes, a las seis. Dos horas antes recibió un mensaje en su celular, en el que se leía que su vuelo se había cancelado. “Nos presentamos en el mostrador y, para ese entonces, la terminal 4 de Cancún ya era un caos”. La aerolínea le ofreció reprogramar el viaje a las tres de la tarde del martes. Decidió probar en otra de las terminales del aeropuerto, y tras ver la situación, decidió tomar el vuelo del lunes a las 11 de la noche: “Comprobamos que, aunque habían algunos retrasos [en la terminal 2], los vuelos estaban saliendo según lo programado”, concluye..

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Sobre la firma

Rodrigo Soriano
Es periodista de EL PAÍS en la redacción de Ciudad de México. Estudió Periodismo en la Universidad de Valencia y es máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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