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Una concentración para celebrar a Cárdenas, a Juárez... y otro pulso político de López Obrador

Los seguidores del presidente se congregan este sábado en el Zócalo en un nuevo pulso a los adversarios políticos con el telón de fondo de la histórica nacionalización petrolera

El presidente Cárdenas habla desde un balcón de Palacio Nacional hacia el Zócalo, durante un desfile para celebrar la expropiación el 25 de marzo de 1938.
El presidente Cárdenas habla desde un balcón de Palacio Nacional hacia el Zócalo, durante un desfile para celebrar la expropiación el 25 de marzo de 1938.Bettmann (Bettmann Archive)
Carmen Morán Breña

Este sábado es el día en el que los mexicanos se congregan en el Zócalo de la capital mexicana para rendir homenaje a la expropiación petrolera del general Cárdenas el siglo pasado, que dio al país días de gloria política y auge económico. O lo que es lo mismo, este sábado es el día en que Morena reúne a sus seguidores en el Zócalo de la capital mexicana para tributar honores al presidente y líder de todos ellos, Andrés Manuel López Obrador. Convertidas en una especie de coup de force, las marchas callejeras del partido oficialista y de la oposición tienen hoy su cuarta vuelta, a ver quién tuerce el brazo a quién en esta carrera política. López Obrador retó a sus los adversarios porque, según decía, quienes marcharon en noviembre pasado vestidos de rosa y blanco no eran los suficientes para llenar el Zócalo. Para que no quedaran dudas de sus ganas, estos volvieron a concentrarse el 26 de febrero en la plaza mayor del país. Y la llenaron. Entre ambas protestas, convocadas bajo el lema del INE no se toca, los morenistas respondieron por decenas de miles en apoyo del presidente dos semanas después de sus contrarios. Y este sábado tienen un segundo encuentro.

La concentración de este fin de semana enarbola a dos grandes figuras, la de Cárdenas y la de Benito Juárez, que son, junto a Madero, los presidentes que el actual invoca día tras día como inspiradores de su política. A ellos les adjudica los grandes avances de México en el devenir de los siglos, grandes figuras que concitan el patriotismo mexicano. Llegarán autobuses de todos los rincones para llenar las calles y desembocar en el Zócalo, donde el presidente les recibirá con un discurso. Y es difícil que algo empañe esta celebración en un fin de semana largo, con el lunes feriado. Ni siquiera el sorpresivo anuncio de que Lázaro Cárdenas Batel renuncia a ser el jefe de los asesores del presidente. La noticia, que ha confirmado López Obrador, no podía conocerse en peor día.

Cárdenas Batel es nieto del admirado general, pero se marcha tras las declaraciones del presidente mexicano, quien situó a su padre, Cuauhtémoc Cárdenas, al lado de los conservadores. El tótem de la izquierda mexicana y antaño estrecho colaborador de López Obrador, fue acusado en Palacio Nacional de unirse a la derecha por participar siquiera intelectualmente en una plataforma de oposición relacionada con Movimiento Ciudadano, Mexicolectivo. Cárdenas hijo se desvinculó de inmediato de aquella organización y Cárdenas nieto presentó su dimisión, dos días después, del círculo más cercano del presidente, según las fuentes consultadas por este periódico. Ni más sangre, ni más río. Las manifestaciones han sido cordiales entre los líderes, pero los lazos políticos quizá estén más dañados de lo que sugieren los comentarios. En la mañana de este sábado, Cárdenas Batel ha asegurado que la relación con López Obrador “es muy buena, de confianza”, que son “compañeros de hace años” que “probablemente” acuda a la concentración de la tarde. Ha atribuido su dimisión a un ciclo ya cumplido y no a las declaraciones del presidente. Esa coincidencia en los tiempos, dice, es solo una “casualidad de la vida”.

En esta nueva manifestación, hoy petrolera, quizá no se vea al hijo del general, que por tradición acude cada 18 de marzo al Monumento a la Revolución, donde está enterrado el general. En una reciente entrevista con EL PAÍS, el fundador del PRD no dijo ni que sí ni que no, pero este sábado ha afirmado que no asistirá porque tiene otros compromisos. Pero en dicha entrevista, aunque señaló que no era su adversario, dejó claro que no ve a López Obrador ni cardenista ni maderista ni juarista.

El litio le ha dado al presidente una buena oportunidad para seguir a su ídolo petrolero. En Sonora, la semana pasada, donde se ha descubierto un yacimiento del más preciado mineral en estos tiempos tecnológicos, recordó la nacionalización del petróleo como el camino a seguir. Pero no hacía falta para convocar el acto de este sábado, hay razones patrióticas ya consolidadas para ello y desde luego, las políticas del momento son indudables. Temprano se abrió este sexenio la carrera por la presidencia del 2024. Antes de lo tradicional se postularon los candidatos a suceder al presidente en su partido, y desde entonces, una oposición desarmada trata de seguir los pasos sugiriendo líderes posibles para encabezar el cartel contrario. No hallan acomodo por ahora en el terreno político, pero la calle les fue favorable: la manifestación de noviembre, agrupados todos bajo la defensa del INE, que López Obrador ha reformado con apoyo mayoritario del Congreso, les dio uno de los momentos más fructíferos que hayan tenido en todo el sexenio. Una multitud se congregó en contra del presidente, que se ha convertido, por ahora, en el único punto del programa electoral opositor. Aquel éxito insufló ánimos en unas huestes que pretenden caminar en alianza, pero que no acaban de encontrarse y que van mal en las encuestas.

La calle se ha convertido en la cancha de batalla política. Los morenistas respondieron pronto y bien con su siguiente marcha (aún más numerosa), donde el presidente salió con los suyos a defender su propio gobierno y quedó peligrosamente atascado entre un tumulto de seguidores que le llevaban entre el oleaje hasta el Zócalo. Esta vez no se tomará esos riesgos, esperará a los simpatizantes a los pies del Palacio Nacional, desde donde les dirigirá unas palabras, en las que mencionará de nuevo a Cárdenas, también a Juárez, a quien se le celebra el lunes, y muy probablemente a Madero. El baño de multitud convertirá por unas horas al presidente en ese cuarto mandatario que ansía ser, un líder histórico para una Cuarta Transformación. La final del partido aún no está convocada.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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