El ‘caso Yasmín Esquivel’ queda en vía muerta ante la negativa de la UNAM y el Gobierno de retirar el título de Derecho
La universidad y la SEP se declaran incompetentes para anular la acreditación de los estudios superiores de la ministra acusada de plagio
La tesis plagiada de Yasmín Esquivel entra en vía muerta. La UNAM ha asegurado este martes que no cuenta con herramientas jurídicas para anular el título de Derecho a la ministra de la Corte, aun a sabiendas de que lo obtuvo copiando el trabajo de fin de carrera de otro alumno. La universidad ya dijo algo parecido días antes, y pasó la patata caliente a la Secretaría de Educación Pública (SEP) para que se hiciera cargo del asunto. Pero el Gobierno contestó que la Dirección General de Profesiones “no está facultada para cancelar ningún título, en todo caso, puede cancelar el registro de un título, pero tiene que haber una resolución judicial o una inhabilitación, cosa que no ha cumplimentado la UNAM”, según dijo el responsable de Gobernación, Adán Augusto López, el lunes. Este martes, el abogado general de la UNAM, Alfredo Sánchez Castañeda, viene a responder al secretario, en declaraciones a Radio Fórmula, que no hay nada más que hacer. “La regulación actual de la UNAM no cuenta con elementos para sancionar de esa manera a la ministra”. El asunto se queda en tablas y Esquivel sigue ocupando airosa su asiento en la Corte, de donde ya ha anunciado que no piensa moverse.
La ministra Yasmín Esquivel se postulaba como presidenta de la Corte cuando saltó el escándalo del plagio de su tesis, que ocupó los informativos durante días en los cuales no dejaban de aparecer pruebas que multiplicaban el bochorno y deshacían la pírrica defensa de honestidad que esgrimía Esquivel. El presidente del Gobierno retó a la UNAM a que se pronunciara sobre el plagio antes de que se celebraran las votaciones en la Corte, el 2 de enero. Ya la universidad había reconocido un “alto nivel de coincidencias” entre ambos trabajos, pero no entró al fondo del asunto hasta el 11 de enero, cuando concluyó que fue Esquivel quien plagió la tesis de Édgar Ulises Báez, como parecía lógico, pues este alumno la entregó un año antes. Pero el asunto desencadenó de nuevo un enfrentamiento entre el presidente y la universidad, que no es el primero.
Andrés Manuel López Obrador acusó a la UNAM de lavarse las manos como Poncio Pilatos porque reconocía el plagio, pero dejaba la eventual anulación del título del Derecho a la ministra en manos de la SEP. Su segundo, el titular de Gobernación, despejó la jugada y el balón cayó de nuevo en la UNAM. Por dos veces, la universidad concluye que no cuenta con la normativa suficiente para abordar ese asunto, para administrar una sanción o retirar el título, si bien, el abogado general ha declarado que en adelante tratarán de reformar los reglamentos para atajar estas situaciones. Será conveniente, porque el caso Esquivel ha sacado a la luz una cadena de plagios que se han dado en la universidad, el centro de estudios superiores más grande de Latinoamérica y uno de los más prestigiosos.
El tiki taka beneficia por ahora al marcador de la ministra, quien ya ha anunciado que su carrera sigue y “de ninguna manera” abandonará su asiento en la Corte. “No tengo nada de que avergonzarme”, ha llegado a decir. Y ha prometido seguir trabajando en la independencia del tribunal y lo hará “intensamente”. “Por la dignidad de las personas, defendiendo la Constitución y los derechos humanos, así como los principios democráticos de México”, dijo en declaraciones a Milenio cuando se supo el veredicto de la UNAM.
El oportuno escándalo impidió a Esquivel optar a la presidencia de la Corte, pero no ha acallado las voces que piden que renuncie a su cargo como ministra o que le sea retirado el título de Derecho que obtuvo mediante una tesis plagiada. El asunto, sin embargo, ha entrado en una vía muerta en el terreno normativo. Sin embargo, el nombre de la ministra y su honestidad han quedado ya lastrados por un escándalo que aún puede llevar mayor oleaje.
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