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La inflación diluye los aumentos en el presupuesto del Metro de Ciudad de México

Los recursos actuales del sistema de transporte de la capital son menores que los de administraciones anteriores, si se actualizan los precios con la inflación al 2023

Elementos de la Guardia Nacional en la estación Balderas, el 11 de enero.
Elementos de la Guardia Nacional en la estación Balderas, el 11 de enero.Mónica González Islas
Daniel Alonso Viña

El pasado jueves, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, presentó una gráfica del presupuesto dedicado al Metro que la permitía defender, delante de todo el país, que ella había aumentado la financiación muy por encima de gobiernos anteriores. Sin embargo, esos números no tenían en cuenta la inflación acumulada a lo largo de los años. De la misma forma que antes con 20 pesos se podían comprar casi el doble de tortillas que ahora, el Metro de la capital podía comprar con 1.000 millones de pesos muchos más recambios para escaleras mecánicas, puertas y cableado.

Introduciendo el efecto de la inflación y actualizando los precios con la información de los economistas Ignacio Martínez Cortés y Edgar Francisco Pérez, se puede comprobar que la inversión de Sheinbaum en el Metro de la Ciudad de México es menor que la de su predecesor, Miguel Ángel Mancera, pese a que ella ha reiterado lo contrario en varias ocasiones. El primer presupuesto del que estuvo a cargo fue el del 2019, donde ya se refleja un descenso pronunciado en los gastos del Metro, de 22.882 millones de pesos a 19.593. Con la llegada de la pandemia y el drástico descenso en ingresos y usuarios, se redujo el presupuesto, que no se ha vuelto a recuperar desde entonces.

Pérez explica que “con el paso de los años, los productos cada vez valen un poco más, así que cuando le quitamos ese aumento podemos ver qué me alcanza a comprar con precios de un determinado año. Lo que estamos haciendo en la gráfica es decir: ‘Con los precios de 2023, cuánto me alcanzaba a comprar, por ejemplo, en 2015′”. Esto quiere decir que al pasar de los años el Metro “cada vez puede comprar menos bienes y servicios en términos reales. Porque si nos quedamos en términos nominales, parece que incluso ha aumentado el presupuesto, pero en realidad no, ha disminuido”, asegura el economista.

En la conferencia, Claudia Sheinbaum informaba sobre tres inversiones millonarias que se están realizando para mejorar el Metro, un servicio con más de 50 años de antigüedad y que utilizan 4,6 millones de viajeros al día. La modernización de la Línea 1 costará 37.000 millones de pesos y “la primera etapa será abierta a finales de febrero de este año”. El Proyecto Metro Energía, de 4.500 millones, para renovar el cableado y el sistema de alimentación energético, y por último la inversión de 320 millones de pesos en la reconstrucción del centro de control que colapsó tras un incendio en 2021. Este diario contactó al Gobierno de Ciudad de México para consultar mayores detalles sobre los datos del presupuesto revelados por Sheinbaum, sin obtener una respuesta.

Al mismo tiempo, Fernando Espino Arévalo, líder del Sindicato del Metro, asegura que los conductores no tienen ni medios para comunicarse entre sí y saber dónde está el tren anterior y posterior. Utilizan sus propios celulares, que a veces se queda sin cobertura cuando están bajo suelo. “Pero ya tenemos mucho tiempo haciendo eso”, dice Arévalo. Los aparatos TETRA que deberían utilizar tienen décadas de antigüedad y muchos han dejado de funcionar, pero no les reponen porque no hay dinero, ni para eso, ni para muchas otras reparaciones “Lo más urgente para nosotros es contar con las herramientas para dar mantenimiento a los vagones, pero no tenemos ni estopa”, dice Arévalo, refiriéndose a un material que utilizan para la limpieza en el taller mecánico.

La atención renovada que ha recibido el Metro de Ciudad de México comenzó con el accidente en la Línea 3 que la semana pasada dejó una joven muerta y 106 heridos, presuntamente debido a la quema de un cable. Desde entonces, las redes sociales se han encargado de recordar que esa solo es la punta del iceberg. Puertas que se abren solas entre estaciones, trenes en llamas, vagones que se quedan parados durante minutos sin razón aparente, luces que se apagan. Arévalo asegura que el Metro requiere de un presupuesto paralelo para poder solucionar estos fallos. “El que existe ya está comprometido de antemano, y necesitamos uno adicional para poder atender las demandas de mantenimiento, a las que casi no se le dedican fondos”.

En una tarjeta informativa emitida el 14 de diciembre del año pasado por el Sindicato de Trabajadores del Metro, se expone la necesidad de mayor mantenimiento. El Metro cuenta con 394 trenes, y el 74% de esa flota “se encuentra en malas condiciones por falta de mantenimiento”, principal razón de “los constantes retrasos que se dan en el servicio”. Además, tienen 125 trenes que están fuera de servicio, esperando a que lleguen las piezas necesarias para repararlos y ponerlos en funcionamiento. “No es porque los trabajadores no atiendan las fallas, es porque no tienen con que reparar” los problemas que surgen, decía en su nota el sindicato. Por todo esto, han solicitado una partida adicional de 3.500 millones de pesos para dedicar a todas estas reparaciones.

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