Detenido el sexto implicado en el asesinato de los hermanos Tirado y su tío en la colonia Roma

La policía ha detenido este miércoles al sexto implicado en el asesinato de los hermanos Jorge y Andrés Tirado (35 y 27 años) y su tío José Luis González (73) en la colonia Roma de Ciudad de México, según ha informado en un comunicado el portavoz de la Fiscalía estatal, Ulises Lara. El Ministerio Público considera que el sospechoso, identificado como José de Jesús N., “probablemente tuvo participación material en el homicidio de las víctimas”. El presunto culpable fue arrestado en la colonia el Sifón, en Iztapalapa, un barrio humilde de la capital.

“Los detectives de la policía de investigación detuvieron a José de Jesús N. en la alcaldía de Iztapalapa junto con posibles drogas y cartuchos de arma de fuego”, ha asegurado Lara durante el comunicado. El portavoz de la Fiscalía ha señalado que los trabajos de inteligencia llevaron a los agentes hasta el barrio, donde realizaron “vigilancias discretas que derivaron en la detención”. Los agentes consiguieron triangular la posición del nuevo implicado a través de otro de los sospechosos, Azuher Lara (37 años). “Azuher, posible autor intelectual y material de los hechos, estableció comunicación con José de Jesús N.”, ha apuntado el vocero del Ministerio Público.

Los otros cinco detenidos ya han sido procesados y se encuentran en prisión provisional a la espera de un juicio: Blanca Hilda Abrego (64 años), Sally Mechaell Arenas (43, hija de Abrego), Randy Arenas (unos 20, hijo de Arenas), Azuher Lara (37, pareja de Sally) y otra persona de su entorno, identificada como Rebeca. La Fiscalía cree que aún podría haber más cómplices.

Abrego, Sally Mechaell Arenas y Lara fueron arrestados el 18 de diciembre en el lugar de los hechos, al mismo tiempo que aparecieron los cadáveres de los tres hombres. Junto a ellos, la policía rescató a María Margarita Ochoa (72 años), tía de los hermanos Tirado, esposa de González y única superviviente del crimen, quien denunció que había sido secuestrada y torturada por los sospechosos.

Apenas tres días después, la policía detuvo también a Randy Arenas a solo unas cuadras del lugar de los hechos, una vivienda de dos plantas en el número 113 de la calle Medellín. El 21 de diciembre, los agentes arrestaron a Rebeca, la primera sospechosa del crimen que no pertenecía a la familia de Abrego, aunque fuentes de la Fiscalía señalan que es una persona cercana a su entorno. En el momento de su aprehensión portaba “una boleta de empeño de una computadora portátil con características similares a un equipo robado del domicilio donde ocurrieron los hechos, una tableta electrónica y cartuchos útiles”.

La Fiscalía apunta a que la causa del homicidio múltiple fue una disputa por la propiedad del inmueble en el que se cometieron los asesinatos, una propiedad de la familia de Ochoa que, presuntamente, Abrego y sus parientes querían quedarse. Abrego residía en la casa desde 2004, cuando entró a trabajar de enfermera de un hermano de Ochoa fallecido en mayo. Como el anciano necesitaba de cuidados constantes, la mujer vivía en la planta baja del domicilio junto a su hija y sus nietos.

Fue a la muerte del anciano cuando la batalla legal por el inmueble comenzó. Según la investigación, Abrego quería hacerse con la propiedad. Para ello, argumentó que el hombre y ella habían sido pareja, pero no pudo acreditarlo legalmente. Ochoa y su marido se trasladaron a la casa en junio para regularizar la venta de la vivienda, pero los sospechosos actuaron antes de que pudieran conseguirlo, de acuerdo con el Ministerio Público.

Los hermanos Tirado, un músico y un actor que llevaban ocho años residiendo en la Ciudad de México, se mudaron a Medellín 113 en agosto. La inestabilidad de sus trabajos y sus ingresos precarios les hicieron alojarse un tiempo con sus tíos. El viernes 16, tíos y sobrinos desaparecieron, lo que levantó las alertas entre sus familiares y allegados. Según la Fiscalía, los sospechosos los secuestraron, los torturaron a golpes y acabaron asfixiándoles. Dejaron a Ochoa con vida para que pudiera firmar los papeles de sucesión de la casa. Los tres homicidios conmocionaron a un país con decenas de asesinatos diarios, cansado ya de convivir con la violencia.

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