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Dos proyectos, poco debate y un atajo: así sacó adelante Morena la reforma electoral

El Gobierno apela a una herramienta para evitar que la iniciativa del presidente sea modificada en Diputados y la vota en tiempo récord para evitar la percepción de otra derrota legislativa

Jorge Romero, diputado y coordinador del PAN, junto a diputados de oposición se retiran de la sesión mientras se discutían las leyes secundarias de la reforma electoral.
Jorge Romero, diputado y coordinador del PAN, junto a diputados de oposición se retiran de la sesión mientras se discutían las leyes secundarias de la reforma electoral.Mario Jasso (Cuartoscuro)
Georgina Zerega

Cuando inició la sesión de este martes del Congreso de los Diputados, el Gobierno mexicano ya sabía que perdería la votación de la reforma electoral constitucional que estaba prevista. Para pasar el proyecto original del presidente necesitaban dos tercios del total de los votos, un número que no tienen sin el apoyo de alguno de los partidos de la oposición, que ya se habían posicionado en contra. Para eludir la imagen de derrotado, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) planteó una segunda estrategia: presentar un proyecto alternativo, el llamado plan B, que modifica solo leyes secundarias, para lo que necesitaban solo la mayoría simple que ya tienen. Pero el trámite debía realizarse en tiempo récord, porque el periodo legislativo acaba el 15 de diciembre. El Gobierno apeló entonces a una herramienta legal, la dispensa de trámites, un acuerdo para saltarse todos los procesos legislativos de un proyecto de ley que se usa solo en casos de urgencia.

Sobre las 11 de la mañana del martes debía comenzar la sesión del Congreso. En lugar de eso, una visita del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, pateó el tablero legislativo del día. La mano derecha de Andrés Manuel López Obrador llegó a la Cámara baja con siete iniciativas que componían el plan B del presidente. Mientras los documentos eran ingresados para ser tratados ese mismo día, el secretario se reunió a puertas cerradas con su grupo parlamentario para explicarle a grandes rasgos lo que contenían aquellas 307 páginas. No había tiempo para que las leyeran, ni siquiera para que lo debatieran en comisiones. El proyecto debía ser presentado y aprobado en cuestión de horas. En privado, algunos diputados de Morena se quejaron por tener que avalar una iniciativa que no habían podido ni leer. En público, todos se pusieron en las filas del partido sin decir una palabra.

El PRI le dio a Morena el apoyo que necesitaba para que el asunto se tratara ese mismo día. “Pidieron que se abordara de una vez la reforma constitucional porque tenían comprometido el día de mañana [miércoles]”, dice una fuente de Morena, que prefiere mantener el anonimato, “y, en cambio, aceptaron que hoy mismo [martes] se subieran al pleno las leyes secundarias”.

Cerrado el debate de la reforma constitucional, que murió con una votación mayoritariamente en contra de una oposición unida —PAN, PRI, PRD y MC—, el partido de Gobierno pasó a ejecutar su estrategia para alivianar la derrota. Morena pidió entonces que el proyecto del plan B pasara con una dispensa de trámites, para ser debatido y votado ese mismo día, y al tener mayoría simple lo consiguió rápidamente. El cálculo, según fuentes de la formación gobernante, estaba diseñado para que la legislación se aprobara este año y no tener que esperar hasta el próximo período legislativo, y para “evitar la percepción de que se perdió la votación” sobre este asunto, admiten desde el partido.

Reforma electoral
Jorge Triana Tena y otros legisladores del PAN protestaron portando la frase "Que hable México" por encima de sus bocas.Mario Jasso (Cuartoscuro)

Sobre la medianoche la oposición se retiró del recinto y dejó solo a Morena con sus aliados del Partido Verde y el Partido del Trabajo para llevar adelante la segunda sesión. Recién en la madrugada, el oficialismo presentó el proyecto final que se votó una hora y media después. Los diputados opositores siguieron desde fuera la sesión, en la que solo se fijaron las posturas de cada grupo, y no se debatió ni un solo minuto. Muchos ni siquiera volvieron al recinto a votar, lo hicieron remotamente a través de una aplicación que tienen en sus teléfonos. El proyecto enviado por el presidente esa mañana solo sufrió mínimas modificaciones impuestas por los aliados del partido de Gobierno, que pidieron incluir detalles a cambio de su voto a favor. Con menos de cuatro horas de debate sobre uno de los asuntos legislativos más importantes del sexenio, el oficialismo sacó adelante durante la madrugada una reforma al sistema electoral a través de un atajo.

“Lo que querían era emparejar el marcador”, comenta el diputado Jorge Álvarez Maynez, de Movimiento Ciudadano, “que mañana [miércoles] hubiera titulares divididos y tener un triunfo moral”. La victoria a media —o la derrota a medias, según se mire— deja ahora en manos del Senado un proyecto claramente marcado por las intenciones del Gobierno. “Se establecen límites a las acciones arbitrarias tanto del INE como del TEPJF [el Tribunal Electoral] respecto de interpretaciones ajenas a la ley que han limitado la libertad de expresión, los derechos político-electorales, la autodeterminación de los partidos políticos, entre otros”, dicta una de las normas aprobadas apenas días después de que la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, recibiera medidas cautelares del tribunal electoral por hacer campaña anticipadamente.

El Gobierno lo celebró señalando el mayor logro bajo su óptima: el recorte de unos 3.500 millones de pesos al Instituto Nacional Electoral. “Se redujo el gasto del INE, porque había muchas oficinas, duplicadas, y se hizo, pues, un ajuste, una integración y otros gastos”, ha dicho López Obrador en su conferencia matutina. “Algo es algo. Con la reforma de la Constitución, el ahorro habría llegado hasta los 15.000 millones”, ha agregado.

El proyecto que recibe el Senado está “plagado de errores”, asegura el senador Clemente Castañeda, coordinador de Movimiento Ciudadano en esa Cámara, debido a una sesión “llena de irregularidades que violentaron los procesos legislativos” del Congreso. “Las prisas de Diputados no deben ser las prisas del Senado”, señala Castañeda, que asegura que encenderán las alertas si no les dan “el tiempo suficiente” para tratar este tema “que lo amerita”.

La minuta será enviada al Senado para buscar una salida antes de que acabe el año. Allí, enfrenta una situación más espinosa, porque el líder del grupo parlamentario de Morena y mayor operador de las iniciativas presidenciales, Ricardo Monreal, ha pasado las últimas semanas al borde de romper con su bloque. Monreal es además un defensor de la idea de que los proyectos deben ser debatidos con la oposición y no hacer uso de la mayoría para aprobarlos sin más. En esa línea, el senador morenista ha asegurado este miércoles que el plan B no pasará con un atajo en la Cámara alta. De esta forma, la reforma del presidente entra a comisiones y podría ser tratada en el pleno recién el próximo martes. Su éxito o fracaso, señalan algunos senadores a este periódico, dependerá de la posición que finalmente tome Monreal.

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Georgina Zerega
Es reportera en la redacción de México y cubre actualmente la cartera de política. También colabora en la cobertura de Argentina, de donde es originariamente. Antes de entrar al periódico, trabajó en radio y televisión en su país natal.

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