‘Asalto a Mano Artística’: la iniciativa de un local capitalino para recuperarse de un atraco a través del arte
El Tenxokotl, una cantina cultural de Ciudad de México, busca resarcir a sus clientes afectados por un robo cometido en sus instalaciones el pasado 11 de noviembre
La voz de la cantante mexicana Verónica Valerio sonaba en el interior de la cantina cultural Tenxokotl el pasado 11 de noviembre. Durante su actuación y en menos de un minuto, dos personas armadas entraron al local y se hicieron con los celulares de algunos clientes. Lo ocurrido alarmó a la comunidad del Tenxokotl que, al día siguiente, lanzó la iniciativa Asalto a Mano Artística, con la que buscan recuperar el coste de los dispositivos robados —66.000 pesos, según estima el poeta y creador del espacio, Mardonio Carballo— a través de la rifa de algunas obras de arte.
Desde Tenxokotl, cuenta Carballo, buscan enfrentarse a este tipo de sucesos a través de la cultura: “Combatimos el miedo con arte”. El lema, reflejado en un comunicado del bar, son las mismas palabras que reivindica él mismo por teléfono. Carballo defiende que el Tenxokotl surgió con la idea de crear una comunidad, un espacio común para que los clientes disfrutaran del lugar en el que sentirse acompañados por otras personas con la misma sensibilidad hacia la cultura. La iniciativa apareció casi como una necesidad para mantener la filosofía comunitaria que defienden desde el local. “Ante la violencia, el arte; ante el miedo, comunidad”, es otro de los lemas repetidos por el creador.
Entre las piezas que se rifan, se encuentran algunas pinturas que formaban parte de la decoración del lugar, como Personas Diariamente, una serigrafía a color y de gran tamaño del artista tapatío Gabriel Macotela; o Pareja de Changos, del pintor juchiteco Francisco Toledo. En el sorteo, también entra Espejo Interno, una carpeta de litografías con cuatro piezas, entre las que se observa un poema escrito por el propio Carballo. “Pintar el mundo. Desde otro ángulo. Desde otra mirada pensada. Intuida. Lustrada a base de nostalgias y premoniciones. El futuro pasado por una ventana. Cedazo externo. Materia prima que se extiende afuera. Rompe el mundo. Espejo interno del que mira”, se leen en las líneas del escrito.
En la portada de la carpeta se observa un logo: “La Curtiduría. Centro de artes visuales”. Ese espacio nació en 2006 a manos del artista oaxaqueño Demián Flores. El artista asegura que la fundación del lugar se debió a una iniciativa para intentar participar, desde una perspectiva artística, en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), un conjunto de organizaciones sociales unificadas tras las protestas iniciadas por maestros de la Sección 22, que buscaban mejorar la calidad de las escuelas oaxaqueños. El suceso terminó con el desalojo por parte del gobierno del Estado. “Fue una forma estética de enfrentarse a la barbarie”, cuenta Flores en relación a la Curtiduría.
“El arte siempre fue un aglutinador de conciencias ante la realidad”, indica el artista con unas palabras que recuerdan el sentido comunitario defendido por el Tenxokotl. Flores afirma que no es la primera vez que realizan una iniciativa con estas características. Durante la pandemia del coronavirus, él y otros artistas vendieron grabados para comprar y surtir a parte de la población de cubrebocas. “Conseguimos más de 10.000 [mascarillas] y las repartimos entre la central de abastos, Oaxaca y Juchitán”, asegura el artista multidisciplinario.
Flores habla de Asalto a Mano Artística como “la única forma” de crear comunidad en una sociedad “individualista, donde todo el mundo lleva la velocidad de Ciudad de México”. “[La iniciativa] es muy loable, simbólicamente increíble”, asegura Flores.
Su pieza incluida en la carpeta busca recrear los silabarios, aquellos símbolos que representan sílabas y que son utilizados para facilitar el aprendizaje. La imagen de la serpiente pretende representar a la cultura mexicana y a la tierra, un reflejo que contrasta con el de los niños que se encuentran en el fondo y que pueden parecer más occidentales, explica el artista.
Carballo comenzó la iniciativa con la interrogante de por qué los asaltantes eligieron ese lugar. “Es un espacio alternativo, que se aleja de las tendencias más comerciales, no le encontré mucho sentido. Es muy triste que ahora formemos parte de una estadística”, reflexiona por teléfono. El atraco en el Tenxokotl sucedió días antes que el del cine Tonalá, una sala cinematográfica de culto, en la que un grupo de personas entraron armadas y cometieron el mismo delito el pasado martes.
Este tipo de crímenes han alarmando a los habitantes del centro de la capital en los últimos años. La zona central de la capital es el lugar elegido por los extranjeros que llegan a Ciudad de México: un lugar en el que se ubican los barrios más tranquilos, con rentas más altas y con una mayor seguridad.
Los dos atracos ocurridos en la última semana se unen a las estadísticas de noviembre. En octubre, fecha de los últimos registros, las autoridades contabilizaron en la Alcaldía de Cuauhtémoc el mayor número de delitos de toda la Ciudad de México, con un total de 3.138. De ellos, 1.834 (el 58,4%) fueron contra el patrimonio. La demarcación es la sexta más poblada de la capital, según el censo de 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Cuauhtémoc cuenta con casi tres veces menos personas que la más poblada, Iztapalapa, donde el total de delitos fue de 2.884 casos.
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