Tepito se organiza para que los murales del barrio no desaparezcan
Un colectivo de vecinos y artistas trabaja desde hace un año para evitar que las autoridades borren pinturas con arraigo en la colonia
Hace casi un año, la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, inauguró en un rincón de Tepito, entre bloques de unidades habitacionales, un mural que ella llamó Tepiteños Ilustres en el Tiempo. Un relieve sin color que en la esquina lleva la firma de su gestión. “El Barrio Bravo de Tepito es herencia viva. Por ese motivo inauguré el mural. Seguiremos haciendo lo que otros dicen que no se podía hacer: ¡Transformando ideas y rompiendo esquemas!”, escribió en Twitter. Pero ahí ya había un mural, recuerdan los vecinos, que había sido pintado por artistas y niños de este barrio. Desde entonces, se han organizado para presentar quejas a la Alcaldía, juntar firmas y evitar que se sigan borrando pinturas que llevan allí años.
“Es un mural que había visto desde que tengo memoria”, dice Arlen Rodríguez, de 20 años. Se refiere a la pintura que fue tapada por el relieve Tepiteños Ilustres en el Tiempo. Un día, cuando salió de su casa, la obra había desaparecido. Era diciembre de 2021. Poco después otros dos murales fueron borrados y esa pared quedó blanca. Rodríguez decidió entonces organizar un grupo al que llamó Tepito Zona de Arte y que reúne a más de 10 colectivos del barrio. Porque el barrio en el que vive, donde opera uno de los principales carteles de droga de Ciudad de México, la Unión Tepito, es más que eso, avisa. “Dicen que es una zona roja, pero es una zona de arte. Tenemos una cultura inmensa”, señala Rodríguez.
La joven, estudiante de Derecho, recita de memoria y casi sin respirar la frase que había escrita en el primer mural borrado: “El arte nos enseña que todos los humanos somos iguales; por esto los humanos debemos estar con todos, no contra todos”. La reflexión es atribuida al muralista Daniel Manrique, fundador del movimiento Arte Acá, que en la década de los setenta llenó de pinturas el barrio. El padre de Rodríguez le hacía leer la frase cada vez que pasaban por allí. “Me decía léelo y léelo y léelo. Léelo y compréndelo: el hecho de que tu veas algo diferente, o que para ti sea distinto, no quiere decir que está mal”, cuenta Rodríguez, y continúa: “La diversidad es muy positiva, no es algo malo, como lo ve Sandra Cuevas”.
La alcaldesa de Cuauhtémoc gobierna una alcaldía de casi 550.000 habitantes desde 2021. Llegó al poder al frente de una alianza del PRI, el PAN y el PRD. En un año ha sido el centro de varias polémicas. Por un caso de agresión a policías. Por el incumplimiento de una sentencia que ordena la demolición de un local de la colonia Juárez. Por el cierre temporal de un centro deportivo, lo que desembocó en una destitución por supuesto “abuso de funciones”. Ella ha rechazado las críticas y ha atribuido los escándalos a un complot de sus rivales, encabezados por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
A finales de abril de este año hubo otra polémica cuando Cuevas informó en un documento de que empezaba una “jornada integral de mejoramiento del entorno urbano” destinada a que “los comerciantes en vía pública conserven siempre limpia su área de trabajo”. Poco después, los rótulos de los puestos callejeros empezaban a desaparecer y se unificaban bajo una capa de pintura blanca que llevaba encima el logo de su Administración. Fue una decisión unilateral, como la de crear el mural Tepiteños Ilustres en el Tiempo.
El Barrio Bravo de Tepito en #Cuauhtémoc, es herencia viva. Por ese motivo inauguré el mural "Tepiteños Ilustres en el Tiempo". Seguiremos haciendo lo que otros dicen que no se podía hacer: ¡Transformando ideas y rompiendo esquemas! #SandraCuevasAlcaldesa pic.twitter.com/69LRm3XnOp
— Sandra Cuevas (@SandraCuevas_) November 30, 2021
Rodríguez ve una constante en estas dos decisiones: “[La alcaldesa] va en contra de toda expresión artística que no sea autorizada previamente por la alcaldía”. Y recuerda casos similares en otras colonias. Artistas y activistas criticaron, por ejemplo, el borrado del mural Mujer en diálogo con el progreso, del artista Sego, en el Mercado Juárez. Cuevas negó entonces haber dado la orden. “Jamás instruí que se borrara ningún mural”, aseguró.
EL PAÍS ha preguntado a la Alcaldía sobre la decisión de eliminar los murales de Tepito y un vocero ha indicado que “se pintaron paredes” en las que aparecía “el nombre de Morena”, pero ha negado que se eliminaran pinturas hechas por los vecinos: “Murales no se vieron”. También fue breve la respuesta que enviaron a Tepito Zona de Arte cuando el grupo pidió, a finales de agosto, que se respetaran sus “derechos humanos y culturales”. “Todas las acciones que lleva a cabo esta demarcación territorial son apegadas al artículo 1º de la Constitución”, decía la respuesta y agregaba que la Alcaldía se compromete a “promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de todas las personas que habitan y transitan” por Cuauhtémoc.
Una “contradicción extrema”
Este fin de semana, Cuevas inauguró en el barrio unas “monumentales letras” que juntas forman el nombre del barrio. Se fotografió con vecinos y tuiteó: “Reconocimiento a nuestro “barrio bravo” que a través del tiempo ha conservado su herencia histórica, cultural y natural. ¡Su grandeza lo hace extraordinario, pero el alma de su gente lo vuelve único!”. En el mensaje, agregó la etiqueta #CuauhtémocMágico en referencia a las localidades que en México obtienen la categoría de “pueblo mágico” por sus “atributos únicos”.
Rodríguez, como otros vecinos, ha criticado la acción. “Quiere hacerlo barrio mágico, pero para eso es necesario que [el barrio] tenga cultura y sus expresiones artísticas al cien. Es una contradicción bastante grande, es una contradicción extrema: ¿cómo quieres que sea barrio mágico cuando ella misma está atentando contra la cultura?”. En cambio, la joven cree que con el borrado de los murales y la unificación del color de los muros la Alcaldía “le está quitando las raíces a los tepiteños”.
Paredes pintadas de blanco y azul plomizo
“Los murales acercan a la comunidad y mandan un mensaje muy claro, que es de unión, es de respeto; les enseñan a los niños, les da identidad a las personas. La problemática de que los niños se vayan por otros lados, que se acerquen a grupos delictivos, es que no se sienten identificados”, dice Rodríguez, que camina entre las unidades habitacionales y enseña algunas de las obras que aguantan en los muros. Algunas están desgastadas por los años y otras fueron recortadas sobre un fondo blanco cuando la Alcaldía pintó las paredes que antes eran color ladrillo.
Rodríguez llega entonces al muro donde estaban los murales que desaparecieron después del primero. Uno era un homenaje a Lourdes Ruiz, conocida como la reina del albur en Tepito. “Ella decía que aquí las mujeres tienen que ser más cabronas que bonitas”, recuerda Rodríguez. Al lado, había un retrato de Mayra Valenzuela, una activista feminista del barrio que la estudiante conoce desde pequeña porque tiene su puesto justo enfrente al de su padre. Y en uno de los extremos de la pared estaba escrita la frase “México es el Tepito del mundo y Tepito es la síntesis de lo mexicano”.
Como el resto del bloque de edificios, ha sido pintado con los colores oficiales de la Alcaldía: blanco y azul plomizo. A finales de agosto, el barrio juntó 10.000 pesos para comprar materiales y reunió las firmas de 150 vecinos del bloque –en total son 163– para volver a pintar allí un mural. Pero ese día, la presencia de la policía y de personas vestidas de civiles que no eran del barrio y que no se identificaron los obligó a detener la acción. “La tensión era muy grande”, cuenta Rodríguez, que se mueve acompañada de su padre por temor a represalias. “Es mucha agresión, solo queremos hacer arte”, dice.
Ahora, están esperando el momento para volver a intentarlo. Pero quieren contar con el apoyo del Gobierno de Ciudad de México, que aún no tienen. Van a trazar una línea del tiempo que muestre a “todas las personas representativas del barrio”, a quienes ellos consideran los “tepiteños ilustres”, a Lourdes Ruiz, Mayra Valenzuela o Daniel Manrique. Después de eso, les gustaría seguir pintando el resto del corredor que, según cuenta Rodríguez, la Alcaldía denominó “corredor seguro”. Hay un chiste frecuente entre los vecinos involucrados en recuperar los murales, un juego de palabras. “Lo único seguro”, dicen, “es que seguro nos vamos a quedar sin arte”.
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