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Monreal se hace fuerte en el Senado sin soltar amarras con Morena: “Soy el arma secreta”

El senador ha disgustado a propios y ajenos con sus últimos movimientos políticos, pero sus éxitos personales le dan una dosis de oxígeno

Carmen Morán Breña
Elecciones en México 2022: El senador mexicano, Ricardo Monreal
El senador mexicano Ricardo Monreal durante una entrevista en el Senado de la República en Ciudad de México, en septiembre de 2021.Gladys Serrano

Ricardo Monreal es el nombre de esta semana en política. Tanto los desplantes que ha sufrido como los éxitos que ha cosechado, han situado al senador morenista en el centro mediático. Si el martes recibió el desaire de altos cuadros del Gobierno y del partido a su convocatoria para preparar el curso en el Senado, el miércoles se resarcía colocando al candidato de su elección en la presidencia de la Cámara alta, pasando por encima de las preferencias del ala oficialista de los suyos y de la oposición. Pero su futuro inmediato sigue en el aire y no acaba de disipar las preguntas que todos se hacen: ¿soltará definitivamente amarras con Morena e iniciará otro camino? ¿Al lado de quién? ¿Es ahora el momento de dar un paso crucial? Las respuestas las ha buscado él mismo esta mañana mirando al cielo, es decir, en diálogo con San Judas Tadeo, patrón de las causas imposibles, a quien le ha pedido sabiduría para hacer bien su trabajo.

“Soy el arma secreta, ya verán, les voy a ganar”, asegura risueño por teléfono. ¿A quién? “A los oficialistas”, responde. No hace unas horas dijo que se sentía “más fuerte que nunca”. Y parece el caso, desde luego. “Eso fue un mensaje al pueblo, no nos vamos a rajar ni nos vamos a dejar”.

Monreal es un animal político, una carrera que forjó desde bien joven. Ha pasado por varios partidos y desempeñado decenas de funciones. Ahora su castillo es el Senado, donde dirige al grupo de Morena y también es el jefe de la Junta de Coordinación Política, un cargo que le permite administrar su talante con los propios y los adversarios. Ambos puestos le confieren poder, como se ha demostrado esta semana. No le parece el momento de saltar por la borda: “Conozco bien los tiempos y los ritmos políticos. Mi límite en Morena es la dignidad. Es muy pronto para quemar naves. Creo que hay que luchar desde dentro de Morena. Muchos han pensado que me voy a ir, que ayer era la ruptura definitiva”, dice.

Así que Monreal sigue. Y lo hace, entre otras cosas, “porque el futuro candidato no será López Obrador”. “Eso me facilita las cosas, con él no me enfrentaría”. Pero quedan tres corcholatas, dice. ¿No se incluye? “Yo no soy corcholata, no admito ese concepto”.

Mientras todo eso ocurre, también defrauda a la oposición, que venía negociando acuerdos con él para situarlo como presidente del Senado, según dicen en la bancada del PAN. En este político, que los últimos meses parece tener un pie dentro y otro fuera de su partido, buscaban una figura de consenso para dirigir la Cámara alta y proporcionar una alternancia como la que se da en el Congreso, pero no ha podido ser. “Los respeto, no voy a criticar ni a confrontar con ellos. Morena se mantuvo firme en el Senado, incluso exigieron que se mostraran sus propios votos, pero la oposición estuvo cerca de ganarnos”, dice.

A Julen Remeteria, jefe del PAN en el Senado, la jugada no le sentó bien. “El presidente del Senado no puede ser un empleado del Gobierno federal. Lo platicamos con él, le pedimos chance para formar una mayoría, para elegir a una persona autónoma. Nuestro bloque de contención no podía solo”, dice Julen Rementeria, jefe del PAN en el Senado. Conscientes de que su grupo y los demás de la oposición no suman los apoyos suficientes, lanzaron una andanada a Monreal, a menudo crítico con las políticas de su Gobierno y sin pelos en la lengua. “Monreal ha roto con Morena, eso es un secreto a voces, no solo le hicieron un vacío en la plenaria interna, él mismo ha hecho público que no está de acuerdo con destruir el INE, ni con militarizar la Guardia Nacional, por ejemplo. Nuestro acuerdo, negociado desde hace meses era proponerle para presidir el Senado, con nuestros votos y los que él recabara, pero a la mera hora eligieron a Alejandro Armenta y ya no hubo manera de recomponer eso”, sigue Rementeria.

En efecto, Monreal es un verso suelto. Sus declaraciones sobre el paso de la Guardia Nacional bajo mando militar han sido el último enfrentamiento con la política de López Obrador: Para dar ese paso hay que reformar la Constitución, dijo: “Cualquier aficionado, cualquier estudiante de Derecho, lo sabe”, remató. El último rifirrafe con los suyos en el Senado también ha dejado buenas declaraciones. Así respondía al senador César Cravioto, un hombre del ala oficialista de Morena: “A mí la abyección no se me da; soy hombre libre, con criterio propio y autonomía”. Su candidatura en el partido para suceder a Andrés Manuel López Obrador en 2024 también ha sido fuente de conflictos, porque no encontraba las mismas ventajas de que disfrutaba el resto, dijo. El canciller Marcelo Ebrard compartió estas críticas.

Esa autonomía que enarbola dio alas a la oposición en el Senado, que esperaban un giro de timón por su parte, pero eso todavía no ha ocurrido. Monreal no suelta amarras con Morena todavía: “Las amarras se pueden cortar desde el barco o desde el muelle. Si se las sueltan ellos [el partido] la marea se lo va a llevar”, dice Rementeria, molesto de que las negociaciones emprendidas con él no llegaran a buen puerto. También el coordinador del PRI en el Senado, Miguel Ángel Osorio Chong, ha manifestado su desagrado por el nombramiento de Alejandro Armenta, que rompía los planes previstos. Por escrito, Osorio Chong, explica que buscaban “a quien pudiera garantizar un Senado autónomo que permitiera cambiar la correlación de fuerzas”. Alguien, que “conduzca los trabajos bajo el imperio de la ley y no se deje llevar por ningún grupo parlamentario”. No ha podido ser. Por ahora.

Lo cierto es que Monreal tenía las puertas abiertas de la oposición, pero no ha querido o no ha podido dar ese paso. Ha tenido la opción de quedarse con la presidencia del Senado, una plaza fuerte desde donde puede hacer mella en las políticas del Gobierno, dadas las mayorías inestables que hay en la Cámara alta, y que él podría desestabilizar aún más. Desde ese cargo, uno los más altos en las instituciones de un país, le habría situado en las fotos al lado del presidente en estas fiestas patrias, en lugares donde las puertas no han estado precisamente abiertas para él. Quizá este era el gran momento para desafiar al presidente, opinan algunos analistas, que se hacen la misma pregunta.

Su candidatura a la presidencia en 2024 no es la más exitosa. Con creces le gana en esa carrera la jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum. Y también Marcelo Ebrard, con quien manifiesta buena sintonía. Pero su peso político se evidencia día con día. “Los dos años que vienen van a ser difíciles, la oposición se va a fortalecer, ahora está quizá opacada, atacada incluso, pero yo que Morena no me confiaría, esto no va a ser un paseo por el campo, sino una contienda competida, aunque ahora parezcan divididos y dispersos, remontarán”, dice Monreal.

Por ahora, el Senado, y no es poco, sigue siendo su castillo. Le da poder legislativo y visibilidad política. Tiene a sus huestes y el peso de sus seguidores aún puede contar para mover hilos. San Judas Tadeo quizá le indique cómo.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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