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La oposición escenifica unidad contra Morena entre fuertes críticas internas

PAN, PRI y PRD enarbolan su triunfo electoral en dos de los seis Estados y anuncian que bloquearan cualquier reforma constitucional de López Obrador

Alejandro Moreno
El presidente del PRI, Alejandro Moreno, acompañado de los presidentes del PAN y PRD, durante una conferencia de prensa de la coalición "Va por México" , en la capital mexicana, el 9 de junio.Mario Guzmán (EFE)
David Marcial Pérez

“La coalición sí funciona”. “No nos van a dividir”. “La mejor receta es la alianza”. La catarata de declaraciones ha sido constante desde el primer minuto después de conocer los resultados de las elecciones estatales del domingo. Los líderes de la oposición mexicana se han afanado en vender, a golpe de casi rueda de prensa diaria, que el triunfo en dos de los seis Estados en disputa es la demostración de que la estrategia conjunta contra Morena, la alianza de PAN, PRI y PRD, es el camino a seguir de aquí a la batalla final, las elecciones presidenciales de dentro de poco más de años.

Desde la arrolladora victoria de Morena en 2018 han sido pocas las ocasiones en las que han logrado anotarse algún tanto en las urnas con el que pasar de la retaguardia al ataque. Pero tanta escenificación de optimismo entre las cúpulas de los tres partidos contrasta con las críticas internas que reclaman más reflexión y autocrítica tras las elecciones. Las voces críticas consideran injustificado el optimismo con un balance de cuatro Estados perdidos sobre seis, algunos como Hidalgo o Tamaulipas, feudos históricos del PRI y el PAN respectivamente.

La última vuelta de tuerca en las muestras públicas de unidad ha sido el anuncio este jueves de que ninguno de los tres partidos se sentará siquiera a negociar ninguna reforma constitucional. “Durante el tiempo que resta de esta legislatura no se aprobará cualquier modificación a la Constitución”, afirmó el presidente del PAN, Marko Cortés, flanqueado por los dirigentes de las otras dos formaciones.

El cierre de filas pretende golpear donde más le duele a Morena, que perdió el año pasado la mayoría absoluta en el parlamento. La recta final del proyecto político de Andrés Manuel López Obrador tiene como prioridad un puñado reformas estructurales que pasan por modificar la Constitución. Un ejemplo de lo crucial de esta agenda para el Gobierno fue la creciente tensión que envolvió las negociaciones por la reforma eléctrica, que finalmente no fue aprobada tras la negativa del PRI a dar su apoyo a Morena.

La alianza de la oposición, conocida como Va por México, llegaba a las elecciones del domingo con el objetivo de probar su resistencia ante la apisonadora de Morena, que venía de una nueva y rotunda victoria el año pasado en 11 territorios. Este domingo, el partido oficialista acabó venciendo en cuatro de los seis Estados, todos territorios nuevos donde no gobernaba y que arrebató al PRI, al PAN y al PRD. Morena ya controla casi dos terceras partes de las entidades del país. Pese a todo, la oposición salvó la bala de las peores previsiones. La única plaza segura era Aguascalientes, bastión del PAN, pero lograron también el poder en Durango, el territorio más disputado durante la campaña, y que acabó en manos del PRI.

“Es momento de reflexión”

Las dos victorias del domingo fueron las primeras para una candidatura conjunta de Va por México. En las elecciones del año pasado, la primera prueba para la alianza, los únicos dos territorios donde venció la oposición, Querétaro y Chihuahua, fueron candidaturas donde el PAN se presentó por separado. Precisamente de los barones del partido conservador han venido las mayores críticas a la estrategia conjunta de la oposición. El gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri, manifestó esta semana sus reservas con la alianza. “Es un momento de reflexión. Habrá que ver cuál es el sentido para seguir o no con la alianza”, afirmó tras reunirse con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

No es la única figura de peso dentro del PAN que ha alzado la voz tras las elecciones. Damián Zepeda, senador y expresidente del partido, añade que “no hay una sola evidencia con datos que respalde que la única manera de ganar a Morena es junto al PRI, con quien no compartimos visión de gobierno ni de país. Además, los partidos de Va por México que van acompañando al candidato fuerte se están achicando. La alianza se está convirtiendo en un cascarón sin votos, que se están yendo a Morena”. El caso más extremo de lo que apunta el senador panista es la situación del PRD, los restos de la izquierda tradicional. En cuatro de los seis Estados en liza el domingo, sus resultados electorales no alcanzan ni el 3%, el suelo mínimo para conservar el registro.

La insólita coalición del PAN y el PRI, los dos grandes antagonistas de la política mexicana, levantó fuertes críticas desde el inicio. Sobre todo desde el partido conservador. No solo porque su adversario histórico se haya convertido en su socio, sino porque las encuestas no dejan muy claro el supuesto respaldo ciudadano a una alianza que, según los críticos, da aún más aliento a López Obrador y a uno de sus eslóganes favoritos: no hay alternativa más allá de Morena, no hay diferencia alguna entre la oposición, todo es un ente oportunista y corrupto al que llama PRIAN.

La interminable crisis del PRI, que ya tan solo mantiene el poder en tres Estados, vivió un nuevo capítulo la semana previa a los comicios y sigue coleando. La filtración de unas grabaciones donde se escucha a su presidente, Alejandro Moreno, negociando presuntos fraudes y actos de corrupción tuvo continuación esta semana con la publicación de una investigación periodística que destapaba supuestos negocios inmobiliarios turbios de Moreno. Sectores críticos del PRI han pedido la dimisión de su presidente y la preocupación de parte de sus socios en la alianza opositora es que la progresiva erosión del PRI afecte también a la coalición.

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Sobre la firma

David Marcial Pérez
Reportero en la oficina de Ciudad de México. Está especializado en temas políticos, económicos y culturales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en El País. Antes trabajó en Cinco Días y Cadena Ser. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y máster en periodismo de El País y en Literatura Comparada por la UNED.

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