Camilo Vargas: de Santa Fe al bicampeonato mexicano
El portero colombiano sabía que su responsabilidad era rendir al máximo en un equipo que estaba por cumplir setenta años sin ser campeón, ahora es su amuleto, su custodio y el digno líder de un bicampeón
Camilo Vargas llegó al Atlas en el verano de 2019 con un reto descomunal por delante. El portero colombiano sabía que su responsabilidad era rendir al máximo nivel posible en un equipo que estaba por cumplir setenta años sin ser campeón, que sufría recurrentes problemas económicos y que contaba con una suerte de nube negra de frustración encima, para desesperación de sus leales aficionados. Tres años después, Vargas no solo se ha convertido en una garantía en los marcos de los rojinegros, sino que ha ayudado, en un puesto principal, a que el Atlas consiga el bicampeonato de los torneos cortos de Apertura 2021 y Clausura 2022.
Vargas rindió en ambas finales a un nivel superlativo y fue pieza central de la victoria. Sus compañeros Julio Furch o Aldo Rocha también se han ganado el cariño de la afición, pero todos saben que el ancla de este equipo sólido, espinoso, eficaz y doblemente ganador es su portero.
Camilo Vargas nació en Bogotá, la capital de Colombia, en 1989. Su familia tuvo que hacer grandes esfuerzos para acercarlo a las fuerzas inferiores del Club Independiente Santa Fe. Allí se fue ganando la confianza de sus técnicos (y lo convocaron a la selección Sub-20 de su país, en lo que sería el primer reconocimiento de su carrera) y debutó en primera división en 2007, como arquero suplente del equipo. A partir del 2011, cuando cumplía apenas 23 años, se quedó con la titularidad, que ejercería durante cuatro torneos, antes de ser traspasado, en una rápida sucesión de cambios, durante las temporadas 2005 y 2016, al Atlético Nacional, el Argentinos Juniors y el Deportivo Cali. Allí volvería a consolidarse como indiscutible y llegaría incluso a refrendar su lugar en la selección colombiana mayor, con la que ha asistido a los Mundiales de 2014 y 2018 y las Copas América de 2015, 2019 y 2021, aunque por lo general sentado en el banquillo.
Hasta ahora, sin contar con la etapa en la Sub-20, solo ha disputado 11 encuentros con el combinado nacional. A sus 33 años, aún espera una oportunidad de lucirse en un gran torneo con su país. De lo que no cabe duda es que su máxima vitrina ha sido el Atlas. Llegó por un precio de 1.5 millones de dólares a un cuadro que, entonces, dirigía el argentino Leonardo Cufré. Vargas se consolidó a pesar de que por la dirección técnica del equipo se sucedieron, sin éxito, y en apenas unos meses, Omar Flores, Rafael Puente Jr., y Rubén Duarte. Pero en 2020 llegó Diego Cocca, otro argentino, exjugador del Atlas en los años noventa, que logró dar estabilidad al equipo y dejar la irrelevancia en el pasado.
Lo demás es historia. Atlas pasó de ser un equipo en el que no podía confiarse, a convertirse en el conjunto más consistente de la Liga MX, un cuadro que se defiende con intensidad, que es capaz de marcarle al rival en cualquier momento y en el que las intervenciones providenciales de Vargas en la portería llegan a los encabezados cada semana, sin falta. Recientemente, el 4 de abril, el Atlas anunció que extendía el contrato de Camilo hasta el año 2026, con una cláusula de rescisión de alrededor de siete millones de dólares. Pero en esta institución en la que es tradicional vender a sus mejores estrellas, ahora nadie quiere que Camilo se mueva. Ni la directiva ni la afición. Porque el portero colombiano es su amuleto, su custodio y el digno líder de un bicampeón que rompió con la enorme racha de derrotas y llevó al Atlas a una nueva era.
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