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Migración y cooperación: López Obrador busca impulsar su agenda con un viaje a Centroamérica y a Cuba

El presidente inicia la próxima semana una gira de trabajo centrada en la promoción de sus programas sociales. El Gobierno destaca la “especial importancia” de la visita a La Habana

Francesco Manetto
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y su homólogo salvadoreño, Nayib Bukele
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y su homólogo salvadoreño, Nayib Bukele, en la presentación del programa Sembrando Vida en Chiapas, el año pasado.Presidencia (Presidencia)

Andrés Manuel López Obrador se dispone a salir de México por cuarta vez desde el comienzo de su mandato. Y por primera vez no lo hará para volar a Estados Unidos. El presidente iniciará la próxima semana una gira de trabajo por cuatro países de Centroamérica que culminará con un desvío y una visita oficial a Cuba. El viaje, que se desarrollará del 5 al 9 de mayo, supone un punto de inflexión en la iniciativa diplomática del mandatario y estará centrado en asuntos de migración, cooperación para el desarrollo e integración económica. Todos ellos “temas prioritarios” para la región, según el Ejecutivo. Acostumbrado a delegar las relaciones bilaterales en el canciller, Marcelo Ebrard, López Obrador ha optado en esta ocasión por desplazarse personalmente a Guatemala, El Salvador, Honduras y Belice porque el telón de fondo de la gira guarda una profunda relación con algunas de las medidas estrella de su Gobierno como el programa social Sembrando Vida.

“La mejor política exterior es la política interior”. La frase, conjugada de distintas formas, es el talismán del presidente mexicano en el terreno internacional. Cuando se fue a Washington o a Nueva York para reunirse con Joe Biden, Donald Trump o intervenir ante Naciones Unidas, lo hizo esencialmente para hacer política interna. Algo parecido ocurre con este viaje, anunciado hace ya un mes y medio. La semana pasada el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, envió una comunicación a la presidenta del Senado, Olga Sánchez Cordero, para informar de la ausencia del jefe de Estado. En el oficio adjunta la exposición de motivos de sus visitas, detalladas por la directora de Coordinación Política de la Secretaría de Relaciones Exteriores por instrucciones de Ebrard.

El triángulo norte de Centroamérica es una “región prioritaria en la política exterior mexicana por los históricos vínculos políticos, económicos y de cooperación que abarcan las tres fronteras de nuestro país y a los socios clave con quienes nos unen amplios lazos de amistad”. Con esta premisa, la Cancillería deja clara la relevancia de la gira también para los equilibrios de América del Norte, ya que todo desafío de la frontera sur repercute en última instancia en la frontera norte con Estados Unidos.

El viaje, indica la agenda, comienza en Guatemala los días 5 y 6 de mayo “con el objetivo primordial de impulsar los temas prioritarios de la agenda binacional como la modernización de la infraestructura fronteriza, los proyectos de cooperación en el marco del Plan de Desarrollo Integral, incluido el programa Sembrando Vida”. Así bautizó el Ejecutivo un proyecto para dar empleo a decenas de miles de personas en la siembra y repoblación del campo y así tratar de paliar los flujos migratorios. En el país vecino López Obrador se reunirá con su homólogo, Alejandro Giammattei, y saludará a los empresarios con inversiones en ese país, con el que México comparten 960 kilómetros de frontera. Desde Guatemala el presidente se desplazará a San Salvador, donde permanecerá unas horas para ver a Nayib Bukele, con quien ya mantuvo encuentros en 2019 y el año pasado, y “repasar los principales temas de cooperación, consulares, comerciales y el marco jurídico binacional”.

Desde la primera cita el mandatario salvadoreño acumula una avalancha de cuestionamientos por su estilo autoritario y sus ataques a la prensa crítica. En cambio, la nueva presidenta de Honduras, Xiomara Castro, encarna un giro a la izquierda del país. “Este encuentro”, señala el Gobierno mexicano, “sentará las bases para establecer en el futuro una asociación estratégica y definir las prioridades de la agenda común en temas comerciales, de infraestructura, consulares y culturales”. Desde Tegucigalpa López Obrador viajará a Belice para “profundizar la agenda política, de cooperación, turística, cultural y comercial” con el primer ministro John Briceño y supervisar los avances de los programas sociales mexicanos.

En la mayoría de los desplazamientos el presidente volará en un avión de la Fuerza Aérea, aunque tanto la salida hacia Guatemala como el regreso desde La Habana lo hará en un vuelo comercial. El mandatario decidió incluir a Cuba en esta gira después de que el pasado septiembre Miguel Díaz-Canel visitara México con ocasión del Día de la Independencia. La conmemoración de los 211 años del levantamiento de Miguel Hidalgo se convirtió precisamente en un alegato en defensa del pueblo cubano y, en un sentido más amplio, de “la lucha por la soberanía”. López Obrador llegó a apremiar a Biden para que levante el bloqueo económico a la isla y ahora emprende este viaje que tiene, sobre todo, alcance simbólico. “La visita a esta Isla reviste especial importancia’ en un momento en que las relaciones diplomáticas pasan por uno de sus mejores momentos”, apunta el documento de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Además de un encuentro con Díaz-Canel, el presidente mexicano conocerá un complejo industrial biotecnológico y asistirá a la inauguración de una librería del Fondo de Cultura Económica. Pero, sobre todo, esta etapa busca “generar las condiciones necesarias para ampliar la cooperación solidaria con ese país, a través del fortalecimiento y adecuación de la cooperación en algunos sectores clave, como el de salud, el económico que propiciará un mayor intercambio comercial entre ambos países y, sobre todo, se buscará adoptar nuevos instrumentos jurídicos que permitan articular acciones para el desarrollo social, la migración y la promoción del comercio”. A finales del año pasado, el Gobierno anunció el lanzamiento de algunos de sus programas sociales en Cuba y en Haití y también se ofreció a respaldar el Gobierno del presidente peruano, Pedro Castillo. Una forma de ampliar las relaciones diplomáticas, afianzar su influencia en América Latina y, al mismo tiempo, asentar los principios de su proyecto, la llamada Cuarta Transformación. Hasta la próxima cita internacional, prevista en la Cumbre de las Américas que se celebra en junio en Los Ángeles.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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