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La esperanza por encontrar a su hijo se renueva para Cecilia Flores

La líder del colectivo Madres Buscadoras de México halla, después de más de tres años de búsqueda, una osamenta en una colonia de Hermosillo que atribuye a su hijo

Almudena Barragán
cecilia flores
Cecilia Flores, en entrevista para EL PAÍS, el 9 de febrero de 2022.Nayeli Cruz

El hallazgo de una osamenta ha dado nuevas esperanzas a Cecilia Flores de encontrar a sus hijos desaparecidos por el narco. El colectivo Madres Buscadoras de México, antes conocido como Madres Buscadoras de Sonora, encontró la noche del jueves los restos de una persona enterrada en un barrio a las afueras de Hermosillo, capital del Estado de Sonora. “Creo que encontré a mi hijo Marco en la búsqueda de hoy. Reconozco su dentadura y forma de cráneo. Siento que me derrumbo”, escribió la mujer en sus redes sociales.

Los restos humanos enterrados en posición sedente fueron encontrados cerca del kilómetro 5 de la Calle 20 Sur, en un terreno baldío en la zona conocida como Costa de Hermosillo. Las autoridades que procedieron al levantamiento de los huesos realizarán una prueba de ADN para verificar que se trata de Marco Antonio Flores, desaparecido en 2019 en Sonora, a manos del crimen organizado. Los resultados se conocerán en los próximos días.

Una llamada a última hora de la tarde puso a Cecilia Flores de nuevo en marcha. La mujer, de 48 años, vive pegada al celular. Cada día recibe cientos de mensajes a través de Whatsapp y redes sociales con información sobre personas desaparecidas y la localización de posibles fosas clandestinas.

El jueves una nueva notificación le devolvía un poco de esperanza. “Así como me llegó la información llegamos al lugar y ahí estaba”, cuenta Flores al otro lado del teléfono. “El cuerpo no estaba muy visible, batallamos toda la tarde para localizarlo, pero al final pudimos hacerlo. Estaba sentado, solo. No había nada alrededor”, describe con total frialdad. “Ahora solo nos queda esperar a que lleguen los servicios periciales, que se procese el cuerpo y que se empiece a trabajar para saber si es o no mi hijo”.

Desde que desaparecieron, no ha parado de buscar a sus hijos. Primero, Alejandro Guadalupe en 2015, secuestrado a plena luz del día en Sinaloa; después, Marco Antonio, levantado en Sonora en 2019. Al principio no tenía muchas herramientas a su alcance, pero hizo tanto ruido a través de redes sociales y en medios que le apodaron “La mamá grande de Sonora”. Cada día la lista de desaparecidos en México crece sin parar y roza las 100.000 personas.

Desde que Flores se echó al monte por primera vez, empezó a retransmitir sus batidas en el desierto, en basureros, en predios y vaguadas. Tenía la esperanza de que sus hijos vieran sus videos y de que sus captores los liberaran si transmitía constantemente a través de su Facebook... Las redes sociales le permitieron contactar con otras madres que estaban en la misma situación que ella, pero sus hijos no volvieron a casa.

Al principio las madres que se reunían en las búsquedas eran muy poquitas. En tres años, Madres Buscadoras de México se ha convertido en una plataforma de más de 2.000 integrantes. “Ya somos investigadoras privadas, antropólogas, las que toman cuerpos... Antes no sabíamos nada, pero ahora hemos aprendido y somos más eficientes que las propias autoridades”, señalaba Flores en una entrevista con EL PAÍS. La mujer reclama el silencio de las autoridades estatales y federales, una inacción que las ha empujado a salir a buscar a sus hijos con sus propios medios.

El año pasado tuvo que huir de Sonora con lo puesto. El 15 de julio, un comando llegó a la casa de su compañera Aranza Ramos, en Sinaloa. La mujer de 27 años llevaba seis meses buscando a su marido desaparecido. Fue asesinada esa misma noche. Horas después, una llamada alertó a Cecilia: la muerte de Ramos era una advertencia, ella era la siguiente. Pese a las amenazas, ha regresado a Sonora todos los meses para continuar buscando a Marco Antonio. “No puedo quedarme en mi casa mientras Alejandro y Marco Antonio están desaparecidos. Llevo muerta en vida desde que se los llevaron, para mí ya no hay Navidad, ni cumpleaños, ni Año Nuevo”, responde.

Ahora espera que al menos esa búsqueda haya terminado. “Quiero volver a ver a mis hijos, aunque sea en un puñado de huesos”. Esa es una de las frases que más repite Cecilia Flores desde hace siete años. Esa y que su familia, por fin, pueda descansar en paz.

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Sobre la firma

Almudena Barragán
Periodista de EL PAÍS en México. Escribe sobre temas sociales con perspectiva de género: desigualdad, violencia y feminismo. Ha trabajado en la sección Verne México y en diversos medios españoles y mexicanos, entre los que destacan El Economista.es y El Financiero Bloomberg. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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